CESAR FARACO ALARCON (1930- 2011)
por: Eutiquio Hevia
Cronista e historiador
Nota del Director:
El presente trabajo fue realizado especialmente por Eutiquio Hevia en 2005 para celebrar el 50 aniversario de Alternativa del Maestro César Faraco.
La presente obra biográfica fue subida a la anterior versión web de venezuelataurina.com en la sección Biografías para mayo de 2005, con motivo de celebrar los 50 años de la Alternativa y un mes antes de su cumpleaños (el 06/06). Para la fecha del 06/01/2006 a las 6:10:00 am la nota ya había recibido 1707 lecturas, lo que equivale a 213 visitas al mes o una media de visualización de 7 veces por día.
Eutiquio Hevia planeaba con el Maestro Faraco escribir su libro biográfico, para lo cual coordinaba entrevistas que desarrollaba en la Escuela Taurina de San Cristóbal o en un café de la ciudad al lado del Hotel Castillo en la Avenida España, sitio predilecto por ellos para sus conversas. El historiador taurino ya venía organizando un conjunto de materiales para emprender de nuevo la aventura de otro libro taurino; en los materiales que he podido ver se encuentran fotos, recortes de prensa de triunfos y cornadas, su primera actuación en Pueblo Nuevo en la Feria de San Sebastián; incluso, Eutiquio conserva la invitación que le cursara Faraco para su matrimionio en México al cual no asistió porque "...pensaba ir después con más tiempo" y de lo cual se ha venido lamentando porque nunca se dió su visita.
César Omaña
Director de venezuelataurina.com
********************** TEXTO DE LA BIOGRAFIA ORIGINALMENTE ESCRITA EN 2005 ********************
Ayer, Matador de Toros – Hoy, mayo 2005, Maestro Director-Fundador de la Escuela Taurina de San Cristóbal.
Por. Eutiquio Hevia P. (Miembro de la Asociación de Comunicadores Taurinos de Venezuela: Acotave).-
A 50 años de haber recibido su ansiada alternativa en la plaza de Madrid en el marco de la feria abrileña, cuando se conmemora el 50 aniversario de esa grata fecha, queremos llevarle al aficionado esta pequeña micro-biografía, cuando también se está celebrando el noveno aniversario de la fundación de la Escuela Taurina de San Cristóbal, donde el maestro Faraco es su director.
Hacer una semblanza de un hombre de la talla de César Faraco es un poco difícil. Para poder llevarle a los amables aficionados su vida torera, que a base de constancia, entrega y sacrificio, paladeó los triunfos y la gloria, el dolor y la adversidad en estos largos años; es algo comprometido para reflejar esa modestia que siempre le ha caracterizado a través de su vida, dentro y fuera del ruedo.
Ha sido un hombre de bien, sencillo, agradable en el trato, serio en su conducta, que no le gustan las –poses- y el exhibirse; al contrario, siempre ha estado en su justo lugar, lo que es tan difícil. Nada de vanagloriarse y pavonearse, sino el saber estar…y en su sitio.
Cuando los homenajes y reconocimientos hay que concederlos en vida y saber reconocer los méritos a los mortales, en esta oportunidad la vida torera de César hay que resaltarla y comentarla para que las nuevas generaciones se enteren de la conducta de un hombre que supo llevar muy en alto ese difícil doctorado de Matador de Toros. Ahora le toca al maestro, dictar cátedra de lo que aprendió, ya lo está aplicando en el seno de la Escuela Taurina y va poco a poco, con paso lento pero seguro.
Gregorio Corrochano, ese gran crítico y maestro de la Crónica Taurina en su obra “Cuando Suena el Clarín” al comentar sobre las Escuelas Taurinas se refería en estos términos:
“Si algún día, para conservar, mejor diríamos recuperar, lo que debe ser la lidia de los toros, buscaremos un profesor, yo propondría a Antonio Bienvenida. Desconfío de la eficacia de mi propósito, pero algo hay que hacer para salvar al toro y al torero…de la escuela de Tauromaquia de Sevilla sacó Pedro Romero a “Paquiro” que fue el arte de torear. Esto sólo, justifica una escuela…Pero es que veo que anda por ahí Domingo Ortega de plaza en plaza (Pedro Romero otra vez), que llevando de un brazo a la afición y del otro la caridad, va explicando como mesías del toreo, reflejando su práctica en el compendio de una conferencia y los toreros no lo entienden, a juzgar por lo poco que aprenden. Porque el mal del torero tiene su diagnóstico en que los toreros, aún los que se tienen por buenos, no saben ser toreros. Para sentar esta afirmación es suficiente ver cómo andan por el ruedo los toros y los toreros: como si no tuvieran que ver nada los unos con los otros; como si pudiera haber corrida sin acoplarse los toros y los toreros; sin comprender que el toreo no es más que un careo del torero y el toro”.
