30/10/11

“Antoñete”: Mi regreso se lo debo a Venezuela

Extraordinario natural de Antonio Chenel “Antoñete” con dedicatoria a los nietos de don Florencio Gómez Núñez, los Hnos. Dupouy Gómez.

por: Rafael Dupuoy Gómez

El maestro “Antoñete”, siempre fue un hombre agradecido de Venezuela, patria generosa que lo recibió con los brazos abiertos, donde cosechó grandes amistades.

Revisando nuestra videoteca taurina, encontramos una sencilla y oportuna entrevista que realizó el periodista Felo Giménez al maestro Antonio Chenel “Antoñete” en 1985. El motivo de la entrevista trataba sobre la despedida de “Antoñete” en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela; país que le impulsó a tomar nuevos aires, a pesar de su avanzada edad como matador de toros, para que pudiera plasmar para la posteridad su exquisito arte, su sobrio clasicismo, su pureza, seriedad, técnica, señorío y valor indiscutible, porque “Antoñete” llevaba el toreo por dentro y lo transmitía en su máxima expresión, marcando una época y un espacio muy especial en la historia taurina mundial.

Durante su permanencia en Venezuela, recordaba el maestro, su entrañable amistad con los ganaderos Marcos Branger y su señora Maribel que tanto le ayudaron en el duro batallar de su carrera, apoyándole siempre en la ganadería “Tarapío”.

Tanto quería a nuestra patria el maestro del mechón blanco, que desde el año 1977, pasaba los veranos en España y los inviernos en Venezuela.

Tuve la fortuna de verle torear en varias ocasiones. Recuerdo la última de ellas en un festival realizado, el 19 de noviembre de 2000 en la Maestranza de Maracay, actuando con José Ortega Cano y Morenito de Maracay. “Antoñete”, después de deleitarnos con algunas pinceladas de su buen toreo, se perfiló para matar y el toro le propinó una fuerte voltereta. Pensé que la suerte del maestro era la peor. Le pude ver pálido, angustiado, faltándole el aire, cuando era conducido a la enfermería de la plaza. Luego, al concluir el festival, nos dirigimos al hotel “Pipo” de Maracay y encontré al maestro muy triste y serio, esperando dentro de la camioneta de su amiga Maribel y de su hijo Vicente Branger. Logré asomarme por la ventana y le pregunté al maestro cómo se sentía, él agradeció mi preocupación por su estado de salud con una vergüenza torera que quedó grabada en mi mente. Parecía presentir el final de su gloriosa carrera.

Creo que esa fue la última vez que “Antoñete” toreó en Venezuela. Lamentablemente, su adicción al cigarrillo terminó mermando su capacidad pulmonar. Cada vez respiraba con mayor dificultad y su salud se deterioraba sin poder remediar el daño que ya estaba hecho.

Hemos querido compartir este video con los aficionados taurinos, porque en él mismo, se refleja el sentimiento y la hidalguía de una gran figura del toreo que amó y dejó una profunda huella en Venezuela de amistad, cariño y respeto.

¡Descanse en paz Maestro!


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