por: Dr. Rafael Escalona
Plataforma Taurina Nacional
Siempre he sido partidario de querer tener una Fiesta Taurina culta, artística, intelectual, buena, bonita y barata, que me pueda culturizar en la más amplia concepción del término; pero parece que no he podido entender que eso me lo permite una Corrida de Toros.
Una Corrida de Toros, también permite detenerse en analizar a profundidad el papel de la Tauromaquia en la Pintura, el Cine, la Fotografía, el Teatro, la Antropología, la Historia, la Ciencia, la Medicina Taurina, la Economía, el Periodismo, la Medicina Veterinaria, el Turismo; la Ecología, las viejas y nuevas Artes Escénicas, la Sociología, la Arquitectura, la Danza y cualquier otra Ciencia que se le relacione directa o indirectamente a la misma; pero parece que no he podido entender que una Corrida de Toros me permite analizar todo eso.
Una Corrida de Toros, también permite conversar con esa pléyade de Intelectuales; Artistas, Aficionados Taurinos de Solera, conversadores de oficio y charlatanes, que en la diversidad de criterios puedan acercarse al mundo del toro para analizarlo como un acto de una profundidad y religiosidad sacramental; todo ello, en un ejercicio que supone que un hombre libre, profesional, biboleado y Artista, lidie un toro íntegro. Que ello permita a los protagonistas de ese ritual: tolerancia y respeto, ese que se le debe profesar a quienes están en este maravilloso mundo taurino; pero parece que no he podido entender que una Corrida de Toros me lo permite.
Parece que no he entendido también, que una Corrida de Toros permite admirar al Toro de Lidia como un símbolo primigenio de la cultura que nos legaron nuestros ancestros; y no quiero entender que por tener mi mente carcomida por el gusano de la ignorancia taurina, con mis actuaciones dentro del mundo del toro, no preservo tan bello animal; y soy yo, y más nadie, quien está firmando su sentencia, condenándolo a que viva encerrado en un zoológico, en vez de luchar por mantenerlo en su hábitat natural, alejándolo de la muerte indigna de un matadero. Discúlpenme ustedes, pero parece que no he podido entender que una Corrida de Toros me permite cuidar al Toro de Lidia.
Parece que no he entendido también, que una Corrida de Toros es un espectáculo tan hermoso y que le gusta a tanta gente, que en Venezuela, después del Beisbol y del Futbol, es la actividad artística que aglutina más espectadores en un determinado lugar, pero con una diferencia, si un Domingo, en algún pueblo de Venezuela se hace simultáneamente, un partido de beisbol o de futbol y una corrida de toros, la gente como que va, más a la Corrida de Toros. Discúlpenme ustedes, pero parece que no he podido entender que una Corrida de Toros me permite hacer ese análisis.
Una corrida de Toros, también permite que en ese mundo que no he podido entender, haya Empresarios que dan Corridas de Toros; Toreros, todos insignias; Apoderados, Subalternos, Banderilleros, Mozos de Espada, Picadores, Areneros, Mulillerros, Monosabios, Alguacilillos, Torileros, Comisiones Taurinas, Gremios de Toreros, Bandas Musicales, Médicos Taurinos, Periodistas, Cronistas, Medios de Comunicación, Presidentes de la República, Gobernadores, Alcaldes, Parlamentarios, Jueces, Rectores de Universidades e Intelectuales, Abogados eminentes, conspicuos Militares y una buena sargentería; Alumnos de Escuelas Taurinas, Cotuferos y grandes artesanos, soberbios Fotógrafos, Aficionados de Hueso Colorado y habladores de huevonadas, Vecinos, Jóvenes que se meten tremendas peas en las corridas de toros porque esa es la manera de disfrutarla para ellos; o, el que vende los pinchos y las entradas al festejo; el tobero y el que vende el Whisky; el que vende los Choripanes; el que barre la Plaza; en fin, Ellos y muchos otros, son tan inteligentes que hasta han sido capaces de luchar por crear Leyes Taurinas y mecanismos institucionales, que den una plataforma jurídica de lucha frontal para poder sostener la Fiesta de Los Toros y defenderse de los animalistas anti taurinos.
Todos luchan sin tesón para que el Estado Venezolano, subvencione la cría del Toro de Lidia y que no se restrinja la importación de vientres y Sementales para que la materia prima -que es el Toro- sea menos costoso y el Empresario pueda así, dar más y más corridas; así los Toreros y todo el personal de Cuadrillas puedan actuar de manera permanente, cobrando y placeándose más; pudiendo bajar los costos operativos de una corrida y así disminuir el precio de las entradas. Todos sin excepción, hasta esos aficionados de hueso colorado y los habladores parlanchines de oficio, que hablan de toros sin ir a una corrida; esos, que siempre están prestos a defender la Fiesta de los Toros de esos ataques tan simples e insignificantes como el sucedido en Tovar el sábado 14/9 en sus pasadas ferias, donde hasta es natural que no entren los niños, niñas y adolescentes, donde también es natural y normal que metan preso a los Empresarios Taurinos; o que Toreros y Apoderados tengan que salir huyendo de una Plaza para que no los pongan presos; dónde se está luchando a brazo partido? -porque están advertidos- que pronto irán por todas las personalidades que acabo de nombrar; y que bajo ningún concepto han permitido que se dañe la Fiesta. Por favor, pido perdón y discúlpenme ustedes, pero parece que no he podido entender que una Corrida de Toros me permite hacer ese análisis. Lo más probable debe ser, que me estoy alimentando la mente con el ego de la idiotez en la que me encuentro sumido.
Parece –así dicen los que saben de esto-, que La Fiesta de los Toros goza de muy buena salud; que la misma no huele a pescado pasao. Así que no vengan ahora a decir que hay problemas en el Mundo del Toro; que no hay hipocresía que pretenda amordazar la dignidad de los Taurinos; que en la Fiesta no hay temperamentos y actuaciones vulgares que hacen prosperar y fecundizar frondosos árboles que solo alcanzan a darle sombra a las alimañas que viven a su alrededor en un lodazal. Discúlpenme ustedes, pero parece que pude hacer algún análisis, producto que trato todavía de entender lo que es la Fiesta de Los Toros.
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