Al tomar esta referencia, he querido hacer honor al padrino de la alternativa de Faraco: Antonio Bienvenida, el hombre que nació en Caracas en el año 1922 y murió en una tienta de vaquillas en el Escorial el año 1975. Un torero singular con carácter propio y acusada personalidad, en una dilatada época de esa fiesta que en España se llama Nacional, en la que fue junto a los de su estirpe, principal protagonista en uno de los más difíciles y bellos oficios de cuantos el ser humano puede realizar: el de torear con arte y dominio; y ese lo tenía.
César Faraco, ha tenido el privilegio de haber sido llevado de la mano de Don Manuel Mejías Rapela “Bienvenida”, becerrista de renombre, novillero de postín y matador de tronío, sería el Papa Negro el padre de los Bienvenida (Manolo, Pepe y Antonio) quien lo apoderó y le enseñó los secretos del toreo, con sus sabios consejos y entrega como tutor y apoderado; esto marcaría en el criollo, una ruta imborrable para el camino que seguiría, pues el apoderamiento llegó hasta mediados del año 1957 y fue esta etapa primordial y certera en la vida de Faraco.
Para destacar la recia personalidad y calidad torera del padrino debo de acotar que Antonio Bienvenida concedió en su dilatada vida torera, 26 alternativas a hombres que se destacaron en la ruta torera como la que hoy destacamos, al hombre que bautizara con el apelativo de “El Cóndor de los Andes” nada mas y nada menos por esa pluma excelente del periodista Ricardo García “K-Hito”.
Se ha llegado a decir que todo tiempo pasado fue mejor y eso hay que verlo y valorarlo de acuerdo con el cristal con que se miren las cosas. Ya que si analizamos ese tiempo pasado de la década de los 40 cuando nuestra patria era todo afición, tradición y sentimiento, tenemos que recordar que lo único que existía en estas tierras, era el ganado criollo (cunero) el que mitigaba esa afición en los espectáculos criollos de sus Ferias y Fiestas en las distintas poblaciones de nuestra incipiente afición taurina ya que existía sólo una ganadería de casta, la pionera “Guayabita” con deficiente formación.
En este escuálido panorama surgió la afición y desarrollo de varios toreros nacionales, entre ellos Faraco y sus andanzas comienzan entre las poblaciones cercanas a la capital de la república como Guarenas, Guatire, para empezar a transitar esa ruta y luego despuntar en serio en el desaparecido “Arenas de Valencia” donde mató su primer novillo, gracias a la oportunidad que le consiguiera su amigo y luego compadre: Angel Silva, alternando con otro muchacho “El Chato Plaza”, hoy día fotógrafo taurino; De allí pasaría a la Maestranza de Maracay, el testigo mudo de su debut en traje de luces; corría el año 50 y allí tuvo su bautismo de sangre por una voltereta recibida; más pudo la afición y el interés que tenía pues allí haría su cuartel para saltar a Caracas y en estas localidades reforzar su afición y sus primeros éxitos (Valencia, Maracay y Caracas).
Faraco se despidió de la afición en el Nuevo Circo de Caracas alternando con Manolo Zúñiga hermano de “Joselillo” cortando allí tres orejas.
Partida a España
Teniendo ahorrado algunos dolarillos emprende viaje a la madre patria vía marítima, para llegar a la meca del toreo: España, era el año 1953 y este marcaría en su vida una huella imborrable junto al mes de julio, fecha de su partida al futuro.
