El nuevo inquilino del Palacio Liévano hizo pública su opinión con relación a la fiesta taurina.
Por: Cartas de los lectores - El Espectador - Colombia - Alejandro Moreno Muñoz. Cúcuta.
Su apreciación fue chocante para los aficionados taurinos, pues pretende llamar a una discusión sobre lo que él considera un acto alrededor de la muerte. El toreo es un arte que involucra todas las expresiones del ser humano; es pasión, cultura y emoción para los que entienden o comprenden de lo que se trata el enfrentamiento entre toro y torero. Los toros son tan antiguos como la propia lengua, como la fe venida con los españoles, con años de tradición, no solamente en Colombia sino en otras naciones colonizadas, como Venezuela, Perú y Ecuador. La fiesta brava forma parte de esas costumbres que generan exaltación en todo aquél que las disfruta.
Sin embargo, parece una moda, impuesta por movimientos que se autodeclaran proteccionistas, persuadir a sectores políticos en contra de las corridas de toros usando argumentos que en principio lucen razonables, como el de no al maltrato animal; esto causa el respaldo casi inmediato de aquellas autoridades que no conocen o no comprenden la fiesta brava. Es necesario salir con argumentos convincentes ante las autoridades que busquen retirar de los cosos taurinos las corridas.
Por eso el manifiesto de Antonio Caballero y Alfredo Molano y otros taurinos colombianos (con el cual me solidarizo) debe ser respaldado por todos los aficionados, no solamente de Colombia, sino de cualquier lugar del mundo, que sientan la fiesta brava como suya.
Alejandro Moreno Muñoz. Cúcuta.
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