Alternativa para la historia de “El Califa de Aragua” que estrena grado en Maracay el 18 de marzo. Foto: J. Ramírez
* En la Feria de Mérida
por: Jesús Ramírez “El Tato”
Mérida sigue siendo una ciudad encantadora para el turismo. En avenidas, plazas y parques, perdura el reflejo del cuido y el cariño. La plaza de toros en la dirección laboriosa de Corealsa, sigue resistiendo los embates de los antis que dañan con su brutalidad los esfuerzos para mantenerla altiva y conquistadora.
El mejor referéndum para conocer si gusta el espectáculo taurino se dio en la plaza de toros Román Eduardo Sandia, con buenas entradas en todas las localidades, llenas de un público aficionado que disfrutó en grande el rendimiento de los toros y la entrega de los toreros.
Ha sido una feria, -ya lejos de la euforia- digna para la reflexión, ya que estamos en plena cuaresma, tiempo litúrgico de conversión que nos prepara para la fiesta de la Pascua.
Las ganaderías colombianas ocuparon el cincuenta por ciento en las corridas. Divisas de éxito del país como “Los Ramírez” y “Rancho Grande”, solicitadas por las figuras, estuvieron ausentes; mientras Ernesto Gutiérrez vino con un encierro muy mal presentado, toros brochos, casi mochos, seguro que le sobraron al ganadero de Manizales tras la brillante temporada de las plazas de Bogotá, Cali y Medellín. Qué verguenza, ver a un torero como “El Juli” pidiendo el indulto para su segundo brocho. Como están las cosas, no es extraño que ahora las figuras españolas pidan estos toritos para poder venir a demostrar su “maestría” por estos predios.
Hubo labores importantes que destacamos en este resumen. Una meritoria oreja con buen toreo del novel Antonio Suárez; convincente actuación de Jesús Colombo que ha asumido con responsabilidad el rol de novillero con entrega y evidentes progresos. Tiene carisma e inteligencia.
“El Califa de Aragua” correspondió a las expectativas con pundonor y valentía. Lució buen toreo de capa, efectividad en banderillas y supo aprovechar la bravura del toro del doctorado. Llega pronto a los tendidos y puede convertirse en el torero que Venezuela espera. Sebastián Castella estuvo en torero con un toro, clase, empaque y valor seco pero con torería. Otto Rodríguez cortó merecida oreja en faena equilibrada y torera sin desentonar en ningún momento. Lamentablemente uno de sus toros fue devuelto.
Ha sido la mejor actuación en el país de “El Fandi”, con el toro del merecido indulto. Alejandro Talavante con sello personal muy valiente cortó dos orejas. Leonardo Benítez siempre con pundonor da la cara por los nuestros con profesionalismo. Después de triunfar rotundamente en la pasada feria, le dieron este año la corrida de “La Cruz de Hierro” que ya no asusta y le cortó una oreja que valió por dos. Muy bien Antonio Ferrera, todo un espectáculo en banderillas y que además torea con gusto y aplomo. Lo veremos en Maracay. Juan Bautista toreó con gusto y reposo llevándose el premio a la mejor faena. Buen triunfo de José Luis Rodríguez la noche de las emociones a caballo con forcados. Un festejo apreciado en Mérida. Rotundidad de “El Cid” con la espada le valió cuatro orejas pero no el trofeo de la feria ¡Increíble! Convincente actuación de Rafael Orellana, con seriedad y aplomo para entrar en el círculo de triunfadores. Destacada actuación de Alexander Guillén en festejo del martes con incómodo encierro de Campolargo, recibiendo la única oreja de la tarde. Mas oportunidades valederas, reclama este fino torero merideño. Nuevas probaturas de Leonardo Rivera, buen gusto de Valenzuela y esfuerzo de superación del nuevo matador local Jhonatan Gillén.
Una feria, indudablemente, bien organizada por los hermanos Rodríguez Jáuregui para el recuerdo, con muchas cosas buenas y también con mucho lugar para la reflexión. Es hora de hacerlo por el bien de la fiesta. Mérida lo merece……
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