Nerio Ramírez saliendo a hombros durante su debut en Mérida, en febrero de 1980.
* Doctorado en Úbeda, Ciudad Patrimonio de la Humanidad, Provincia de Jaén; Nerio Ramírez, torero tovareño, en carteles de España, Francia y Colombia.
POR: NILSON GUERRA ZAMBRANO
El domingo treinta de septiembre de 1979, cuando faltaban siete minutos para las cinco de la tarde, en la histórica Plaza de Toros de San Nicasio de Úbeda, entre los ríos Guadalquivir y Guadalimar al sur de España, recibió la espada y muleta en señal del doctorado en tauromaquia, el novillero Nerio Rafael Ramírez “El Tovareño”, de veinticinco años de edad.
La ceremonia tuvo como padrino al torero hispano Francisco Ruiz Miguel y de testigo actuó el también ibérico Juan Antonio Esplá, ambos ubicados entre la primera veintena de ases de la temporada.
Segundo festejo de la Feria de San Miguel Arcángel, cuyos orígenes se remontan al siglo trece. Siguiente día de la fiesta patronal. Tiempo soleado. Lleno completo. Se lidiaron seis toros de Don Carlos Sánchez Rico (Salamanca), cuya procedencia es de Don Félix García de la Peña. Actuó la Agrupación Musical Ubetense (AMU), dirigida por el maestro Manuel Antonio Herrera Moya desde junio de 1969.
El empresario del ferial fue el madrileño Juan Gutiérrez Puerta, destacado hombre de negocios taurinos que ese año ofertó en la licitación para la Feria de San Isidro. En un principio se había pactado la alternativa para la Plaza de Villanueva del Arzobispo, también en Jaén, con un cartel conformado por Manuel Benítez “El Cordobés” y Serafín Payá. No se realizó el festejo por indisposición de Benítez.
Nilson Guerra, apoderado, Nerio Ramírez y el subalterno Mauro Alí Pereira, peón de confianza.
Ramírez, enfundado en un terno malva y oro, recibió con tres ceñidas verónicas a “Chileno”, No. 54, negro bragado. Se escucharon sonoras palmas. Llevó el animal a la jurisdicción del picador de confianza José Luis del Monte. Buena vara. Luego colgó dos lucidos pares de banderillas.
En medio del mayor silencio recibió los trastos de Matador, espada y muleta, y devolvió el capote. Ruiz Miguel le dijo: “ muchos escogen este camino, no todos llegan. Te felicito y deseo mucha suerte”. Luego de los abrazos de padrino y testigo (Esplá dijo ..enhorabuena..) saludó al Presidente del festejo Don Luis Blanco, para iniciar faena.
Dos tandas de pases con la zurda, iniciadas con el pase cambiado, despertaron el entusiasmo general. Luego una serie con la derecha. Sonó el pasodoble Chiclanera. Volvió por naturales, citando de frente con los pies juntos, se adornó y después de nuevos derechazos colocó la espada en todo lo alto, para despachar con efecto rápido.
Dos orejas. Paseo circular en medio de las palmas. En los tendidos y en el callejón surgieron los mejores comentarios para un joven diestro americano que culminaba con éxito su carrera novilleril de quince actuaciones en ruedos ibéricos y dos en las plazas francesas de Ceret y Arles.
Convertido en Matador de Toros, Nerio Ramírez devolvió espada y muleta al maestro de Cádiz Ruiz Miguel, quien lidió segundo y cuarto de la tarde con balance de una oreja. Ramírez agradeció a Ruiz la concesión del doctorado y éste lo felicitó por el triunfo logrado.
Ruíz Miguel tuvo un balance artístico de palmas en el primero y oreja en el segundo.
Esplá agradó con los rehiletes y escuchó ovaciones en sus dos actuaciones, sin cortar orejas. Su primera faena fue musicalizada.
“El Tovareño” cerró el festejo. Ceñidos lances a la verónica. Palmas para el varilarguero Manolo Atiénzar Vega. Asistido por la buena capa de Ricardo Mencía, primero de la cuadrilla, nuevamente se lució en banderillas. Brindó a sus emocionados subalternos (también actuaron Mariano Gallardo y Antonio Maezo) y al consecuente mozo de espadas Don Miguel Mateo Barahona, hombre de experiencia en la guerra civil. Faena basada en naturales, con palmas, música y olés. Artística ejecución con la derecha. Con el estoque dejó pinchazo y entera. Despedido con aplausos.
