El caballero merideño en plan catedrático. Foto archivo
por: Rodrigo Rivas Viloria
La fecha del sábado 10 de septiembre 2011, pasará a formar parte de la páginas de oro de la historia del Tovar taurino, ratificando el abolengo y la tradición de la Feria de Nuestra Señora de Regla.
Una corrida que iba por la calle de la amargura, a pesar de que César Girón, el nieto del Gran César, había cortado una oreja en faena de lidiador y dejando la estocada (media lagartijera) más fulminante que se haya podido dar en el albero del coso del Coliseo El Llano, la cual debió ser premiada como la mejor de la feria, los duendes de los jurados (caprichos) no lo decidieron así, pero seguro estoy que si se hubiesen atenido a una encuesta rápida no hubiera sido otro el veredicto.
Regreso al tema, hemos tenido la oportunidad de ser testigos de la más completa faena de rejones en ruedos venezolanos; tenía que ser en Tovar para toda Venezuela. No había emitido mi opinión, aparte de la narración por varios medios audio-visuales, esperando estar con la mente y el espíritu tranquilos, sin la presión de la emotividad y por que no, intercambiando opiniones.
La simbiosis de las cabalgaduras con el jinete o del jinete con las cabalgaduras -como lo quieran poner, al fin y al cabo me parece que es lo mismo- es algo que quedó demostrado, pero también los progresos que día a día se acumulan para el mejor desempeño de la profesión; y más aún, cuando el arte y la destreza son la base de una buena actuación.
Ataviado a la usanza portuguesa: a la Federica, elegancia en la monta, habilidad en el manejo de las riendas, que acompaña en el dominio de las jacas con el uso de las sentaderas y rodillas. Cerró la corrida de ese día; por la puerta de los sustos salta a la arena "Andino" de nombre, signado con el número 83 de la Ganadería “Rancho Alegre”; José Luis mide las acometidas, es decir, se acopla con sus jacas a las distancias y a la velocidad de las mismas, templa para acertar en todo lo alto con dos rejones de hoja de peral (de castigo).
En banderillas, prácticamente sin intervención de sus subalternos, sacándole de los sitios no convenientes, toreándole con el cuerpo de sus jacas, sinfonía de banderillas a una mano; pero el clímax de la perfección en ese par a dos manos, refrendando con la del violín y la de la rosa.
Hace uso del rejón de muerte en forma certera y eficaz. El soberano de pie, las casi cuatro mil personas de pie en manifestación de solicitud de los máximos trofeos; dos orejas concede la autoridad la cual desacata la petición unánime del rabo; triunfador sentimental de la feria José Luis Rodríguez, primero en abrir la recién bautizada PUERTA DE CRISTO REY.
La cuadra de caballos, no podemos dejar de mencionarlos, todos de raza lusitana: Nilo, Soga, Faraco, Romance y Guerrero, uno tordo (blanco) los demás castaños; cada uno en su especialidad: parar, rejones de castigo, banderillear y suerte de matar; briosos, guapos, toreros.
El rejoneo gusta en Tovar y en todas las plazas, viva la Fiesta Brava.
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