14/11/10

Bernardo Valencia: Triunfó en digna despedida

Bernardo Valencia en la vuelta al ruedo con el ganadero Hugo Domingo Molina. Foto: Cucú Rincones

* Tarde para el recuerdo en la Mounmental de Valencia con siete orejas

por: Jesús Ramírez “El Tato”

Una tarde cargada de emociones e incidentes, la que vivimos el sábado 12/11 en la monumental de Valencia en la despedida del veterano espada Bernardo Valencia. Cargado de emoción de aficionado, diría que es difícil resumir en estas líneas todo lo acontecido con un Bernardo apegado a su toreo de entrega de toda la vida; un Julio Aparicio torerísimo con muletazos de inspiración y distinción y la entrega en pos del triunfo de otro veterano espada como Manuel de Jesús “El Cid”, que casi se iba liso de la feria sin cortar orejas, y el sábado 12 lo logró a base de pundonor y valentía.

Una corrida con un prólogo nada alentador. Un torrencial aguacero anegó el ruedo del gigantesco coso que carece de drenajes y el festejo hubo de atrasarse tres horas y media; con solo cuatro areneros y dos carretillas tratando de arreglar el anegado ruedo, y para colmos, a la altura del tercero de la noche, se rompió una tubería que formó otra laguna cerca de la puerta grande. Un río de calamidades pues…

PELAJES DIVERSOS

Pelajes y comportamiento de todo tipo hubo en los toros que exhibieron los hierros de “Rancho Grande” y “El Prado”, así como el que abrió plaza -para rejoneo-, con la divisa de “Vistahermosa”, sin presencia ni bravura. Hugo Domingo Molina tuvo toros con marcada mansedumbre, rajados y con la cara alta, hasta nobles y con recorrido como los que correspondieron a Bernardo Valencia. Lo que sobró en la arena fue pundonor y entrega; y por ello se totalizaron siete orejas con la salida a hombros de Bernardo y “El Cid” con sonora ovación para Aparicio cuando, a pie, abandonó el coso del cabriales.

ANGEL SILVA METIO LA MANO

Angel Silva fue el apoderado de siempre de Bernardo Valencia. Era el vivo ejemplo entre taurinos y toreros, porque cada vez que Silva sorteaba se llevaba los mejores toros para su torero. Ayer desde su palco en el cielo, el viejo apoderado sorteó por Bernardo y lo puso a las puertas del triunfo.

El morreño apegado a su toreo de entrega y decisión salió en volandas de la plaza, a hombros de los mismos toreros que con él compartieron muchas tardes. Largas de rodillas, algunas verónicas con gusto, los pares de banderillas previamente quebrados en el testuz del animal, el par con la silla plástica propiedad de la enfermería de la plaza, los pases en los medios de hinojos que enloquecieron la plaza. Los molinetes, pases por alto, los desplantes sin arrugarse, llenos de arrojo y exposición. Ese fue su toreo de siempre y con ese toreo de multitudes se despidió.

Una estocada caída con derrame en el primero le valieron las dos primeras orejas concedidas por unanimidad; y tras pinchazo y espadazo caído al quinto, recibió otro trofeo, con un toro “Bienvenida” número 63 con 490 kilos de “Rancho Grande” que marcó su despedida y la vuelta lenta al ruedo a sus despojos.

TORERISMO DE JULIO APARICIO

La trágica tarde de Madrid en junio pasado, le cambió la vida a Julio Aparicio. La información mediática con la foto del lamentable percance llegó hasta Japon. Ello le ha permitido al veterano espada de 52 años rehacer la temporada, aparecer en carteles de importancia, y venir a América.

Pues el sábado 12 nos dimos un gustazo con su toreo lleno de personalidad, enjundia y empaque torero. Es un torero antiguo en el desplazamiento en la plaza, con mensaje con arte sin igual que además vino con ganas. Trincherazo de lujo, derechazos a media altura cuidando las fuerzas del oponente con clase y empaque. Trío de naturales de especial acompañamiento con el suave girar de la cintura, los de pecho larguíiiiiisimos. Mas derechazos de muleta desmayada. Al segundo lo despachó de tres cuartos y recibió como justo premio una oreja y al quinto, de dos medios espadazos y descabello siendo aplaudido por su grato mensaje torero.

“EL CID” TAMBIEN TRIUNFÓ

Manso rajado era el tercero de la tarde que exhibía menos peso del encierro. Pero en la plaza estaba un torero que no se quería dejar ganar la pelea y que expuso al máximo en buenas verónicas y en inicio de faena en trío de ayudados por alto. Aguante en los derechazos a milímetros de los pitones, molinetes, nuevos derechazos al rajado animal y el público pidiendo la música que no concedía usía. Al final cuando la concedió la autoridad, el torero la rechazó entre el beneplácito del público. Sin música de fondo, continuó muy cerquita de los pitones, robando muletazos hasta que despachó de estocada trasera y descabello para recibir una aplaudida oreja.

En el último del festejo, tras emotivo brindis a Bernardo, derrochó torería en armónica faena con ambas manos en los terrenos que el toro buscaba. Allí sí sonó la música que luego cesó ante un desarme. No quería irse a pie “El Cid” y se volcó con la espada casi fulminante para recibir las dos orejas y salir a hombros con Bernardo Valencia en noche llena de emociones.

Digno de los mejores comentarios la actitud de profesional, de aficionado de Manuel Medina “El Rubi” que desde el tendido donde se encontraba, se lanzó a la arena a cargar a hombros a un torero venezolano que se retiraba con dignidad en la plaza de su lar nativo. Cuando “El Rubi” alzó a hombros al lloroso espada que se retiraba, aparecieron también para cargarlo los matadores Juan José Girón, Javier Cardozo, Eduardo Valenzuela, Avelino Da Silva y la cuadrilla de banderilleros que se unieron emocionadamente junto a los hermanos Valencia y los aficionados que pudieron presenciar una retirada digna para un torero que supo darle dignidad al toreo venezolano.

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