El cronista Rafael Alcalá del “El Diario de Jaén” escribió en su reseña que “hubo una cosa que me gustó en el torero venezolano y es que ligó faena y estuvo tranquilo, sin nervios, aunque latiera con prisa su joven corazón”.
Antes de regresar a Madrid, la cuadrilla festejó con brindis y cena en un restaurante ubetense. El dueño del negocio, que había estado en la corrida, emocionado por la visita del triunfador, ofreció la comida en su honor.
Culminada la corrida, “El Tovareño” quedó registrado como el quincuagésimo sexto torero venezolano de alternativa en cincuenta y siete años de historia después del doctorado de Eleazar Sananes en Madrid (Plaza de la Carretera de Aragón) el 22 de mayo 1922.
Es el segundo merideño que hizo el grado en una plaza española. El primero fue César Faraco Alarcón, oriundo de San Juan de Lagunillas, el trece de mayo de 1955, a la edad de veintidós años, apadrinado por el caraqueño Antonio Bienvenida y testimonio de Manolo Vásquez, en la madrileña Plaza de Las Ventas.
Treinta y ocho venezolanos recibieron el doctorado, hasta ese momento, en tierras españolas, destacando la plaza de Barcelona con ocho actos, de los cuales cuatro corresponden a la familia Girón Díaz (César, Rafael, Curro y Efraín) y completando Carlos Saldaña, Adolfo Rojas, Celestino Correa y José Nelo).
El mayor número de padrinazgos lo tiene César Girón con cinco, seguido por Antonio Bienvenida y Curro Girón con tres, con dos quedaron registrados Antonio Chenel “Antoñete”, Eloy Cavazos, Paco Camino, Manolo Martínez y Dámaso González.
La genealogía de la alternativa de “El Tovareño” revela que Ruiz Miguel recibió el doctorado de manos de José Fuentes (Barcelona, 27.04.1969) y éste de Antonio Ordóñez Araujo (Málaga, 18.04.1965), siguiendo la línea histórica con los nombres de:
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Julio Aparicio (a Ordóñez en Madrid, 28.06. 1951)
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Joaquín Rodríguez “Cagancho” (a Aparicio, 12.10. 1950)
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Rafael Gómez “El Gallo” (a “Cagancho”, 17.04.1927)
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Emilio Torres “Bombita” (a “El Gallo” , 28.09.1902)
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Manuel García “Espartero” (a “Bombita”, 29.09.1893)
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Antonio Carmona “El Gordito” (a “Espartero”, 13.09.1885)
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José Carmona “Panadero” (a “El Gordito”, 08.07.1862)
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Juan Pastor “Barbero” (a “Panadero”, 02.06.1850)
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Juan León “Leoncillo” (a “Barbero”, 08.04.1839)
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Curro Guillén (a “Leoncillo”, 1820)
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Jerónimo José Cándido (a Guillén, 22.06. 1799)
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y Pedro Romero (alternativado el 20.04. 1776 a Cándido en 1792)).
La historia de la plaza de Úbeda, levantada en medio de iglesias góticas y palacios renacentistas, registra un importante hecho. El 29 de septiembre de septiembre de 1865, día del Patrono San Miguel, tomó la alternativa el célebre califa cordobés Rafael Molina “Lagartijo”, de legendaria rivalidad con Salvador Sánchez Povedano “Frascuelo”.
Entre los años 1967 y 1979 en los carteles ubetenses destacaron los nombres de los toreros Miguel Mateo “Miguelìn”, Angel Teruel, José Fuentes, Miguel Márquez, Antonio Chenel “Antoñete”, Manuel Benítez “El Cordobés”, Sebastián “Palomo Linares”, Cèsar Girón, Antonio Millán “Carnicerito de Úbeda” , Francisco Rivera “Paquirri”, Dámaso González, Pedro Gutiérrez Moya “El Niño de la Capea”, Santiago Martín “El Viti”, Paco Alcalde, Luis Francisco Esplá, José Luis Galloso, Julio Robles, José María Manzanares, Juan Antonio Ruiz “Espartaco” y Emilio Muñoz.
