El debutante francés: Juan Bautista, con un toreo fino, de técnica y elegancia dio una magnífica lección de buen torear. Foto: R. Gordon
Crónica desde Maracay,
Informa: José Luis Jiménez
Nuestra ciudad de Maracay ha ido decayendo al paso de administraciones municipales irresponsables sin sentido de amor por el terruño que casi han acabado con lo poco que queda de los centros turísticos e históricos que eran orgullo de la otrora Ciudad Jardín.
La basura, la falta de mantenimiento en el equipamiento urbano de la ciudad –parques, calles y avenidas- ofrecen una imagen de completo abandono y deterioro de todo el inventario municipal.
Un caso particular es la Maestranza de Maracay, en total oscuridad en sus exteriores que la convierte en territorio sin Ley para las fechorías de cuanto malhechor se deja ver en sus alrededores.
El pasado domingo 31/10 se pudo comprobar el deterioro de tan bonita joya arquitectónica gracias a una iniciativa no exenta de polémica, pero necesaria.
Decimos polémica porque luego de ocho meses de forzoso ayuno taurino, el recinto de nuevo volvió a la vida con el experimentado Luis de Aragua, el francés Juan Bautista y el mexicano Israel Téllez, quienes enfrentaron un encierro de la ganadería nacional Laguna Blanca, que aunque faltos de raza, distraídos y tendenciosos a rajarse, tampoco dejaron que la cita taurina dejara de ser interesante.
Abrió plaza Luis de Aragua con aceptable saludo capotero y con muchas precauciones a la hora de manejar la muleta. Creemos que haber permitido una lidia desordenada por los peones de confianza, dando tantos capotazos innecesarios, expuso aún más las debilidades de su antagonista, por lo que todo quedó en intentonas. Acertó en el primer viaje y algunos aplausos agradecieron la brevedad.
Con el noblote cuarto (segundo de su lote) creíamos que el aragüeño rozaría el triunfo, pero faltó apretar el acelerador para lograrlo. No obstante le vimos un fácil y correcto desempeño con el capote; mientras que con la muleta le faltó mayor entrega al contar con un animal colaborador que hizo ver buenos detalles pero faltos de profundidad y el empeño en cortar muy rápido las tandas. La espada no fue su aliada y por allí vino el calvario, necesitando de varios viajes para terminar su actuación. El público le trató con respeto tributándole una ovación y advirtiéndole que no intentara dar la vuelta al ruedo, pues con los aplausos era más que suficiente.
El debutante francés Juan Bautista presentó sus credenciales aupado por el triunfo en Madrid. Con un toreo fino, de técnica y elegancia dio una magnífica lección de buen torear a los verdaderos aficionados; mientras que los de la galería también se motivaron. A pesar de la debilidad de remos de sus toros, el maestro no encontró impedimento para sobarlos y mantenerlos en pie con admirable temple de su mágica muleta. Su labor fue predominante por el pitón derecho y de sinceridad por el izquierdo, que totalizó la locura en los tendidos para premiarlo con una oreja del segundo, fuerte ovación en el quinto y dos orejas en un séptimo toro de regalo, que permitió su salida a hombros.
Otro debutante, el mexicano Israel Téllez cayó en gracia con un toreo bullidor que despertó de la modorra al público de la solana. Recibió a su primer oponente con una larga cambiada para luego ir subiendo la tónica con fácil desempeño en banderillas y muy pinturero con la muleta. Su lote no escapó a la dificultad de ser distraído, pero tampoco fue óbice para que el mexicano dejara su firma personal como torero carismático quién no se fue de vacío al cortar dos orejas ruidosamente solicitadas para acompañar al francés Juan Bautista en la salida a hombros al culminar la corrida.
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