Ya en España sólo logró en esa temporada un quinteto de novilladas sin caballos y le sorprendió luego el invierno. Otra odisea en la madre patria, era buscar apoderado…y logró comunicarle si inquietud a su amigo y paisano que también luchaba en esos lares Luis Sánchez Olivares: “Diamante Negro,” y en un cafetín se inició la charla que se concretó con la presentación que éste le hizo con don Manuel Mejías Rapela “Bienvenida” para recomendarlo; y ese inicio fue el comienzo de su vida torera, pues empezó a asistir a las tientas con don Manuel y sus hijos y allí empezó a comprender mas a fondo los intríngulis del toreo.
Para finales del año 54 logra debutar en Cartagena, alternando con Juanito Bienvenida y Manuel del Pozo “Rayito” lidiando novillos de Pérez Angoso. Su campaña inicial en tierra hispana fue decisiva y siguió adelante ya que el apoderado viéndole las aptitudes y adelantos del criollo le dijo: “de acá a Madrid” y así fue, debutando el 4 de abril del año 54; el cartel fue el mismo de Cartagena con ganado de Francisco Ramírez, con el resultado de una oreja y nutrida petición de otra, saliendo a hombros y este triunfo fue el que le abrió las puertas de las demás plazas.
La eficiente dirección de su apoderado y las críticas positivas fueron suficientes para que toreara seis tardes en Madrid en ese año y luego abrirse camino en las demás plazas.
Sevilla, también fue testigo de los triunfos del merideño, a los meses siguientes, cortando orejas a toros de Santa Coloma y allí le repitieron tres tardes y le anunciaron para una novillada al año siguiente, festejo que no se cumplió por lesión en la clavícula izquierda.
De Sevilla pasó a Barcelona alternado con el famoso del patio, Antonio Borrero “Chamaco” que era un ídolo y se completó el cartel con Juanito Bienvenida y ganado de Pedro Domeq, cortando 4 orejas y repitiendo ocho tardes más. En esa década entusiasmaban a los públicos las figuras del momento: Luis Miguel Dominguín, Antonio Ordóñez, Julio Aparicio, Miguel Báez “Litri”. Cabe destacar el año 1954-55 donde logró torear una docena de festejos antes de tomar la alternativa.
El año 53 se me perdió la ruta transitada por el andino.
La Alternativa y la Cornada que lo paralizó.
La Alternativa fue de campanilla, en el marco de la Feria de San Isidro el 13 de mayo de 1955, teniendo como testigo de la ceremonia a Manolo Vásquez con toros de Carlos Núñez. El burel del doctorado fue mansurrón, buscaba las tablas, lo lidió tras sufrir un puntazo y dando la vuelta al anillo con petición de oreja; en el otro, escuchó ovación y saludos al tercio ya que los ejemplares fueron poco propicios y la única oreja del festejo la arrancó Manolo Vásquez.
El panorama luego de la alternativa fue esperanzador, debuta en Sevilla en la –Corrida de la Prensa- con ganado de Villamaría en compañía de su Padrino y Manolo Cascales; cuando faraco toreaba con la zurda al primero de su lote, lo descubrió la brisa y el toro fue por él infiriéndole una impresionante cornada (su verdadero bautizo) en el vientre y cuando estaba en la enfermería le llevaron la oreja de burel.
Llegó la aciaga hora de la mala suerte y Faraco quedó en dique seco pues permaneció 23 días en la Clínica de los Reyes en Sevilla, saliendo de allí con mucha moral y deseos de recuperarse rápido. Luego de sus entrenamientos, la herida se le abrió internamente y para el mes de septiembre de ese fatídico año tuvo que ser intervenido y esperar pacientemente su resuperación en Madrid.
Su reaparición fue al año siguiente 1956 en Madrid con toros de Victorino Martín, y con alternantes como Antonio del Olivar y Antonio Vásquez y toros con edad entre 6 y 7 años. El ejemplar que le tocó en suerte pesaba 632 Kg. dando la vuelta al ruedo con petición de oreja por la faena lograda; en el otro toro el animal sembró el pánico, acabó con los castoreños y a Faraco le propinó una paliza que vino a despertar a las dos de la mañana del día siguiente en que recobró el conocimiento. Este año sumó entre España, Portugal y Francia unas 13 corridas.
Es bueno recordar que en esa temporada para calibrar la situación taurina, estaban en activo 110 matadores que no daban cuartel.
Debut en Venezuela.
En el invierno de 1956, regresó a Caracas para presentarse ante sus compatriotas el 25 de noviembre, alternado junto a su padrino Antonio Bienvenida y Julio Aparicio, lidiando toros mexicanos de Palomeque y sin haber cortado oreja estuvo bien, perdiendo las orejas por la espada.
