10/2/11

En la desunión se muere la fiesta

* En la unión esta la fuerza pero
Stalin Perez

El punto de vista con respecto a una acción de una serie de personas, siempre será diferente y nunca jamás igual; es por eso que se originan las guerras en el mundo y tantos problemas que enlutan al planeta tierra; da razón al dicho “cada cabeza es un mundo”.

Luego de analizar, objetiva e imparcialmente, este problema que nos atañe y que ha causado tantas opiniones negativas, sobre la actuación de ciertos reconocidos matadores de toros en plan de subalternos o banderilleros, en las dos corridas realizadas el 05 de febrero en Valle de La Pascua (Guárico) y el 06 de febrero en Turmero (Aragua); es preciso que sentemos cabeza y ahondar en el asunto: por qué inició dicha crisis y cómo buscar resolver la contienda que tanto mal puede generar a la Fiesta Brava Venezolana, que bastante aporreada se encuentra, que cada día agoniza mas y nosotros: los supuestos amantes de la tauromaquia en Venezuela, claro está, somos los únicos quienes tenemos el poder en nuestras manos de salvarla de esa terapia intensiva en la cual está; los españoles defienden su fiesta al igual que los mexicanos y los animalistas, como fieras detrás de los taurinos observando, meticulosamente, cómo damos un mal paso para querer aniquilarnos; es por eso que no hay otro comodín que nosotros mismos: luchar por la vigencia de esta pasión que nos une.

La inflación en el país es una de la mas altas en el mundo, se traslada con una fuerza mayor a la realidad de la fiesta brava en Venezuela; sube el precio del ganado, de la publicidad, del alquiler de las plazas de toros portátiles, de los honorarios a los matadores extranjeros y así una serie de cosas que engloban a una corrida de toros. Es así que para cada integrante de estas cuadrillas debe acarrear una serie de gastos para poder presentarse en cada festejo que se realiza y no están exentos de la problemática de la economía nacional; es un trabajo y una labor social que genera para muchos que tienen como único sustento este oficio tan respetado que son los hombres de plata. No es buscar culpables ni juzgar a nadie que actuó en este acto tan criticado, sino irse por la lógica del asunto: es imposible en nuestro país, por lo limitado de festejos, matadores de toros y subalternos una libre contratación porque si a los haberes vamos, muchos de estos hombres, quedarían por fuera del total de festejos que se celebran dentro del territorio nacional. Como reitero, es este oficio para muchos, que en verdad cumplen su papel, es el único ingreso económico o con el que se alivian del mal momento monetario que está pasando nuestra nación en cada importante feria.

Esto acarrearía que un porcentaje de integrantes de dichas cuadrillas se retiren de la cara del toro y del mundo taurino, porque sólo un grupo minoritario actuaría. No es esto, señores lectores, ¿otro golpe bajo para la fiesta? Absolutamente, una escasez de subalternos. Si son pocos los coletas de plata que se visten y se juegan la vida en los más recónditos sitios, no se puede disminuir esa sociedad, ya que la realidad son pocos los interesados en unirse a una cuadrilla de banderilleros y subalternos, ya que vemos muy extraño cuando observamos una cara nueva en las filas de ayudantes. Claro está, como lo dijo Justiniano: dar a cada quien lo suyo y lo que merece; por el otro lado si el problema es porque existen vicios que alegan dichas empresas, lo mas astuto es purificar, mejorar y darle calidad a estas asociaciones que responsablemente para el bien de las partes actúen con la mayor calidad y profesionalidad, para no caer en conflictos que sólo propinan puñaladas a la tauromaquia venezolana.

En conclusión: “al César lo que es del César” debe haber un acuerdo entre empresa y cuadrillas; que las empresa respeten el oficio y honorarios como tal tipificado como subalternos y banderilleros, siempre y cuando éstos cumplan en su totalidad con todas las exigencias y con la mayor responsabilidad y profesionalidad, en cada compromiso para el cual sean contratados; que la balanza imaginaria sea justa y completa para el bien de todos. Los matadores de toros a su oficio y los subalternos y banderilleros al suyo, no buscar culpables ni juzgar, que todo siga desarrollándose como siempre se ha originado desde hace ya muchos años en todos los festejos taurinos por una sola causa, por el bien y persistencia de la fiesta brava en Venezuela, porque como dijo un amigo muy querido “a la fiesta hay que quererla”.

1 comentario:

  1. Por mi parte estoy totalmente de acuerdo con la libre contratación (Ley de la oferta y demanda), además existen muchisimos subalternos que no cumplen con su "trabajo", por tanto es ilogico que un buen subalterno cobre igual que otro que no sale de un burladero en toda la tarde...

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