Foto histórica. Tres famosos del Toreo Nacional. En el centro, Cayetano Pastor Alí, ex-novillero, organizador, empresario, amo de cuadras de caballos, ganadero, veedor de toros excepcional quien indujo a Rigoberto Bolívar-derecha- a emprender la exigente profesión de piquero; reuniéndose, además, en la torerísima gráfica la figura de Vicente Aray "Camachito", otro buen picador de toros. Se recuerda, que, "El Negro" Bolívar, fue aspirante a novillero, propósito al cual desistió...Los tres ya se encuentran en la Santa Gloria...Don Caye, Bolívar y Camacho. Foto: Galerìa familiar Bolìvar
por: César Dao Colina
*EXISTEN imágenes imposibles de borrar en los anaqueles de la memoria taurina. Y, por este tiempo, cuando la noticia rasga en letras electrónicas la muerte de Rigoberto Bolívar “Pastoreño”, aquel célebre y recio hombre de a caballo y, aún, más, cuando estábamos lejos de la tierra que duele, la ausencia se conjuga por partida triple. *Bolívar...eficaz y buen profesional del castoreño, la gregoriana y de la vara alabeada; culto caballero, amigo de tantos Patios de Caballos quien, con su habitual carácter burilado por la chanza repleta de gracia, justa para el momento y ataviada por aquella visible dentadura de mate oro y plata, moldeaba buena parte de la Tauromaquia venezolana. Hombre, criollo, con estampa de caballero medieval, encajado en la sonrisa franca.
Bolívar....desde el Hotel Carabobo a la arena carabobeña...
*FECHA:-(22) de febrero de 1969. Primera Corrida de la Prensa en el cáliz cabrialense. *Encartelados: Curro Girón, Manuel Benítez “El Cordobés” y el as mexicano Manolo Martínez, quien junto a Curro, tuvieron el arenal valenciano como cuartel general de sus ruidosos triunfos. Casi ¡30 mil personas!, honorarios millonarios, y seis toros de Don Reyes Huerta. Rigoberto Bolívar, junto a otro amigazo de ley: Efrén Acosta, estaba colocado con el maestro Martínez.
Picó al primero Acosta, con hermosa casaquilla esmeralda y plata, haciendo bello matiz con la cucarda del castoreño; con eficacia, echando la vara por delante y paralela al cuello del caballo, dejó un puyazo en buen sitio. Ovación desgranada desde las Gradas hasta el callejón.
*En el segundo, Manolo, ordena, echar por delante a Bolívar quedándose en segunda tanda, Acosta. Se arranca “Nopalero” más allá del segundo círculo concéntrico de cal, Rigoberto Bolívar lo aguarda, pecho afuera, bien agarradas las bridas y cuasi alzándose sobre la silla, recibe la fuerte embestida de la res poblana que se llevó al equino estrepitosamente de un solo envión cayendo sobre las patas traseras. “El Negro”, no se amilana, corajudo, lleno de amor propio, enrazado, se deja medio botar de la silla quedando el caballo como escudo protector y sin quitarle el palo al burel, apoyándose sobre su pierna derecha, consuma el tercio con aquilatada y brillante gallardía.
La locura vestida de paroxismo colectivo...
* El COSO, un hervidero, Manolo, sonríe; Curro, como buen Girón, le dice:-“Vaya mi Negro, esas caraotas tienen hierro del bueno”...Estalla una ovación redonda, toda una supresión de cambios y secuencia; más, no se creía fácilmente lo que se veía y se oía, cuando a los picadores, parte de la fauna taurina, le tienen cierta “fobia”. ¡La Plaza, de Pie!, ¡Rigoberto Bolívar, por igual!; vuelve a los lomos de “Ponche Crema”, y cuando se disponía a retirarse del redondel, Manolo Martínez Ancira, en un gesto supra-enaltecedor, muy parecido a los de su paisano Lorenzo Garza Arrambide “El Magnífico” o “El Ave de las Tempestades”, bueno, figuras al fin, detiene al “Negro” y al rocinante para que reciba, ya no andando, sino parado, cerca del burladero (3), la frenética y sonora cascada de emociones. Reverencialmente, Rigoberto, se destoca con suprema elegancia enhebrada con el mostaza de su “chaquetota en bordón”. ¡Vaya estampa con sabor añejo, que, aquí, en este amplio ruedo, jamás ha vuelto a repetirse!..Afanosamente buscaremos la foto...
Terminada la corrida..... Un hombre entre hombres
*BOLÍVAR, no pronunció una palabra desde la Plaza de Toros hasta el Hotel Carabobo, esquina oeste de la plaza Bolívar, lugar de las celebérrimas, diarias y fogosas tertulias taurinas valencianas de los años (40). Se vistió de calle, de civil, como un autómata, preso aún por el impacto del acontecimiento, porque fue un verdadero acontecimiento. Seguidas, invitó a Vicente Aray “Camachito”, al “Loco” Muñoz y a Carlos Saldaña Paoli a refrescarse, muy cerca, en La Torre de Plata...y, cuando el querido y respetado “Negrusio apuraba la primera “rubia”, ¡explotó de repente y se puso a llorar acodándose en la barra! ¡Momento serio de un hombre ante hombres!... y, algo distante, cuando César Girón supo la hazaña de su picador preferido, de boca de otro de sus elegidos, Saldaña, pronunció esta salpimentada frase:-“Ese es mi Negro Bolívar, cará.., y pensar, vale, que “Sapito de Goma” (¿?) ahora se entretiene en decir que es mal picador”.
*AQUEL domingo lo abrazamos, y, ahora, hace poco, cuando cerró en paz su pecho torero, lo celebramos con una muda oración porque adivinamos la serenidad de su alma; ahora, nos queda el Gran Trofeo de su Amistad, uno de los tantos que reconocieron su vida y su esencia torera.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario