Sábado 18 de Mayo en San Cristóbal


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Escuela Taurina César Faraco: Plaza Monumental, Pueblo Nuevo  
Restaurante Miura: Calle 18 con carr. 20, San Cristóbal 
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29/1/11

Un crucigrama bajo el sol

Vanegas estuvo centrado, resolutivo, dejando la muleta puesta por delante. Foto: Comana

por: Víctor Ramírez “Vitico”

La segunda corrida de toros de la feria de San Sebastián se celebró bajo un canicular sol; fue una especie de crucigrama en el que se mezcló de todo un poco, por una parte un encierro mal presentado, con hechuras muy dispares y de juego muy desigual; tres toreros con estilos muy contrastados que salieron con valor, en una tarde extraña, con sucesos que desde luego invitan a una profunda reflexión.

Destacó del encierro, el cuarto de lidia ordinaria: “Jacaranda”, un toro terciado, que ya de salida anunció su buena condición. El presidente se mantuvo firme en negar un indulto que no venía a cuento y en cambio se pasaron por alto ciertos detalles de la lidia, como los toques de los avisos a Conde (que no se escucharon).

Javier Conde no se acopló con el buen toro que sorteó en primer turno: un ejemplar chico que en el último tercio embistió con clase y bondad. Conde nunca lo vio claro; cerrado en tablas se lo pasó por la periferia en muletazos despegados, en línea y sin la más mínima confianza. Las pocas veces que se decidió a engancharlo y torear, el toro siguió el engaño con bondad.
Ante su segundo cambió el panorama. Conde salió decidido y lanceó con gusto a la verónica a pesar de tomar el capote muy de largo, lo cual quita belleza al lance. En el tercio final, el diestro dejó que la inspiración hiciera el resto, en una faena personal, con fases de muy buen toreo, de mano baja y ligando los muletazos. Excelentes de verdad, varios de los naturales en los que Conde llevó largo y por abajo al buen toro, que terminó de menos a más. Desdenes, recortes personales, coreografía, gestos, todo ello se unió en la extraña e intermitente faena que desde luego no dejó a nadie indiferente. El público, muy metido en la labor comenzó a solicitar el indulto, y empezó el consabido número de mirar al presidente, hacer gestos de no querer matar al toro, lo cual era lo procedente. Sonaron los tres avisos, el toro regresó vivo a los corrales y Conde dio una apoteósica vuelta al ruedo, en medio de la división de opiniones.

César Vanegas salió como de costumbre a darlo todo, a base de raza, casta y buen toreo. El venezolano toreó con la mano baja, templó y ligó varias series de hondos y poderosos derechazos a un primer toro bravo y encastado, que siguió el engaño humillando y repitiendo. Vanegas estuvo centrado, resolutivo, dejando la muleta puesta por delante para enganchar las buenas embestidas de su antagonista, al que mató de una buena estocada, cortando dos orejas.
El sexto fue un toro áspero, con peligro sordo, que se quedaba debajo haciendo hilo, tratando de “cazar moscas”. César Vanegas lo lidió con holgura y sapiencia, lo cual quedó demostrado en la inteligente lidia sobre las piernas con la que se lo llevó a los medios, pero no había tela dónde cortar y el torero optó por abreviar, fallando con la espada.

Serio, entregado y profesional, Miguel Ángel Perera estuvo muy por encima de las condiciones de su primero: noble pero tardo y parado. El torero anduvo sobrado, jugando perfectamente con los toques y las alturas del engaño, ligando poderosos muletazos de mano baja que encandilaron, a pesar de que el toro se paró en seco. Pero el firme empeño de Perera y el “látigo” que tiene por muleta, hicieron el resto. Las dos orejas premiaron el conjunto de la faena y una estocada fulminante aunque algo baja.
Lanceó con gusto y empaque a la verónica al último, con el cual volvió a mostrarse firme y serio, en una labor de gran mérito, porque el español estuvo profesional y entregado.

Abrió la tarde el rejoneador José Luis Rodríguez que volvió a pechar con toro rajado, manso y bronco que más que embestir, arreaba con genio. Templado, pulcro y torero, Rodríguez clavó arriba rejones y banderillas, con clase y pureza. Los fallos con el rejón final dejaron todo en una vuelta al ruedo.

FICHA DE LA CORRIDA

Plaza de toros de San Cristóbal.
Viernes 28 de enero.
Segunda corrida de feria. Media entrada.

Un toro de Campo Pequeño para rejones (primero): manso, tardo y soso. Seis toros de Los Ramírez, mal presentados. Destacó el quinto “Jacaranda”, número 149, bravo y noble para el que se pidió el indulto. Nobles y con clase segundo y tercero. Parados, tardos y sosos cuarto y séptimo. Manso y deslucido el sexto.

Pesos: 436 (rej), 438, 435, 440, 436, 438 y 435 kilos.

Rejoneador José Luis Rodríguez: Vuelta.

Javier Conde (negro y oro): Silencio tras aviso y vuelta tras tres avisos

César Vanegas (burdeos y azabache): Dos orejas y silencio tras aviso.

Miguel Ángel Perera (lila y oro): Dos orejas y palmas.

Los tres toreros y el ganadero salieron a hombros.
Destacaron en la brega Juan Sierra, Gerson Guerrero y Javier Fuentes. Javier Conde fue sancionado por la comisión taurina por no entrar a matar a su segundo toro.

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