¿Cómo está el futuro de la fiesta en el país?
por: Kike Rosales.
La extraña pelea que se debe dar contra los llamados “enemigos” de las corridas de toros a veces nos confunde, la esperanza de mostrar el respeto que se siente por el acto de una corrida por quienes la respaldan, choca contra muros vergonzosos; esos edificados en base a la ausencia de convicciones que nos llevan a ver problemas más personales que gremiales; o como en el caso de Tovar, cuando Camilo Cepeda, alumno de la escuela taurina casi a empellones iba a ser sacado de la plaza por la policía.
El delito del joven novillero: Ser aficionado a las corridas de toros; ese sueño de convertirse en matador casi lo lleva a la cárcel, sin haberse robado una cartera o gritar una grosería; su delito: Querer ser torero a una edad menor de 18 años, un hecho que pareciera ser un crimen de cadena perpetua.
La novillada de Tovar con un encierro que fue rechazado por no dar con el peso, luego la lidia de animales que estaban por arriba de la edad mínima que fueron los que sustituyeron a los “flacos” echados para atrás, salieron sin raza y con problemas para los muchachos que torean tan poco.
Cada vez que vemos cosas tan pueriles como el problema de las asociaciones de toreros en Venezuela, el cómplice y vergonzoso silencio ante el atropello a un joven aspirante y la presentación de novilladas tan faltas de categoría nos permite ante la pregunta de, ¿Cómo está el futuro de la fiesta en el país? Decir una respuesta muy sencilla: Jodido es que se ve.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario