Las horas previas a la corrida suelen ser muy duras para los toreros. El miedo, la preocupación y la tensión se dan la mano, por lo general los diestros no comen ni duermen. Extrañamente la historia del toreo nos cuenta de tres toreros que llegaron felices a la plaza el día que murieron.
16 de mayo de 1920 - Talavera de la Reina
Joselito durmió mal la noche previa a su muerte, por la bronca que escuchó esa tarde en Madrid. Tras despertar con molestias estomacales recuperó su vitalidad y viajó alegre a Talavera, donde llegó jaranero y en el coche que le llevaba al hotel Europa con Sánchez Mejías gritaba "vivan los novios". Trasteando las cosas se partió el botijo que llevaba su nombre grabado y el torero dijo: "ya se partió Joselito".
Almorzó paella y durmió la siesta muy relajado. Mientras le vestían de grana y oro cantaba unas tétricas coplas sobre la muerte de El Espartero, que aprendió en Lima.
El quinto toro, "Bailaor" de la viuda de Ortega le dio una tremenda cornada en el vientre con salida de epiplón, intestino y vejiga. José al verse fuera sus intestinos, entró en un profundo shock del que no salió. Así murió el rey de los toreros.
26 de septiembre de 1984 - Pozoblanco
Francisco Rivera "Paquirri" quería terminar su temporada en Logroño, pero su amigo Diodoro Canorea le pidió el favor que toreara en Pozoblanco. En Dax (Francia) diez días antes, tras lidiar seis toros, cenando en casa de unos amigos, éstos le preguntaron dónde cerraba el año y él dijo: Logroño. Isabel Pantoja a su lado le contesta: "No, Paco está Pozoblanco". El torero de los ojos verdes dijo: "Ah no, eso son cabras".
Tras llegar de Logroño , Paquirri durmió en su habitación del hotel Los Godos. Feliz, bajó al comedor a reunirse con la cuadrilla, sin mostrar inquietud alguna. Almorzó tortilla de patatas, flan y agua. Para pasar el rato jugó cartas con sus banderilleros, ganando todas las manos y quitándoles unas buenas pesetas.
De azul marino y oro llegó al patio de cuadrillas, bromeando con sus hombres sobre las partidas que ganó. "Avispado" de Sayalero y Bandrés le dio una horrenda cornada en el muslo derecho. Desangrado, falleció el torero de Barbate llegando a Córdoba.
30 de agosto de 1985 - Colmenar Viejo
El nombre de José Cubero "Yiyo" no figuraba en los carteles de Colmenar Viejo, pero tras una lesión de Curro Romero, la empresa MELAN S.A le llamó para sustituirlo. Media hora después también llamó a su apoderado la empresa de San Sebastián de los Reyes para otra sustitución, pero ya el destino del joven Yiyo estaba sellado.
José Cubero durmió feliz por la oportunidad cerca de Madrid. Pidió a su hermana un filete y abrió una lata de espárragos, viajando a Colmenar muy contento. Se hospedó en el hotel Palmy de Miraflores de la Sierra.
Vistió de azul marino y oro, tras no querer usar el burdeos y azabache con el que fue amortajado horas después. Yiyo en el patio de cuadrillas estaba sonriente y relajado. El sexto toro "Burlero" de Marcos Núñez -que al parecer entró en la corrida a última hora- fue bueno y José le toreó perfecto. Luego de un pinchazo, fue volteado tras una estocada al segundo intento, cayendo a la arena. Trató Yiyo de librarse del toro pero el animal no hizo caso de los capotes de los banderilleros que hacían el quite y le levantó en seco, partiendo el corazón del joven príncipe del toreo que en ese instante se convertía en leyenda.
Un detalle también importante en estas tres tragedias fue el orden de salida de los toros, quinto, cuarto y sexto respectivamente.
Tres historias de grandes toreros que dejaron su vida en los pitones de los toros, demostrando la grandeza del toreo, donde la gloria y la muerte caminan juntas.
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