15/2/11

Cronistas ausentes

por: Manolo Zapata

Leyendo algunas crónicas hechas por cronistas venezolanos, de los festejos realizados en Valle de La Pascua (Guárico) y Turmero (Aragua), en sus Ferias de la Candelaria, recordé vagamente el libro de Milán Kundera: "La insoportable levedad del Ser", cuyo protagonista desvirtúa la realidad en favor de su propio yo; digo esto, porque estas crónicas fueron escritas increíblemente a cien, trescientos ó mil kilómetros de donde se realizaron los hechos, con el desconocimiento no sólo de lo que pasó en dichos festejos, sino que también se desconocía el fin que se buscaba en los mismos: "que no era otro que la reivindicación de los profesionales de este oficio”. No se les puede pedir a estos señores, que entiendan lo que pasó en esas plazas ya que son ajenos a la problemática que se enfrentaba; porque aunque manejen plumas o computadores en sus manos, ellos en realidad llevan dentro un torero que no pudo ser y eso les hace perder toda objetividad del tema.

No voy a contarles lo sucedido, me remito a la crónica de Juan Monasterios quien sí estuvo presente, para no caer en el mismo error de estos "cronistas ausentes", pero por lo vivido en La Pascua seguro fue un gran espectáculo lleno de torería y profesionalismo.

Como empresario y torero de La Pascua les puedo dar fe que se dio una corrida con toros mejor presentados de los que normalmente vemos en las llamadas plazas de primera categoría del calendario taurino nacional, y en las que mis compañeros los maestros "MORENITO DE MARACAY" y Manuel Medina "EL RUBI" dieron una lección de torería, profesionalismo y dura competencia en el ruedo; y en donde otros matadores dieron una clase de cómo “estar” en la plaza; tenía tiempo sin ver un capote como los de Ramón Álvarez "EL PORTEÑO" o el de "MARAVILLA"; quites tan oportunos como los JUAN JOSE GIRON y "EL PINO"; pares tan toreros como los de LUIS PRATO y PEPE LUIS NAVARRO; o puyazos tan medidos como los de "EL LLANERO", RENE QUINTANA y SEGUNDINO RAMIREZ; en fin, un gran espectáculo aunque algunos ausentes les llamaron capeas.

Tergiversar los hechos, minimizándolos por envidia al no pertenecer a ellos, ha pasado a lo largo de la historia de cualquier oficio; pero cuando vemos tamaño despropósito, no nos queda sino sentir pena de unos hombres que sueñan faenas, muletazos y aplausos que nunca llegarán; y lo que es peor, no saber llevar con profesionalismo el papel que les toca que no es otro que contar y comentar lo que ocurre en nuestra fiesta, faltándose el respeto a ellos mismos.

En cuanto a MANOLO ZAPATA, me quedo con el apretón de mano y el respeto que sentí de mis compañeros al salir de la plaza....qué más se puede pedir en un país taurino, cuyos empresarios y cronistas hubiesen dado con la guillotina en los días de Robespierre. En fin, una absoluta falta de respeto a quienes nos jugamos la vida ante el toro y la perdemos entre la mediocridad de sus plumas y la falta de imaginación; entre el egoísmo de algunas empresas venezolanas; me despido, y se los voy a decir imaginando el acento que mas les gusta escuchar: "ME DAIS VERGUENZA JODER"

manolozapata55@hotmail.com

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