Cortó oreja en su doctorado. foto
por: Víctor Ramírez “Vitico”
El diestro español Julián López “El Juli” cortó tres orejas y salió a hombros en la corrida que sirvió de marco para la alternativa del venezolano Hassan Rodríguez “El Califa de Aragua”, que obtuvo una oreja al igual que el francés Sebastián Castella, ante una noble y suave corrida de Ernesto Gutiérrez.
Hassan Rodríguez “El Califa de Aragua” saludó con buenos lances a la verónica al noble toro de su alternativa, al que banderilleó con poder y emotividad. El torero aragüeño se mostró sereno, tranquilo y con oficio ante “Cóndor” al que llevó largo, con temple y mando. Rítmica y entregada faena de El Califa que corrió la mano con gusto en buenas series por el pitón derecho, dando salida al toro con largos pases de pecho. Al bondadoso astado le toreó con suavidad, colocándose bien, dando pausas entre serie y serie, demostrando madurez y seguridad. Entró a matar con mucha rectitud y agarró una entera algo suelta pero tras certero descabello, cortó la primera oreja como matador de toros. Ante el sexto se mostró igual de entregado, pero algo más tenso destacando al banderillear con riesgo y poder. Voluntarioso y entregado, El Califa de Aragua logró algunas tandas en las que hubo buenos muletazos mezclados con otros menos lucidos, quizá presionado por el deseo de cortar el trofeo que le hubiese abierto la puerta grande. El toro fue complicado por su tendencia a quedarse corto y meterse por dentro, pero esto lo resolvió el torero con entrega. De haber acertado con la espada pudo obtener mayor recompensa, pero lo importante es la buena impresión que dejó en su ascenso al escalafón mayor.
Con la exactitud de un relojero suizo, El Juli volvió a dictar una lección de conocimiento, técnica, poder y dominio, apabullando literalmente a dos toros a los que toreó a placer. A su primero lo lanceó con oficio a la verónica, para cuajarle en el último tercio una faena llena de torería y temple. Siempre atento a las distancias y los terrenos, el madrileño fue encelando poco a poco al noble pero soso ejemplar, dejándole la muleta puesta, perdiendo solo un paso entre muletazo y muletazo, preciso en los toques y embarcando con temple las embestidas. Varios naturales fueron largos y hondos, fundiéndose el torero con el noblote toro, al que tras pinchazo y estocada cortó la oreja. Al cuarto lo recibió El Juli bien a la verónica, destacando algunos lances de manos bajas. Si bien estuvo en el primero, en éste el español deletreó un manual de tauromaquia aplicada, con una faena en la que la colocación fue perfecta, la presentación del engaño fue exacta, el tiempo y las alturas para embarcar y despedir la embestida fue preciso, el juego de muñeca llevando la embestida fue sutil y a la vez milimétrico. El Juli desarrolló todas estas virtudes técnicas con su buena estética, llevando hasta el final a un noble y suave toro al que cuajó a placer. Al final se dio la consabida petición de indulto a la cual quiso sumarse el torero, pero el presidente del festejo, con buen criterio le obligó a entrar a matar. Tras una estocada trasera de superior ejecución y un descabello, le dieron la vuelta al ruedo a “Ejidense” y al rubio espada las dos orejas.
Frio, sereno, vertical e inconmovible se mostró un valentísimo Sebastián Castella, que literalmente apabulló a sus dos toros. Bien con el capote en verónicas de bello trazo y buen juego de brazos, Castella gusta de rematar sus lances con medias verónicas llenas de gracia y estética. Pero al abrir su labor con ceñidos y mayestáticos pases por alto, el público rugió, pues fue tal el derroche de quietud del francés, que la plaza estalló de júbilo. Serio y centrado, el torero le dio fiesta a su noble oponente con series de largos y hondos pases, perfectamente ligados y rematados. Obtuvo un trofeo tras dos intentos con la espada. No pudo redondear su labor con el apagado, soso y deslucido quinto, al que recibió con bellas verónicas. En los medios, quieto e hierático, el francés abrió labor con dos péndulos asfixiantes por su ceñimiento y verticalidad. Puso todo de su parte el diestro, pero a pesar de torear bien, el público no terminó de entrar en la faena.
FICHA DE LA CORRIDA
Plaza de toros de Mérida
Viernes 17 de febrero.
Primera corrida de la feria del Sol.
Tres cuartos de entrada en tarde soleada.
Toros de Ernesto Gutiérrez, terciados y pobres de cabeza, aunque la mayoría nobles, suaves, bondadosos y con recorrido, excepto el deslucido y soso quinto. El cuarto, “Ejidense”, número 204, negro, premiado con la vuelta al ruedo.
Pesos: 441, 428, 440, 470, 492 y 455 kilos.
El Juli (turquesa y oro): Oreja y dos orejas. Salió a hombros.
Sebastián Castella (carmín y oro): Oreja y silencio.
El Califa de Aragua (rosa y oro): Oreja y palmas.
El Califa de Aragua tomó la alternativa con el toro “Cóndor”, número 156, de 441 Kgs. negro. Destacó en banderillas Gerson Guerrero.
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