1/10/19

¿Es Tovar el espejo para verse los taurinos?

Coliseo El Llano de Tovar.

El ciclo ferial  andino   hoy día  es  un referente.

Por. Freddy Ramírez “Garapuyo”

Sin rebuscar palabras, ante la crisis, tomando como referencia lo que aconteció  en  la recién feria  taurina de Tovar Estado Mérida, donde  el  venezolano Jesús Enrique Colombo  fue base de cartel ocupando dos tardes  al igual que  el español Finito de Córdoba y otros importantes toreros. 

En esta  última cita taurina las gradas del Coliseo El Llano de Tovar,  lucieron  en  buena proporción vacías de público   y   los que  han ido a los toros han sido los pudientes, pero el pueblo como tal  no acudió a ver aquellos llamativos e interesantes carteles, las entradas, la  más económica,   tenía un valor de   375.000 Bolívares soberanos.

Por primera vez en  muchos años que data la feria de Tovar un vendedor de pinchos, chuzos  -único vendedor- ubicado   en las afueras del Coliseo, salía  cabizbajo  con los carbones  en la cabeza y sin nada que llevar para la casa.   

Ahora mismo, sin dinero contante en los bolsillos, donde mucha gente tiene que esperar remesas  de familiares en el  extranjero para poder medio alimentarse,  situación complicada  para  acudir a los toros, se  podrá contratar  al mismísimo  Roca Rey  y  el resultado económico seria  el mismo  que  se vivió en la recién finalizada feria de Tovar.

Es entendible cuando un torero interesa, no hay crisis que frené a la afición   y  público en general,  sí hay que  empeñar muebles e inmuebles, vender  los trastos de cocina,  se hace,  con tal   ver torear  aquel torero  y esto en la Sultana del Mocotíes  no aconteció.

Viéndonos en este  inmenso espejo  andino, es hora  -no sé, digo yo- de desempolvar ingenios como aquellas famosas  pólizas llamadas “clubes del hogar”, con sorteos de electrodomésticos, -hoy día serian  productos de la cesta básica alimenticia-  se visitaban barrios, comunidades, urbanizaciones, haciéndolo casa por casa, jóvenes, estudiantes, profesionales y  amas de casa, eran los flamantes vendedores de aquel  famoso sistema,  la primera cuota quedaba para el vendedor; por cierto  aquellos abonados seguían siendo parte activa del vendedor   que  lo visitó  en su casa por primera vez  y  quien seguía visitándole  para renovar dicho abono  y  por lo cual percibía  de parte de la empresa taurina un especie de regalía…

La  plaza de   Mérida, créanlo, llegó a tener unos  6.700  abonados, San Cristóbal  en los primeros años con El Lic. Hugo Domingo Molina también fue punto de referencia con aquel sistema de abono taurino.

Si aquellos ingenios de ogaño le agregamos lo nuevo, con el  tendido joven, cuota de entradas con descuentos para estudiantes, para los de la tercera edad,  el trato preferencial  para la féminas, mejorando  la presencia de los toros a  lidiarse,  creo que se incrementaría el apartado de entradas… 

La idea es ir desempolvando  métodos,  agregando   iniciativas  para ir procura  de  un abono,  que si bien no  cubre la expectativas económicas  de los empresarios, pero cubriría  en  parte  tanto cemento vacío de las plazas de toros; de esta manera el público y afición volvería a las plazas,  esperando los tiempos muy buenos que revolotean a la vuelta de la esquina…

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