Presidium del acto y D. Juan Lamarca presentándolo. Foto: Dolores de Lara
por: Juan Miguel Núñez - Agencia EFE
Madrid, 13 feb (EFE).- El político y escritor sevillano: Juan Manuel Albendea, actual presidente de la Comisión de Cultura del Congreso (español), ha recibido hoy en Madrid el premio "Fábula Literaria Vicente Zabala" que le ha concedido el Circulo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida por su última obra: "Desde la Maestranza".
El libro, una reflexión sobre la realidad del toreo contemplada desde su trayectoria histórica -sus distintas facetas, problemas y soluciones-, es una selección de trabajos publicados por Albendea, que firmó con el seudónimo de Gonzalo Argote, en libros, revistas o diarios relacionados con el mundo de los toros.
El premio distingue al autor "por su erudición y humanidad, como es el caso de Albendea, y en el fondo está el recuerdo emotivo del cronista Vicente Zabala que ejerció en el diario ABC", dijo Juan Lamarca, vicepresidente del Círculo y coordinador del multitudinario acto en el que han intervenido diversas personalidades del mundo de la política y la literatura correligionarios del autor.
La concejal de Gobierno del ayuntamiento de Madrid, Dolores Navarro, habló de "sentimiento y belleza lingüística" en la forma que tiene de expresarse Albendea, "gran aficionado y con una visión sobre el espectáculo absolutamente imparcial", por lo que es "muy bueno su análisis sobre las posibilidades que surgen ahora con las recién estrenadas competencias del ministerio de Cultura en materia taurina".
El único profesional taurino en el uso de la palabra: el ganadero Antonio Briones, propietario del legendario hierro de "Carriquiri", intervino también sobre todo en su condición de bibliófilo de la especialidad, recordando que "Albandea vio torear por primera vez a Antonio Bienvenida en 1956, en Las Ventas de Madrid, y aquello fue para él un antes y un después".
Juan Manuel Albendea muestra su premio obra del escultor Mariano Cobo
"Fabuloso escritor y fabuloso aficionado", dos consideraciones que el presidente del Círculo Bienvenida, Fernando Claramunt, fundió en un sólo atributo, el de "doctor en tauromaquia campera", atribuido a Albendea, "porque para escribir de toros tan bien como él lo hace, es muy bueno haber toreado alguna vez. Ahí está la clave de sus numerosos y acertados conocimientos".
"Persona fiel a sus convicciones taurinas. Y, por fortuna, aficionado exigente. Porque sin exigencias, cualquier arte se hunde. Sin exigencias no cabe lo que es el arte, ni la belleza", advirtió el catedrático y cronista de ABC, Andrés Amorós, autor del prólogo del libro de Albendea.
En la última intervención, a cargo del presidente del Senado, Pío García-Escudero, compañero de Albendea "en muchos mano a mano de la política", éste dijo que "el libro está escrito desde el conocimiento, pero sobre todo desde el sentimiento", o más exactamente "es el amor por la Maestranza, la defensa y el juicio sobre el público de aquella plaza, o sobre el sevillanismo".
García-Escudero confesó que guarda el libro en su despacho del Senado para, aprovechando los pocos ratos libres que le permite la política, leer y releer "con ese punto de nostalgia por los ambientes de la calle y de la plaza que tan deliciosamente recrea".
Un capítulo en el que hicieron hincapié todos los oradores, "el del abuelo", trata de "las sentencias y las preguntas de un niño, desde la lógica". Como dijo el presidente del Senado, "eso sólo se le ocurre a quien tiene imaginación, tiene sentimiento y sabe escribir", caso de Juan Manuel Albendea.
Y por último, al recibir de manos del doctor Claramunt el trofeo en bronce que representa un libro sobre cuya portada lleva adherida una montera, Albendea resaltó "las exageraciones en las alabanzas", y emocionándose por dos sentimientos: "el de gratitud a la institución con el nombre de los Bienvenida, y el del recuerdo a Vicente Zabalaque da título al premio".
"Yo saqué a hombros a Antonio Bienvenida en un pueblo de Madrid, Los Molinos, y conocí a Zabala y nos hicimos amigos cuando los dos llevábamos aún pantalón corto, un día en las taquillas de la madrileña calle de La Victoria al ir a comprar la entrada de una novillada en Las Ventas", señaló un estremecido Albendea.
Hasta qué punto compartieron afición y pasión por el toreo en aquella amistad que duraría ya toda la vida, que llegaron a hacer planes para torear juntos en un pueblo de Toledo, lo que no pudo materializarse al faltar la autorización paterna. Albendea cuenta tan entrañables vicisitudes juveniles en un artículo dedicado a Zabala, que leyó como colofón del acto. EFE
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