No es fácil comprender o asimilar que un torero joven y con condiciones, que ha salido a hombros siete veces en la maestranza "César Girón", incluyendo la tarde de su triunfal alternativa, no se encuentre en los planes de alguna empresa taurina en el país.
Édgar Antonio, hijo del matador de toros aragüeño Edgar Díaz "El Victoriano", ha tenido la fortaleza y el profesionalismo, ante tantas vicisitudes, de aprovechar sus armas de torero para abrirse paso en Perú, sin falsas lamentaciones, imponiéndose en una lucha desigual.
Precisamente actuando en la plaza de Torokuna, tras una aparatosa voltereta, resultó con rotura parcial del tendón subescapular del hombro izquierdo, por lo que se vio obligado a someterse a una delicada operación, para poder recuperar la estabilidad del hombro y el reforzamiento capsular.
Ahora tras los rigurosos ejercicios de rehabilitación y terapias cumplidos satisfactoriamente, Edgar Antonio entrena con ahínco y constancia diariamente;con afición y vocación; y además con renovadas ganas de seguir triunfando.
Edgar Antonio es un matador joven, hecho al fuego de la ilusión y con gran caudal de aficionados que lo siguen y apoyan. Tras su alternativa en Maracay con Erick Cortez y Manuel Escribano saliendo a hombros en inolvidable tarde, estrenó el grado en Perú el 16 de mayo de 2016 en corrida ferial de San Isidro en la plaza "El Molino" de Arequipa con toros de Chaviña, saliendo a hombros.
Allí comenzó su peregrinar por cosos incas, donde se ha ganado un nombre, a base de constancia y respeto a la profesión.
Ahora totalmente recuperado y entrenando en Cagua del estado Aragua, el valiente espada afirma que la conclusión de la terapia será cuando vuelva a vestir el áureo traje y retome el aire torero humildemente heredado, para seguir hacia adelante, confiando plenamente en sus posibilidades y condiciones, siempre del lado positivo, porque nos dice, que luego de tantos obstáculos, siente que está más cerca del torero que ha querido ser y por lo que seguirá luchando con fe y paciencia, hasta volver a pisar en seda y oro la arena de una plaza de toros.
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