Foto archivo: blog feriataurina.wordpress.com
Miguel Ángel Perera arrolló en la segunda corrida de la feria de Colmenar Viejo al cortar tres orejas y abrir la puerta grande en el mano a mano que le enfrentó con el francés Sebastián Castella, que fue eclipsado por su alternante. La corrida de Albarreal no fue un dechado de virtudes, pero sirvió para comprobar, por lo menos en esta tarde, el estado anímico de cada uno de los espadas.
El segundo de la tarde, no apuntaba grandes cosas de salida y a ello contribuyó el desastroso desarrollo de la suerte de varas y banderillas. Pero muleta en mano, Perera se encargó de sacar el fondo de nobleza del astado, con varias tandas de muletazos de mano muy baja, enganchando siempre por delante y quieto como un poste. Firme y serio, el extremeño estuvo poderoso con ambas manos, bajando el engaño y tocando con sutileza para empujar las embestidas. El toro no tuvo más remedio que seguir el látigo que tiene por muleta Perera, que tras estocada caída paseó el primer trofeo.
El tercero de lidia ordinaria cayó descordado al intentar tomar el primer lance de Miguel Ángel Perera por lo que se lidió un sobrero de Luis Algarra, que empezó manseando y calamocheando de lo lindo; nada hacía presagiar que tendría faena. Pero allí estribó la grandeza de Perera, que literalmente lo apabulló con un toreo recio, profundo, ligado; sin darle al toro la más mínima opción de mansear y de nuevo sacando a flote sus pocas cualidades. El torero construyó un sólido y poderoso trasteo, en el cual varios derechazos, naturales y pases de pecho, fueron sencillamente de lujo. Fue impresionante la manera como el diestro no sólo triunfó con este toro sino cómo logró que lo que en principio parecía un imposible, fuese una faena grande. Lo caída de la espada dejó semejante obra en una oreja.
Pero no se conformaría Perera, que alborotó la plaza con el sexto, al que recibió con dos ceñidos péndulos y luego volvió a aplicar la medicina que ante toros tardos y sosos nunca falla: Colocación perfecta, engaño por delante, mano baja y toques autoritarios para fijar al animal, engancharle perfecto, llevarlo con poder y rematarlo con hondura. Varios pases fueron de órdago y el arrimón final, impresionante. Los pitones del toro acariciaron más de una vez la taleguilla de un inmutable Perera que disfrutó de lo lindo, donde otros seguro tragan quina. El valor de este torero por lo que se ve no tiene de momento límites y sólo dos descabellos dejaron su obra en una oreja.
Por la otra parte, no tuvo su tarde Sebastián Castella que se enfrascó en tres largas y cansinas faenas que no le llevaron a ninguna parte. Cierto es que su lote no fue de bandera, pero tenía más o menos las mismas virtudes y carencias del que sorteó su compañero. Muy cansino en su andar, soso y sin alma; el galo toreó con corrección y oficio, pero claramente se vio que no estuvo en Colmenar. Voluntarioso sí; pero sin ese brillo que desprende otras tardes. Tanto alargó sus faenas que sonó en cada una un aviso antes de entrar a matar; por cierto de muy mala manera, dejando en primera instancia un horrible bajonazo con derrame. Otro día será.
FICHA DE LA CORRIDA
Colmenar Viejo.
Lunes 29 de agosto.
Menos de media entrada.
Segunda corrida de la feria de La Virgen de Los Remedios.
Cinco toros de Albarreal, (primero bis) serios y de juego deslucido en líneas generales, nobles pero sosos y con mal estilo. Uno de Luis Algarra (tercero), noble pero con mal estilo.
Pesos: 512, 471, 498, 538, 463 y 470 kilos.
Sebastián Castella, de lila y oro: Silencio tras aviso, saludos tras aviso y palmas tras aviso.
Miguel Ángel Perera, de sangre de toro y oro: Oreja, oreja y oreja. Salió a hombros.
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