Tal vez si no se deja llevar por la emoción y evita entrar sin muleta, hubiese cortado la oreja tras ese segundo espadazo casi fulminante. Foto: Andrew Moore
por: Jesús Ramírez "El Tato"
Catorce mil aficionados se entregaron este sábado 12 de octubre en la plaza de toros de Las Ventas, al torero venezolano Jesús Enrique Colombo, menos uno, el presidente que echó cerrojos a la puerta grande, pero mientras increpaban a la autoridad por su decisión, JEC igual respiraba triunfo y sentía el calor popular de la exigente afición de la capital del Reino de España.
En la arena, el criollo tiró del oficio bien planteado, determinación, tesón, facultades en banderillas, agallas, disposición, actitud y aptitud, embutido en el terno purísima y oro. El compromiso era fuerte, clave, como todos los de Madrid y más con un compañero herido que el criollo ayudó a llevar a la enfermería con la sangre a borbotones. Había que imponerse a las circunstancias y sobre todo con ese tercero de la tarde que parecía tener una embestida escondida y al que le pudo con muletazos enfibrados luego de media verónica de lujo y labor derechista de varias tandas en forma entonada que rubricó de espadazo que le valió una merecida oreja.
En el otro, sin contenido en las escasas embestidas, JEC se fue por el triunfo de oreja o ante el de la bata blanca. Pudo con cabeza, bragueta y cintura a un toro que se paró, derrochando honradez, hambre de ser figura que se lo llevó atropellado al intentar un cambio con las banderillas, siendo pisoteado peligrosamente como una aplanadora. Disminuido de fuerzas, adolorido pero con agallas se puso en las cercanías rematando con espeluznantes bernardinas. Tal vez si no se deja llevar por la emoción y evita entrar sin muleta, hubiese cortado la oreja tras ese segundo espadazo casi fulminante.
Fue una actuación de esas que en Madrid se paladean lentamente todo el invierno y que sirven para afrontar los próximos meses de ilusión renovada.
Tarde de convincente actuación sin dudas, lo único inquietante es que la temporada 2020 le ofrezca cubrir más ilusiones empezando temprano y llegando a las plazas de primera que de novillero se le abrieron.
Lejos de triunfalismos hay que encarar la situación con el silente apoderado que hasta ahora lo ha llevado. Colombo tiene la necesidad de cambiar el rumbo de su carrera ahora más que nunca, con caminos bien pensados y orientados. Se lo merece.
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