Lucha por un sitial
La historia de Nerio Ramírez (Tovar, 24.09.52) representa el esfuerzo de un muchacho humilde por abrirse paso, sin mayor apoyo que su afición, en la difícil y controvertida fiesta brava. En su infancia asimiló las primeras ideas taurinas durante la celebración de dos novilladas en un redondel portátil cerca de su casa, en la parte posterior de la Capilla de la Cruz, que entonces se buscaba convertirlo en templo parroquial de Nuestra Señora de Fátima, en mayo de 1963.
El niño Nerio estaba en la catequesis, bajo la dirección del sacerdote trujillano Alfonso Albornoz Pérez. Este prometió la entrada gratis al circo taurino a quienes ayudaran en las labores de construcción, lo cual lo llevó a esforzarse cargando ladrillos.
No otro pudo ser el impacto. Por primera vez se presentaron toreros tovareños. Debutó el fino artista del capote Ramón Ramírez “Rísquez II”, al lado de Francisco Alonso Briceño y José Alcides Salas. Completaron las ternas Eduardo Landa y el peruano Alejandro Campos “Campitos”.
Tres meses más tarde presenció la feria septembrina de Nuestra Señora de Regla y cimentó su afición al ver en el Teatro Cinelandia, gerenciado por Don Miguel Rosario, películas con algunos segmentos taurinos rodados en plazas españolas. Una de ellas es “Nace un torero”, con Manuel Cano “El Pireo”, matador de toros de los años sesenta.
Instaló su primer cuartel taurino al inaugurarse la Plaza de Toros Monumental de Mérida, en 1968, después de haber dejado sus primeros capotazos a novillos criollos en la tovareña Plaza Vista Alegre (*).
Nerio Ramírez antes del paseillo en la plaza portátil instalada en Tovar en 1986; a su lado el hijo hoy matador Rafael Orellana, a la edad de tres años.
Se enfundó en un traje de luces por primera vez en el circo portátil instalado en La Plazuela, barrio El Añil de Tovar, el nueve de septiembre de 1970, alternando con el matador de toros Alfredo Sánchez y los novilleros Luis Meza y Carlos Reinaga. Por los redondeles portátiles de la zona andina (colombiana y venezolana) anduvo en sus primeros momentos, intercalando entrenamientos y actuaciones con el necesario trabajo para subsistir.
De esos pueblos interioranos y montañeros se recuerdan Queniquea, Colón, Coloncito, Caño Zancudo, Nueva Bolivia, Canaguá y Río Chiquito de Venezuela, y los colombianos Bochalema, Sardinata, Toledo, Labateca, Arboledas, Gramalote, San Luis de Cúcuta y Villa del Rosario.
En septiembre de 1971 integró cartel con los también novilleros tovareños Vicente Ramírez y Julio Dávila, con toros criollos, en lo que fue la última temporada en el histórico lugar de las ferias tovareñas.
Lleno completo y alegre expresión de la tovareñidad en redondel de madera.
En 1974 decidió irse a España para mejorar su autodidacta formación, personalizar su forma de interpretar el arte, alcanzar identidad propia y lograr una alternativa decorosa. Allí se encuentra con sus amigos novilleros venezolanos Jorge Polanco, Marcos Peña “El Pino” y Rafael Pirela. Durante el primer año, residenciado en la céntrica calle del Barco (No. 24) de Madrid en casa de Marita Rodríguez Seoane, anduvo en el grupo de “El Chino Torero”, acreditada cuadrilla cómico – taurina dirigida por Manuel Pérez Luque, con numerosos contratos en España y América.
En diez oportunidades se vistió de luces para lidiar y estoquear un novillo por tarde, en lo que se conocía como la “parte seria” del espectáculo, pero sin que estas presentaciones sirvieran para ingresar en la estadística o para relato de medios de comunicación social. De baja remuneración e integrado totalmente al equipo de trabajo, donde además de torero tenía que hacer de obrero, cargador, ayudante y cómico, Nerio vio cubrir sus gastos, guardar unas cuentas pesetas y acrecentar su experiencia frente a la bravura y raza del toro ibérico.
Asiduo visitante del inmenso parque “Casa de Campo” para conservar facultades físicas y entrenar de salón, de la vieja Plaza de Toros “Las Ventas” para presenciar cuanto festejo se realizara y de los corrillos taurinos del centro madrileño (especialmente del bar “La Sastrería) para mantenerse en el ambiente. En este último lugar conoció a dos acreditados subalternos Alberto Díaz Martínez “Madrileñito” y Ricardo Mencía Barros. Con Mencía, un exigente director artístico y apoderado, le correspondió andar en cuatro temporadas anuales, hasta culminar con la alternativa en el coso ubetense.
Las primeras actuaciones ocurrieron en plazas de tercera categoría, en novilladas sin picadores, logrando sumar el cupo para extranjeros. No faltaron tardes de añadidura en las que su nombre no figuró, pero que se contrataban con el ánimo de fortalecer la preparación para la fuerte campaña de festejos con animales de mayor peso.
El 17 de septiembre de 1978 debutó con picadores en Cascante (Navarra), alternando con José Castilla y Enrique González “El Bayas”. Su triunfo le valió la repetición al año siguiente. Y desde allí no paró de torear todas las semanas hasta totalizar diecisiete novilladas con balance de veinticinco orejas y tres rabos, y tres festivales. En sus dos presentaciones en Francia cortó orejas.
Su único paseíllo en la monumental “Las Ventas” fue el domingo diecisiete de junio de 1979, durante mañanero festival a beneficio de los huérfanos de la Policía Municipal del Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid. Conformó cartel con los matadores Joaquín Bernadó y Agapito Sánchez Bejarano, y el novillero Juan Herrera. Se lidiaron cuatro novillos de “El Pizarral”, de Casatejada, Provincia de Cáceres. Cortó una oreja. Las fotos de la época muestran a Nerio con la oreja y a un lado el subalterno Alberto Díaz “Madrileñito”. Completaron la cuadrilla Ricardo Mencía y el picador José Luis del Monte Galán.
En la temporada española de ese año quedó colocado en la casilla quince de los novilleros, con quince paseíllos, veintiséis orejas y cuatro rabos.
Figuraron en la estadística, entre otros, “El Mangui”, Pepe Luis Vásquez, Maribel Atiénzar, Víctor Méndez, Luis Reina, Juan Antonio Ruíz “Espartaco”, Antonio Ramón Jiménez, Patrick Varin, Richard Millán, Paco Ojeda, Luciano Núñez y Pepín Jiménez. El máximo triunfador fue Mario Triana. Sus actuaciones más relevantes tuvieron lugar en Cartagena, Azpeitia y Cascante (por segunda vez).
Medio centenar de corridas
“El Tovareño” dio prestigio al gentilicio de la tierra mocotiense y abrió lo que ya se puede conceptuar como “la escuela taurina tovareña”, al triunfar en las Plazas Nuevo Circo de Caracas (en dos oportunidades), Mérida (en cinco tardes), Maturín, San Felipe, Barinas y Guayabal (Tolima – Colombia).
De especial significación fue su debut en Mérida, el 16 de febrero de 1980. Hizo el paseíllo con Francisco Rivera “Paquirri” y Miguel Espinoza “Armillita Chico”. Dejó dos faenas ante toros de Mimiahuapan, cortó las orejas a “Mocotíes” y salió a hombros.
Ese mismo año, veinte de abril, se estrenó en el Nuevo Circo de Caracas con Manolo Martínez y Bernardo Valencia, y cinco meses más tarde (14.09.80) dejó su nombre para la historia de la plaza capitalina al indultar a “Rumboso” de Reyes Huerta, tras una faena en la que las tandas de naturales, citando de frente a pies juntos, sirvieron para abrir todas las crónicas. En tan memorable tarde le acompañaron el español Julio Robles y el mexicano David Silveti.
En España solo alcanzó dos corridas. La primera en la sureña plaza de San Roque, el veintiséis de julio de 1980, actuando como testigo de la alternativa que Diego Ramos “El Merlo” le concedió al diestro local José Lara. Lidiaron toros de Núñez Moreno de Guerra y Pío Tabernero de Vilvis. Cortó oreja al primero (con petición de otra) y dio vuelta al ruedo en el segundo.
Nuevamente toreó el tres de agosto de 1981 en Pedro Muñoz, compartiendo cartel con el rejoneador sevillano Antonio Ignacio Vargas y el matador madrileño Serafín Payá. Lidió toros de Tulio e Isaías Vásquez. Su segunda faena se la ofrendó a la señora Mirna Girón Ricard, hija del torero caraqueño César Girón Díaz en el matrimonio con la francesa Danielle Ricard.
