A página completa el semanario, al parecer engañado, publica las consabidas mentiras de los Antis.
por: César Omaña
Director de venezuelataurina.com
De manera increìble uno de los prestigiosos rotativos que se ha caracterizado por su especial habilidad para hacer periodismo de investigación, ha caído en las redes de los antis que con las mentiras de siempre, lo han convencido de publicar un reportaje que se caerá por su propio peso cuando el editor mande a constatar al menos una sola de las bararidades que le achacan a la tauromaquia.
Se transcribe a continuaciòn el reportaje del Semanario Las Verdades de Miguel:
Corridas de toros: Matar por diversión
¿Son un arte las corridas de toros? ¿Están en igualdad de condiciones el toro y el torero cuando se enfrentan en el ruedo? Siempre pensamos que sí. Tal vez hayas oído que la fiesta de los toros es un arte, pero no lo es... Es una ciencia... la ciencia de la tortura. Nada en la fiesta brava es genuino, sólo el dolor. Se cree valiente pero no lo es, no tiene carácter fuerte. 24 horas antes de entrar en la arena, el toro ha sido sometido a un encierro a oscuras para que al soltarlo, la luz y los gritos de los espectadores lo aterren y trate de huir saltando las barreras, lo que produce la imagen en el público de que el toro es feroz, pero la condición natural del toro es huir NO atacar. También se le han recortado los cuernos para proteger al torero. Le colgaron sacos de arena en el cuello durante horas. Lo golpearon en los testículos y los riñones Le indujeron diarrea al poner sulfatos en el agua que bebió Todo esto es con el fin de que llegue débil al ruedo y en completo desorden. Se le ha untado grasa en los ojos para dificultar su visión y en las patas se le puso una sustancia que le produce ardor y le impide mantenerse quieto, así el torero no desluce su actuación. Los caballos de los picadores son elegidos de ejemplares que ya no tienen valor comercial, porque el animal muere en 3 o 4 corridas a lo mucho, es muy habitual que el animal sufra quebraduras múltiples de costillas o destripamientos. Se les coloca un peto simulando que se les protege, pero en realidad de lo que se trata es que el público no vea las heridas hechas al caballo, que con frecuencia presenta exposición de vísceras. El trabajo del picador Si el torero percibe que el toro embiste con mucha energía, ordena al picador hacer su trabajo: consistente en desangrar al toro para debilitarlo, clavándole en el lomo una lanza que destroza músculos (trapecio, romboideo, espinoso y semiespinoso, serratos y transversos de cuello) Lesiona, además, vasos sanguíneos y nervios. Esto es para que el torero pueda brindar la expresión artística que se supone debe tener este espectáculo. Un solo puyazo podría destrozar al toro, por eso se hace en tres tiempos "para mayor goce de la afición". Las banderillas Las banderillas aseguran que la hemorragia siga. Se intenta colocarlas justo en el mismo sitio ya dañado con los ganchos de metal. El gancho se mueve dentro de la herida con cada movimiento del toro y con el roce de la muleta, el peso de las banderillas tiene precisamente esa función. Algunas banderillas tienen un arpón de 8 cm, y se les llama "de castigo", a las cuales es sometido el toro cuando ha logrado evadir la lanza del picador. Las banderillas prolongan el desgarre y ahondamiento de las heridas internas. No hay límite al número de banderillazos: tantos como sean necesarios para desgarrar los tejidos y piel del toro. Demostrando valor La pérdida de sangre y las heridas en la espina dorsal impiden que el toro levante la cabeza de manera normal, y es cuando el torero puede acercarse. Con el toro cerca del agotamiento, el torero no se preocupa ya del peligro y se puede dar el lujo de retirarse del toro después de un pase especialmente artístico, echando fuera el pecho y pavoneándose al recibir los aplausos del público Cuando el toro alcanza este estado lastimero, el matador entra en el ruedo en una celebración de bravura y machismo, a enfrentarse a un toro exhausto, moribundo y confundido. La espada El toro es atravesado con una espada de 