Colombia taurina merece respeto a su cultura

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23/12/14

El campus universitario y el campo bravo donde crece en libertad el toro de lidia

Una bonita plaza - CATEDRA LIBRE DE TAUROMAQUIA Foto: blog bibliografía Taurina

tomado del blog bibliografía Taurina de El Vito - por: Doctor Alberto Ramírez Avendaño, profesor universitario - 23 diciembre, 2014

Alberto Ramírez Avendaño nos regala hoy otra de sus magníficas reflexiones sobre la fiesta de los toros donde mezcla el campus universitario con el campo bravo donde crece en libertad el toro de lidia.

El doctor Ramírez Avendaño, profesor universitario, fundador de cátedras y organizador de seminarios, tiene muy claro la influencia e importancia que tiene para la comprensión y desarrollo de la Tauromaquia su difusión en las aulas del claustro universitario, donde el toreo encofrará como no lo hará en otro rincón de la sociedad la extensión de la libertad en la discusión y en el debate socrático.



Es motivo de especial regocijo para un maracayero, criado en estos mismos parajes, cuando Maracay era una isla rodeada de vacas por todas partes, saludar la instalación de una Cátedra Libre de Tauromaquia dentro del Plan de Estudios de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Bicentenaria de Aragua, por iniciativa del Profesor Domingo Mora Márquez, un serrano de intelecto y sensibilidad que encontró en estos valles regazo para sus inquietudes, tal como tantos otros maracayeros adoptivos, que echaron sus raíces en esta encrucijada acogedora para la buena voluntad y talento de muchos de sus hijos adoptivos.

No podía ser mas oportuno este advenimiento al “Alma Mater” de los futuros voceros de las inquietudes y sentimientos de los maracayeros, frente a los embates mercenarios de la impostura de organizaciones financiadas desde el exterior, con propósitos políticos no confesados, que manipulan con abierta hipocresía los sentimientos de gente bien intencionada que no dispone de información veraz tan necesaria .

Esa Maracay insular dentro de un mar vacuno, marco sus coordenadas con los nombres de la Morita, San Ignacio, San Jacinto, La Hamaca, San Vicente, La Trinidad… y decenas de pequeñas vaquerías familiares que desde principios de siglo pasado fueron los proveedores de materia prima para la primera instalación agro industrial del país y mas tarde, por los mismos motivos, a partir de los años cincuenta, alojó a las Facultades de Agronomía y Ciencias Veterinarias de la Universidad Central de Venezuela.

Estos pasos, más o menos distantes, no hicieron más que continuar la antigua convivencia de los habitantes de estos fértiles valles con extensos rebaños de ganado ibérico, origen exclusivo del añorado “criollo” que conquistó primero y luego fue factor preponderante en la colonización de todo un continente.

De esa pujanza ganadera hay testimonios muy tempranos, como el que consigna Argote de Molina en su Libro de Montería, en pleno siglo XVI, donde describe el desgarretamiento de cimarrones en un paisaje que bien pudiera ser esta misma rinconada del valle, cuando los cueros de bovinos llegaban al puerto de Sevilla como el primer producto de origen animal procedente de la que Colon había llamado tierra de de Gracia y mas tarde dio en llamarse Nueva Andalucía.

Esa convivencia, varias veces centenaria, entre el ganado bovino y las gentes de estas tierras, forma parte de su tejido cultural desde sus más remotos orígenes. Su forma de vivir, sus costumbres, su lenguaje y sus motivos de esparcimiento popular se construyeron en términos ganaderos. No en balde la antigua “suerte de derribar los toros por la cola” descrita prolijamente por “Pepe Illo” en su tauromaquia, se adopta en estos valles como motivo de su mas genuino esparcimiento popular, el coleo, en la calle principal del pueblo donde todos son protagonistas.

No es de extrañar, en consecuencia, que en estas mismas tierras y con animo de acompasar la textura tradicional de sus gentes, en cercados muy próximos a este moderno “campus” universitario que nos hace orgullosos, se estableciera la primera ganadería de lidia especializada que tuvo el país, “La Providencia” cuyos productos, hijos de vacas criollas escogidas y sementales de Veragua inscribieron memorias importantes en la ya muy antigua solera taurina de este entorno rural y su gente.

No es de extrañar tampoco, que muy cerca de este mismo lugar, donde hoy tienen asiento las instalaciones del Núcleo local de la Universidad de Carabobo, se construyera en la vetusta Hacienda “La Morita” una majada circular de “palo a pique” de trazo único, sin botalón central, con el propósito de ver torear en el campo a Juan Belmonte durante su estadía en el país como lo describe airosamente Chávez Nogales en la conocida biografía del personaje.

Con estos antecedentes que no es necesario prolongar, la construcción de la joya mudéjar de la Plaza de Toros del Calicanto, que desde su inauguración cantarán con fervor los poetas de la época, no fue mas que materializar un arraigado sentimiento popular que encontró allí una renovada expresión artística y sus promotores, los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, también quisieron mantener el centenario hilo ganadero con la importación de simiente, vacas y sementales que dieron origen a la primera vacada nacional de casta: “Guayabita”, la cual se asentó, como tenia que ser, en este mismo valle a cobijo y para orgullo de su gente.

Por esas mismas razones históricas no se puede empañar, ni por un momento siquiera, el tesoro que pervive en los mas cálidos rincones de la cultura y el sentimiento popular, con la llegada intempestiva de nubarrones que nos son ajenos y pretenden lluvias de intolerancia sobre las raíces de la sociedad que los acoge con la comprensión de convivencia cívica que ellos desprecian.

Los maracayeros de siempre queremos expresar la satisfacción que nos produce el advenimiento de ésta Cátedra Universitaria, libre y generosa, que ofrecerá formación genuina a los voceros autorizados del futuro, para explicar, a quien quiera escucharlos libremente, de donde vienen las raíces de este mensaje de la cultura popular de nuestra tierra.

ARA. Diciembre 2008

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