Confirmó su alternativa en la Plaza Santamaría de Santafé de Bogotá de manos del mexicano Manolo Arruza y testimonio del español Gabriel de La Casa en noviembre 1984, con toros de Santa Catalina. Actuó además en San Cristóbal, Maracaibo, Táriba, Valera, Valle de La Pascua, San Felipe, El Vigía, Santa Cruz de Mora y Ejido. Una suspensión del festejo, a última hora y habiéndose cumplido el sorteo, le impidió su debut en la arena calicantina de Maracay el diecinueve de agosto de 1990 en cartel nacionalista compartido con Manuel Medina “El Rubi” y Manolo Rodríguez.
El once de septiembre de 1992 tuvo el honor de integrar el cartel de inauguración de la nueva y polifuncional plaza tovareña denominada El Coliseo, ubicada a menos de ciento metros de su casa natal, cuya capacidad es de siete mil cien personas. Integraron la terna los españoles Tomás Campuzano y Curro Durán, además del rejoneador emeritense Javier Rodríguez. Lidiaron animales de José Ramírez Cuevas (“Los Ramírez”).
Plaza El Coliseo de Tovar. Foto: Oscar Fernández
Su despedida de los ruedos ocurrió el doce de septiembre de 1999 en la misma arena, en cartel que compartió el mexicano Ernesto San Román “El Queretano”, el colombiano Diego González y el rejoneador emeritense Javier Rodríguez Jáuregui, con toros de Tierra Blanca. En esa tarde la municipalidad le confirió la Orden “Ciudad de Tovar” en su primera clase y hubo discurso especial.
En su tierra natal es el diestro con mas actuaciones en los feriales de septiembre y acumula el mayor número de orejas. Sus paisanos le vieron triunfar en par de tardes al lado del ilustre torero aragüeño Francisco “Curro” Girón Díaz, el diestro venezolano de mayor número de actuaciones en España y dos veces campeón de la estadística anual en 1959 y 1961. En la primera ocasión alternaron con Carlos Osorio “Rayito” en la Plaza de “Vista Alegre” lidiando toros de Bellavista y en la segunda con el bien recordado colombiano José Eslava “Pepe” Cáceres (nacido en Honda, Tolima) en la Plaza de Sabaneta, ante toros de “Rancho Grande” .
Se recuerda una faena a “Caracolito” de Los Arangues en la plaza instalada en el sector “La Periquera”. Una larga y artística faena, obviando el tiempo reglamentario, provocó el indulto del bravo toro larense.
En Venezuela superó el medio centenar de corridas y su historial taurino agrega festejos menores en ciudades y pueblos como Ciudad Bolívar, La Grita, Colón, Bailadores, Zea, Canaguá, Jají, Escuque, La Fría, Queniquea, San José de Bolívar, El Chivo y El Nula.
Toma aérea de la placita "Vista Alegre" de Tovar, rambién en el sector El Llano, como El Coliseo.
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a) La primera plaza de concreto del Estado Mérida se inauguró en la Parroquia El Llano de Tovar el seis de septiembre de 1964, construida por un grupo privado conformado por los aficionados José Rosario Salas, José Pulido y Francisco Guerrero, con capacidad para mil ochocientas personas, separadas en tendidos de sol y sombra, y un costo de ochenta mil bolívares. El cartel de apertura lo conformaron los novilleros Felipe Iglesias, Simón Mijares “El Duende” y León Espinosa, con toros criollos de la ganadería “El Piñal” de Don Teodolindo Henríquez Márquez (fundada en 1942), para entonces gerenciada por Oswaldo Henríquez Vera.
b) Nerio Ramírez estuvo como espectador en el callejón acompañado de sus amigos Carlos Briceño Vera, Alí Quintero y Jesús Alberto Araujo.
c) Antecedente importante de la iniciativa de construir este coso fue la celebración de dos novilladas en un circo portátil instalado en la parte posterior de la Capilla de la Cruz, luego llamada de Nuestra Señora de Fátima, bajo la organización de Salas y Pulido, con el patrocinio del Presbítero Alfonso Albornoz Pérez, Cura Rector, en mayo de 1963.
La ganadería “El Piñal” contrató la elaboración de un proyecto para la cría de ganado de casta española, con el Profesor José García Pastor, en 1962, que no llegó a implementarse.
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