80 cm de longitud, que puede destrozarle el hígado, los pulmones, la pleura, etc., según el lugar por donde penetre en el cuerpo del animal, de hecho cuando destroza la gran arteria, el toro agoniza con enormes vómitos de sangre. A la hora de matar, si el toro corre con un poco de suerte muere de una estocada, pero no como se piensa de una estocada al corazón sino que la espada penetra pulmones y diafragma, a veces una arteria mayor, y de ahí la hemorragia que se aprecia del hocico y de la boca. A veces mueren ahogados en su propia sangre. La tortura sigue El toro, en un intento desesperado por sobrevivir, se resiste a caer, y suele encaminarse penosamente hacia la puerta por la que lo hicieron entrar, buscando una salida a tanto maltrato y dolor. Pero entonces lo apuñalan en la nuca con el DESCABELLO, otra larga espada que termina en una cuchilla de 10 cm. A pesar de estos terribles tormentos, el animal no suele morir de inmediato por su gran fuerza, pero finalmente cae al suelo, porque la espada ha ido destrozando sus órganos internos. Asesinos cobardes La tortura sigue, lo rematan con la PUNTILLA de 10 cm. con lo que intentan seccionarle la médula espinal, a la altura de las vértebras atlas y axis. El toro queda así paralizado, sin poder siquiera realizar movimientos con los músculos respiratorios, por lo que muere por asfixia, muchas veces ahogado en su propia sangre, que le sale a borbotones por la boca y la nariz. El arrastre Después que le destrozan las vértebras, el toro pierde control sobre su cuerpo desde el cuello hacia abajo, sin embargo hacia arriba se mantiene intacto, por lo que esta consciente de todo el horror y de cómo es arrastrado fuera del ruedo. No seas indiferente a su dolor. ¿Alcanzas a ver la lágrima escurriendo? No seas participante de estos eventos, no es humano presenciar, esas tradiciones no van con el siglo XXI. Reflexiona: “La conmiseración con los animales está íntimamente unida con la bondad de carácter, de tal manera que se puede afirmar de seguro, que quien es cruel con los animales no puede ser buena persona". Schopenhauer. Sólo los sicópatas gozan, tú no eres uno de ellos, reflexiona, renuncia, esta es una tradición que NO debe continuar. ¿Cómo puedes ayudar? No asistas a corridas de toros. No apoyes a políticos, artistas y comunicadores asociados a esta barbarie. No consumas productos de empresas que los patrocinen. Pero lo más importante... Enseña a tus hijos el respeto por los seres vivientes.
que aberracion y mentiras,en este escrito apologico de la vil y mal intencionada malda de personas que solo buscan sus beneficios personales,y a la ves querer hacer creer que lo que pubican es verdad,y como un director de un diario permite esto sin saber la realidad de las cosas
ResponderBorrarDe verdad es reprochable que un periodista de la talla y el renombre de Miguel Salazar se preste para publicar este monton de barbaridades y que lo haga de la manera mas irresponsable posible, pues no es mas que una vulgar copia de un articulo que ha circulado desde hace tiempo de parte de los detractores de la Fiesta Brava en el mundo, el cual he tenido la oportunidad de leer en innumerables ocasiones.
ResponderBorrarEl mismo libreto, la misma secuencia, el mismo discurso...
En ese mismo orden de ideas, en un trabajo excepcional, los responsables de la página de facebook 'A que consigo 1,000,000 de personas que si le gustan las corridas de toros' plasman paso a paso, basado en la secuencia del relato 'anti' citado lineas arriba, un material grafico que desmiente en 67 imágenes todas y cada una de las barbaridades publicadas por tan prestigioso periodista en su columna semanal.
Este material gráfico pueden encontrarlo en el album 'Mentiras, chismes y calumnias!' de la pagina o del perfil de Facebook antes mencionado...
Muy respetuosamente hago la invitación al Sr. Miguel Salazar y a todo aquel que se haya tomado la molestia de leer estas cortas lineas, a visitar este perfil en la popular red social a fin de enriquecer su cultura y obsequiarle la tarea que debió hacer, antes de publicar semejante articulo con pies de barro.