Suárez salvó la tarde al torear finamente por el pitón derecho, con parsimonia y sin precipitarse Foto: Leo León
por: Oscar Eduardo Fernández-Guillén.
Fotos: Leo León.
(Mérida, Venezuela) El esportón taurino de la Mérida venezolana se ha abierto de par en par la tarde de este jueves 16 de febrero con la Novillada de Postín, fuera de abono, prevista como antesala a las seis fastuosas corridas de toros organizadas por la Empresa Taurina “Hermanos Rodríguez Jáuregui”, regente del coso de Las Américas, en tarde soleada, con posterior nubosidad parcial, y de agradable clima, aunado al grato ambiente festivo que circundó esta primera cita.
Se inició el festejo en punto de las cinco de la tarde ante una entrada importante de público cercana a los tres cuartos de plaza, en donde fueron lidiados seis novillos procedentes de diferentes ganaderías nacionales: “La Cruz de Hierro”, “Los Marañones” y “Campo Pequeño”, por los novilleros criollos Manolito Vanegas, Ángel Miguel Guía, Antonio Suárez, Carlos Sulbarán y José Antonio Salas “Sopita II”. El segundo astado, de “Los Marañones”, fue devuelto a los corrales debido a una lesión sufrida en sus cuartos traseros que le malogró luego de caer en los medios.
A Manolito Vanegas correspondió en suerte “Andariego”, de “La Cruz de Hierro”; astado soso a la salida y con el que pudo lucirse en banderillas al dejar dos pares de rehiletes en lo alto. La poca utilidad que demostró el novillo no fue exprimida por el lidiador tachirense, quien se apresuró en su quehacer por tan difíciles características y falló con la espada durante la suerte definitiva. Palmas.
La suerte no acompañó en primera instancia al caraqueño Ángel Miguel Guía, ya que el segundo de la tarde de nombre “Habanero” hubo de ser devuelto por lesiones en sus extremidades posteriores cuando apenas se cubría el primer tercio. Ante este hecho, y dada la falta de sobreros, Guía se retiró y posteriormente se presentó en último lugar para actuar frente a un novillo de “Campo Pequeño” denominado “Andinito”. Con éste, dibujó destellos de clase tanto con la capa como con la muleta. Trató de hacer lo que podía pero el burel se fue apagando, reculando paulatinamente en tablas y no salió de estos terrenos más que para ser arrastrado luego de pasaportarlo con una estocada entera de excelente ejecución, la mejor de la tarde. Palmas.
Antonio Suárez pechó con el mejor de los utreros llevados a la “Román Eduardo Sandia” por la ganadería “Campo Pequeño”. “Don César”, negro azabache y de bonita estampa, dio fuerte pelea en el caballo sin amilanarse con el excesivo castigo propinado por los varilargueros. Suárez salvó la tarde toreándole finamente por el pitón derecho, con parsimonia y sin precipitarse en las acciones. Su faena fue merecedora de una oreja, la única del día, concedida por usía tras la mayoritaria petición del soberano.
Carlos Sulbarán, alumno de la Escuela Taurina “Humberto Álvarez” de Mérida, destacó con las banderillas y estuvo mandón con la diestra al embarcar a “Don Fabián” con facilidad, por ello agradó en la máxima plaza de su tierra. No obstante, el de “Campo Pequeño” adquirió sentido rápidamente e hizo por él sin consecuencias. En un calvario se convirtió el finiquito de su faena al desacertar en múltiples oportunidades con el estoque. Pitos tras dos avisos.
José Antonio Salas “Sopita II” demostró valor al principio de su actuación, mas “Amor Loco”, novillo de “Campo Pequeño”, no fue una pera en dulce sino un cúmulo de complicaciones, suelto, con rápido aprendizaje, que le midió prontamente y propinó dos volteretas con fuertes palizas. Los ánimos fueron al suelo al igual que las condiciones de su oponente. Silencio.
El triunfo de la tarde lo registró el médico tachirense Antonio Suárez, al ser el único de los alternantes que tocó pelo en la novillada de feria. La fiesta taurina también resultó triunfante, pues a pesar de la imposición de medidas restrictivas para impedir la asistencia de menores de edad en los espectáculos taurinos, emitida días atrás con dudosas intenciones de “prevención para la salud mental”, la afición concurrió masivamente para dar un contundente espaldarazo a la fiesta brava y al novel semillero que en un futuro tendrá en sus manos el relevo y los destinos de la tauromaquia nacional.
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