En la actual coyuntura socio económica política que se vive y confronta en Venezuela, la tarea de mantener activas a las Escuelas Taurinas que tienen vida en el país: tres de la Región Los Andes, la “Humberto Alvarez” en Mérida y la “Rafael Orellana” en Tovar, en el Estado Mérida y la “César Faraco” en San Cristóbal, Estado Táchira, no es nada fácil pero tampoco difícil, habida cuenta que el gusanillo del toro, bien incrustado está, en el cuerpo y mente de los infantes y adolescentes que acuden a las plazas de toros, sedes de las escuelas, para aprender e instruirse en lo del toro, lo que piensan cada minuto, hora y día, de sus vidas, por lo que el apoyo a dichas escuelas, debe ser super irrestricto, por nada ni nadie, imposible dejarlas morir.
Tan cierto como que el sol sale todos los días, imposible dejarlas morir. No vale excusa alguna para no apoyar a las Escuelas Taurinas existentes en nuestro país. Acuden a ellas, niños(as) y adolescentes, sin trauma y daño psíquico alguno, con la firmeza de enterarse del Arte de La Tauromaquia, instruirse en la forma y manera de lidiar novillos y toros, en su técnica, arte, en la práctica y lo teórico, en el estudio y aprendizaje de los fundamentos, cánones e historia de la Tauromaquia, entre otros aspectos.
En la región andina merideña tachirense, subsisten, por encima de las circunstancias y secuelas que deja la crisis pandémica, tres Escuelas Taurinas, las ya citadas, emblemáticas en el mundo del toro, con alumnos que junto a sus padres y representantes e instructores, enfrentan, a todo momento, el acoso solapado de quienes luchan por hacerlas desaparecer, lo que no lograrán, “si quieren guerra pues guerra tendrán”, no existe nada ni nadie, que pueda sacarle a un infante y adolescente, la semilla taurina que llevan muy adentro de sí, que se siembra cada día, más y más, en las buenas y en las malas, blindada con el apoyo irrestricto que les llega de la afición taurina venezolana.
Por eso, en estos tiempos de cruda crisis impregnada de pandemia coronavirus, imposible dejar morir a la Escuelas Taurinas en Venezuela, en ellas se forma a la generación de relevo de la Cantera Taurina, se engrandece y dignifica la Fiesta Brava, con sus niños alumnos, por lo que el llamado, una vez más, a las Empresas Taurinas, a Ganaderos de Lidia existentes en el país, a los aficionados taurinos, que pongan de manifiesto, toda la mayor voluntad y esfuerzo, pese a lo difícil que anda lo económico y apoyen irrestrictamente a nuestras Escuelas Taurinas, defenderlas a capa y espada, evitar, a toda costa, que los insulsos adversarios, coarten a los infantes su sobrada ilusión y convicción, de convertirse profesionales del toro y olé.
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