El Dr. Pedro Casanova relata los hechos de los que fuera testigo. Foto: El Dr. Casanova entregando el premio "El Cóndor" de la Peña San Pedro del Río, al novillero Triunfador de la Feria de Mérida 2012
por: PEDRO CASANOVA
Tovar, estado Mérida.- Jesús Enrique Colombo y sus padres presentaron toda la documentación que le pidió la Comision Taurina Municipal de Tovar, exigida por los Reglamentos de Espectáculos Taurinos de Tovar para que pueda actuar en un espectáculo público.
Estando el torero en el patio de caballos, se presentaron la Defensora del Pueblo, escoltada con un equipo anti motines y esbirros tarifados en un intento por impedir la actuación del novillero de 15 años de edad, triunfador en ruedos de Venezuela, España, México, Colombia y el Perú.
Jesús Enrique, en un pestañear de ojos de los funcionarios se les "coleó "y, con dos cojones, se plantó en el ruedo antes del paseíllo para evitar que le echarán mano los esbirros ... Comenzó la corrida sin la solidaridad de los matadores actuantes, con la digna excepción del matador de toros español Iván García, quien se atrevió brindarle a Colombo la muerte de su primer toro.
El cuarto ejemplar de la corrida, primer novillo del lote de Jesús Enrique Colombo, comenzó el "zipi zape".
El matador de toros Jesús Colombo, padre, hizo de torilero, de músico, de cambio de tercios, todo ante la ausencia de la ausente Comision Taurina y de la banda de música que se salió de la plaza.
El niño torero, a pesar de los nervios con tanta presión, toreó un bravo novillo colombiano de El Capiro y puso de manifiesto en el ruedo sus adelantos profesionales para despachar de un soberbio espadazo al novillo, que rodó a sus pies sin puntilla. Por aclamación del pueblo fue premiado con las dos orejas, ordenadas por el Alcalde Lizandro Morales.
En su segundo novillo, perteneciente a la ganadería de Campolargo, Jesús Enrique Colombo hizo el mandado y le cortó una oreja.
Los matadores, sin suerte, se fueron sin trofeos y sin mirar para los lados en su nube de figurines.
A partir del cuarto toro, se activó la persecución para meter presa a la madre del novillero, cuatro intentos de ponerle las esposas y ella con la raza que le transmitió a su hijo, les hizo frente y finalmente salió escondida y camuflada con los subalternos de los toreros. El padre, Jesús Colombo, huyó por los potreros y “El Niño” se escondió en un rincón de la plaza, para salir escabullido de los esbirros, en la maleta de un carro, en los sitios oscuros, esperando un descuido para correr y evitar ser puesto preso; y lo logró, siendo las diez de la noche, en mi vehículo reuní la familia Colombo quienes se abrazan y no dan crédito a lo que ocurre.
Presente y futuro incierto, con orden de captura y desprotegidos de las leyes patrias escritas en el escaso papel sanitario que le queda a la nación venezolana.
Sigue la fiesta con menos invitados y con los días contados....
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