Luego a Maracay en mano a mano con Antonio Ordóñez, pero este resultó herido quedando sólo con ejemplares de Guayabita y logrando tocar pelo, llevándose en el esportón las dos orejas. Como es de recordar, por esos años eran poquísimas las corridas que se celebraban en nuestro país sumando solo cuatro actuaciones que para la época era muy bueno.
Volvió a España para continuar su campaña y con la moral muy en alto
Faraco en Méjico
Para 1958 decidió probar suerte en México, debutando en Ciudad Juárez, compromiso que no se pudo cumplir por haberse suspendido y en realidad el sitio fue Monterrey (Nuevo León) alternando con Humberto Moro y Jaime Bravo, cortando la oreja a un ejemplar de La Punta, Luego iría a Cuatro Caminos y a las plazas de provincia.
Hay que resaltar que en la Plaza de Orizaba obtuvo un éxito apoteósico y para rememorar tan importante suceso, allí le colocaron una placa como recuerdo a situ magistral actuación.
Otra vez la adversidad toco a su puerta y fue en Caracas alternaba esa tarde con Alfredo Leal y Curro Girón, lidiando astados de Zacatecas, cortó oreja al primero y en el segundo ejemplar le abrió la pierna desde la rodilla hasta la ingle destrozándole el paquete muscular, allí le aplicaron los Santos Oleos pues se le creyó moribundo, pues se temió por su vida; estuvo convaleciente y así marchó a México donde duró un año su rehabilitación, ya que se puso en manos del Dr. Ibarra que fue quien le ayudó a sanar plenamente. Reapareció en Ciudad Juárez y así estuvo toreando entre México, Venezuela, España y Francia hasta 1964 cuando es contratado para actuar en Caracas con Pedro Martínez “Pedrés” y Manuel Benítez “El Cordobés” con toros mexicanos de Pastejé. En este festejo puedo afirmar que ha sido el mejor que le hayamos podido ver como torero en plenitud de sus facultades, ya que alternaba con el ciclón del momento, el fenómeno de multitudes y la entrega del merideño fue suficiente para cortar tres orejas a ley para beneplácito del toreo y alegría de la afición que colmó esa tarde en Nuevo Circo de Caracas. Muchos comentarios se han tejido de este suceso, lo que sí hay que destacar que en tono despectivo anunciaba la prensa el suceso en los carteles: “Hoy torea El Cordobés y dos más”. De esta corrida se recuerda la coplilla del momento:
13 de suerte torera
Domingo para Pedrés,
Para surte pinturera
Faraco y El Cordobés.
Este triunfo no le sirvió de nada al paisano, pues el empresario del momento y amo de la fiesta: Manolo Chopera, le pasó factura al criollo, pues llevaba la exclusiva del Cordobés y eso en el toro significa que el exclusivista es quien tiene “comprado” o adquirido al torero y a la vez lo revende o realquila beneficiándose con ello y no permitía que le opacaran al pupilo.
No quiero ni puedo olvidar la placa que se colocó en el Nuevo Circo de Caracas para perpetuar esta faena del andino César Faraco que reza así:
Honor admiración y justicia
Al Matador de Toros
César Faraco
Por sus inolvidables faenas
La tarde del 13 de diciembre de 1964
La Afición.
Su ruta prosiguió por Maracay, Colombia y regresó a España en 1965 a donde llegó a mediados de año, cuando ya todo estaba hecho y decidió regresar a Venezuela y de ahí marchar a México llegando a la tierra de –los manitos- el año 67 para proseguir campaña en suelo azteca.
Con la herida que sufriera una vez más en su ruta torera en la corrida de Tlaxcala, viene a Mérida vendado, pero con mucha afición para inaugurar la plaza merideña de su tierra, el cartel lo conformaba Manuel Benítez “El Cordobés” y Francisco Rivera “Paquirri” aquel 10 de diciembre a las 10 de la mañana.
Así prosiguió su actividad aquí y allá hasta el 25 de agosto de 1973 fecha en que decidió tomar otra alternativa: La de su matrimonio con Elizabet Mesraje allá en México, de esta unión nació una bella niña hoy día profesional del periodismo.
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