Diego Silveti no tuvo la suerte suprema de su lado pero demostró un valor innegable al arrimarse retando el peligro. Foto: Comana
* La primera de feria de San Sebastián: Novillada con picadores, tuvo en el mexicano dos momentos de admiración por suentrega y una particular forma de meterse en los terrenos de su enemigo.
por: César Omaña
Director de venezuelataurina.com
San Cristóbal.- a las 4:20 pm se dio inicio con el paeillo que ofrecía la novillada picada del abono de san Sebastián en esta ciudad. Una plaza con muy poca entrada fue testigo de las actuaciones de
Jhonatan Guillén
Juan Gómez
Diego Silveti (mexicano)
Guillén: Vino de triunfar en Tovar 2010. Su primero fue de mucjha estampa; sin embargo, no logró sacarle buenas enbestidas. Silencio
En su segundo vino a jugársela; desde sus primeros lances quiso agradar; el quite por gaoneras fue muy vistoso aunque no le salió del todo bien; en la muleta realizó sus dos primeros pases de hinojos en los medios con un peligroso pase cambiado que levantó de sus asientos a los asistentes. Logró sacar algunos pases por el pitón derecho sin llegar a hilvanar tandas que le impidieron la música. Silencio. El fallo con el acero estuvo presente en ambos.
Gómez: Se persentó a este ruedo donde ha tentado varias veces, con un terno hueso y oro rematado con cabos blancos; algo apurado le vimos en los lances de capa. En un pase con la cara alta su novillo le golpeó el brazo lo cual le disminuyó facultades. Silencio tras aviso
En su segundo apenas le dio lances por la cara al su salida. La buena vara fue aplaudida por el púbico . Su burel salía distraído de su muleta; en una ocasión logró embarcarlo en una tanda buena por la derecha que le aplaudieron. Se notó su poca fuerza y dolor por el golpe anterior. Se le complicó la muerte del burel pues el puntillero fue errático en repetidas ocasiones. silencio
SIlveti: El mexicano precedido de la Dinastía torera más antigua, sacó su clase y valor en cada actuación. Ante su primero que brindó al público sorprendió con los recursos de su capote arrancando los Oles; luego en la muleta inició con cuatro sorberbios estatuarios clavado en el albero de Pueblo Nuevo. Pronto vino la música que le ayudó a meterse en el corazón de los aficionados. Es un veradero suicida al meterse en los terrenos prohibidos y descubrirse en la cara de su enemigo. Lamentablemente pinchó y se quedó en Palmas su trofeo.
Para el cierre, pareció importarle nada su vida, cuando en los medios citó en cuatro ocasiones para dar peligrosos pases cambiados por la espalda que pronto pudo conectar con tandas ajustadas para sacra la música del palco. Sufrió una voltereta sin consecuencias por esa estoica forma de arrimarse en unas manoletinas. De nuevo la espada le privó de trofeos llevándose las palmas sinceras a su labor.
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