Definitivamente los nervios llegaron a la vida del Cuculus Canorus o mejor conocido Cuco. La despierta ave que utiliza el parasitismo de apuesta, que no es otra cosa que insertar su huevo en el nido de una amplia multitud de aves para librarse de sus responsabilidades reproductivas, empieza a ver con desconfianza a una competencia quizás mas vivaz y efectiva: "El Animalismo".
Es tal la efectividad de la competencia del Cuco que ha hecho de unas ya envejecidas ciudades europeas, un objetivo perfecto para ejercer su parasitismo de apuesta suplantando en un gran número de hogares al "Bebé común" a cambio de cientos de especies distintas, para sumarlas al gran negocio animalista mundial y así convertir en víctima al hospedador por partida doble: primero como vanguardia de su economía y luego dejándoles sin genética. Nos tememos que en los próximos 20, 30 o 40 años, en algunas ciudades europeas no habrá quien cuide al infiltrado y mucho menos al viejo sin transmisión genética.
En América latina, y sobre todo en Venezuela, viendo el avance tan lento que llevan en los hogares en general, debido al gran gusto que tenemos por la familia, y por el exagerado y exquisito placer que tenemos en hacerlas; han mutado como el covid, enfocándose en penetrar municipio por municipio, Alcaldes, Concejales, todo personal que se necesite por localidad, infiltrando cómplices para hacer ejercer a futuro, unas leyes que aún no se presentan ni como anteproyecto en la Asamblea Nacional (A.N.)
Todo esto terminaría en una resta para quienes les apoyan, ya que como ha pasado en otros países, este tipo de intruso tratará de levantar vuelo e independizarse al verse con la fuerza suficiente para controlar todo a su paso.
A todas estas algunos políticos apenas dan forma a su nido sin darse cuenta que son acechados por un enemigo que les sonríe, que ha hecho de la tauromaquia descontextualizándola y utilizándola como bandera de contraparte, por su fama, en el señuelo perfecto de distracción contra la tierna foto del niño con el perrito como imán social ante tanta ternura en las redes, para victimizarse y convertirse en salvadores de lo que realmente no les importa: el mundo animal.
Un ejemplo: el toro de lidia, en vía de extinción en los campos venezolanos producto de la irracionalidad de este sector ilógico de "lógica", impulsado por el mercado económico mundial del animalismo.
Normal las dudas del Cuco! en introducir el huevo en nido ajeno, temiendo que llegue el animalismo y les cambie "el mandado" como a la vieja Europa: sin huevos, sin nido y sin genética.
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