Estruendosa fue la ovación cuando el joven novillero saltó los muros y se paró en el tercio a esperar que salieran los matadores. Foto: Germàn D`Jesùs
por: Kike Rosales.
Cuando el rejoneador Colombiano Dayro Chica que estaba anunciado para la corrida del Sábado 14 en Tovar desistió de ir a la misma, se anunció en sustitución al joven novillero Jesús Enrique Colombo, de 16 años de edad, quien alternaría junto a los matadores: Sebastián Vargas (Col), Iván García (Esp) y el Venezolano Hassan Rodríguez “El Califa de Aragua”, eso fue lo oficial; la verdad es que después vivimos uno de los momentos más tristes y ofensivos que hemos visto en el mundo del toro, al menos en este país.
Cuando en el patio de caballos estaban todos los actuantes, apareció de repente una comisión gubernamental que prohibía la actuación del venezolano Jesús Enrique Colombo; ello motivó un movimiento de abogados taurinos que pedían una explicación ante la medida. Legalmente está la orden de no dejar que los espectadores menores de 18 años vean una corrida (en Tovar), pero la parte que tiene que ver con las actuaciones: decir que no toree, no aparece por ningún lado. Ante esta prohibición el joven novillero saltó los muros y se paró en el tercio a esperar que salieran los matadores; la estruendosa ovación mostró que la irreverencia del párvulo tenía apoyo popular; esa fue la sentencia, ese es el dolor, el orgullo de la ley se sintió ofendido.
Foto: Germàn D`Jesùs
La venganza apareció en la mirada del “verdugo”, que alguien fuera preso para pagar tan grande “afrenta”, fue la sentencia; esa que obligó a la madre del novillero (ver foto) andar a escondidas entre los tendidos -pareciera que parir un hijo torero es un delito grave- para que no la hicieran presa; alguien debía estar tras las rejas y lo encontraron: el empresario fue el detenido.
Ante esta tragedia de “vergüenza mágica” hubo dos hechos tristes: la comisión taurina dejó solo el palco cuando toreaba el muchacho; el pasaje bíblico de “lavarse las manos” apareció; lo otro, el silencio cómplice de la asociación de toreros, que estando allí presente, no dijo nada ante el atropello.
Alfonso Ramírez “El Polaco”, cronista de Tovar recibió un justo homenaje antes de iniciar la corrida; dijo una frase que más o menos es así “esa triste gente que está en contra de una fiesta tan hermosa”; es verdad, solo que en esta tristeza se deben sumar los que supuestamente estando metidos dentro de la más hermosa de las fiestas, se silencian; la Comisión Taurina que huye al sonido de las esposas con miedo, o el gremio que levanta los hombros de manera silente cuando un torero tiene el delito de ser joven. Hay un libro del “polaco” que después de lo visto el Sábado 14/09 describe lo lamentable que vivimos: “DE TOVAR SOLO QUEDAN LAS PALABRAS”. Y también el hecho de ser tratados como delincuentes los que van a la más hermosa de las fiestas.
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