* Triunfo de Benítez con indulto justo y magistral lección con la espada de Manzanares
por: Rubén Darío Villafraz
rubenvillafraz@yahoo.com
SAN CRISTÓBAL.- La corrida del viernes 29 de enero, una de las más atractivas del abono, reunió en el curso de su desarrollo varias lecturas a tomar en cuenta. Tres toreros en la plenitud de su condiciones y ambiciones; se corrían toros de una de las ganaderías más regulares en cuanto a triunfo se refiere en Venezuela; y por último, era de esperar que las pasiones se desataran a tenor que los toros y toreros ofrecieran espectáculo.
Todo esto ocurrió en tarde agradable que no llenó las expectativas en los tendidos, pues numerosos claros se vieron, y eso que se esperaba agotar el billete. Si a ello unimos que para tal efecto la fiebre del béisbol desatara pasiones en cada esquina de la ciudad capital tachirense, estamos hablando de un ambiente atípico de feria por demás.
Ha cumplido Ricardo Ramírez con los toros titulares que trajo desde Las Porqueras. Seis exponentes de belleza y bravura en distintos grados de definición. Le colocamos el asterisco al anovillado sobrero que soltó, que a la postre le brindó un triunfo ganadero en duda. Los hubo ásperos, los hubo con genio, los hubo nobles y con recorrido, así como también descastados. En fin, como en botica diríamos, contando con toreros de amplísimos recursos.
Leonardo Benítez se ha encontrado por buena o mala suerte un toro con nobleza y recorrido, pero que una vez sometido en sus terrenos, buscó los suyos, que no fueron otros que las tablas. Frente al burel, Benítez se ha labrado una faena de garra, temple y entrega total, logrando la anhelada conexión de tendidos como bien lo sabe lograr en esta plaza. El anovillado y escurrido astado, que saltó al ruedo en sustitución del precioso cuarto que se partió una pezuña al recibirle de capa, fue literalmente una carretilla ante la poderosa y variada muleta del torero caraqueño, que le exprimió toda su bravura, la misma que le fue esquiva en momentos precisos de su lidia, saliendo suelto al final de las series, por la diestra y zocata, como de la misma manera buscar descaradamente las tablas al final del largo trasteo. La petición del indulto no se hizo esperar, y como para echar un poco la feria de ánimos pa’rriba, Don Álvaro Moros, a sabiendas que Benítez no se da coba con los indultos, apuró el pañuelo que concedía el indulto al utrero adelantado que “bajo de la manga” se traía Ricardo Ramírez en su haber. Por cierto, faena que le brindó a su eterno apoderado: Arturo Magaña, quien ya no vela por sus intereses
Previamente en el que abrió plaza, Benítez se había encontrado con un astado de áspera y rebrincada embestida, el cual no logró someterle ni estarle a gusto. Su variado manejo con el capote, así como algunas tandas por la diestra, destacando su limpio uso y colocación de los palitroques fueron lo mejor de una actuación que perdió interés tras recetar un pinchazo, antes de dejar una estocada caída.
Lo otro meritorio de la tarde vino de las manos de un pletórico Manzanares, quien ha estado cumbre ante el serio jabonero que pechó en segundo lugar de la tarde. Toro de no fáciles condiciones, al cual supo descifrarle el alicantino torero los hilos por dónde sacarle faena. A media alturita, con toques de muñeca imperceptibles, un temple milimétrico, así como una firmeza sin discusión por ambos pitones, fueron estos los elementos para realizar una faena de menos a más, que rubricó con un catedrático volapié, en todo lo alto, fulminante, para merecer las dos orejas, sin discusión alguna; una de ellas premio a la estocada concurso a la de la feria. Ante el quinto, simplemente se justificó, pues lo soso y descastado del toro no le dio más opción que pasaportarlo con dignidad, nuevamente con una estocada marca de la casa.
Perera tuvo que echar mano a sus recursos lidiadores en las cercanías de pitones ante el sexto para no verse abrumado ante el resultado de sus compañeros quienes tenían asegurada la Puerta Grande. No era un toro de mayores posibilidades, pero el espigado torero supo templarle y pulsearle una a una las embestidas del toro, para al final sacar agua de un pozo seco de bravura. Un arrimón «ojedista», donde los pitones pasaban a milímetros del bordado de su taleguilla fue justificativo para no pasar desapercibido en el sentir de los aficionados. Tres cuartos desprendidos posterior a un pinchazo motivó que se le premiara con una oreja.
En su primero, un jabonero de “malas pulgas”, lo complicada de su embestida, venciéndosele por el derecho, hizo pasar más de un susto a los asistentes, pues estábamos en presencia de un duelo entre el hombre y la bestia, con olor a cloroformo en el ambiente. Se le silenció tras dilatarse con el acero.
FICHA DEL FESTEJOPlaza de Toros Monumental de San Cristóbal.
XLV Feria de San Sebastian 2010.
Viernes 29 de enero. II corrida de feria
Con poco más de dos tercios de plaza (aproximadamente 12.000 personas) se han lidiado seis toros de LOS RAMÍREZ (Ricardo Ramírez Mora), variopintos de pelaje, bien presentados en su mayoría a excepción del 4º bis; con recorrido y codicia a los engaños en distinto grados, los menos potables 3º y 6º. Como sobrero tras lesionarse una pata el titular se lidió en 4º lugar «Trovador» N° 137 de 435 kilos, el cual posteriormente fue indultado.
Pesos: 437, 475, 442, 435, 472 y 460
LEONARDO BENÍTEZ (Rosa de palo y oro): Palmas y dos orejas simbólicas
JOSÉ MARÍA MANZANARES (Berenjena y oro): Dos orejas y silencio
MIGUEL ÁNGEL PERERA (Verde esmeralda y oro): Palmas y una oreja
INCIDENCIAS:
*** Entre las cuadrillas destacaron en la brega José Linares “El Yoni”.
*** El festejo comenzó con un inusual retraso de 15 min.
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