La Manoletina: el torero allí expone, aunque algunos puristas y detractores digan que eso es un “pase barato”, de adorno, que es recurso para llegar al tendido lo cual no comparto, ni aceptaré nunca. Foto: blog lafiestaprohibida
Redactor: Oscar Sánchez Campos (OSACAMPOS)
No podrá nunca olvidarse al hombre, al diestro, que revolucionó, que cambió el toreo de la época de los años 30 y 40; nacido el 4 de julio de 1917 en Córdoba, en aquel entonces se toreaba de frente hacia atrás quedando en el olvido, no se había creado otras suertes por la exposición y la poca movilidad que daba para instrumentar diversos lances y pases, la posición que se adoptaba para citar al cornúpeta; pero, llegó MANUEL LAUREANO RODRIGUEZ SANCHEZ “MANOLETE” y le dio un viraje de 180 grados a la forma, a la posición del cuerpo delante del astado, de presentarle el engaño; comenzó el toreo de perfil, lo cual fue duramente criticado pero, pasado el tiempo le dieron la razón a Manolete; aparte de ello había un valor inconmensurable, estoico, impertérrito delante del astado, pisaba los terrenos que nunca antes nadie se había atrevido a pisar a pasar dicha frontera, el meterse en medio de los pitones, el tirar del animal con un valor único lo que le hizo escalar la cumbre a la cual llegó, la crítica y el público le llamó “El Monstruo”, así mismo le llamaría su gran amigo y rival artístico, el mexicano Silverio Pérez y Manolete le llamaba “Tormento” por aquello del pasodoble: “…tormento de las mujeres”.
Se ha dicho que la manoletina, pase de su invención es para el tendido general y no para los aficionados entendidos, algo que no comparto; por qué? Porque hay un momento en que pasa el animal por debajo del brazo y cercano a su cuerpo perdiéndole la cara al toro; el torero allí expone, aunque algunos puristas y detractores digan que eso es un “pase barato”, de adorno, que es recurso para llegar al tendido lo cual no comparto, ni aceptaré nunca.
Lo cierto de todo esto es que Manolete era el personaje controvertido del momento, hizo escuela, caló en los públicos y dominó los tendidos y entendidos porque nadie puede quedar callado ante su toreo. Lamentablemente llegó aquel día fatídico: el 28 de Agosto de l947, en el que “Islero”, de Miura, el quinto toro de esa tarde, al entrar a matar en corto y por derecho, le corneó en el triángulo de escarpa, le partió la safena y la femoral; dicho sea de paso, los gitanos y no gitanos los creyentes de las cábalas, dicen que le persiguió el signo del 5: Quinto de la tarde, cinco de la tarde y se ha llegado a comentar que fue rechazado en varias plazas.
Especulaciones o no; pero, lo que con certeza se sabe, es que al amanecer del 29 de aquel Agosto y justo a las cinco de la mañana, expiró el Califa de Córdoba; a su lado su incansable y siempre denodado mozo de espadas “El Pelú”, Gitanillo de Triana, alternante en el cartel junto a Luis Miguel Dominguín.
Se trasladaron por aquellas carreteras de piedra y sinuosidad inacabable, con la destreza de buen piloto (de automóvil) que era Gitanillo para llegar a Madrid y traerse al mejor médico y cirujano taurino del momento el Dr. Giménez Guinea quien lapidariamente diría aquellas palabras: “si le ponen ese suero a Manolo no lo cargamos”, era un suero envejecido de la guerra, pues allí llegó el líquido perjudicial.
50 años más tarde se evidenció la causa del fatal desenlace, al comprobarse en una franelilla que vestía que quedó manchada de sangre, que se había conservado como recuerdo en la casa del guardaplazas de Linares; al hacérsele el análisis del tipo de sangre, se obtuvo la prueba: su sangre era tipo A y al torero se le suministró una sangre de otro tipo, lo que le produjo a Manolete un shock anafiláctico, no murió por efecto de la cornada sino por este error comprobado.
En sus últimos momentos, así lo reafirmaron se dirigió a su mozo de espadas y le dijo: “Pelú me duele mucho la espalda”, “Pelú por qué apagaste la luz”? Esta estaba encendida, había perdido la visión, le había manifestado: “Pelú hace mucho frío y duele más la herida hoy”; se le estaba apagando la vida, fallecía, en medio de muchos amigos y gente del toro, se apagaba la luz del entendimiento de que no solo se podía torear de frente hacia atrás, sino que mejor se hacía de perfil.
Su desaparición física causó conmoción a nivel mundial: en Europa y en América, hoy le recordamos y añoramos; admiramos a aquéllos que pudieron verle personalmente porque nosotros con el adelanto del cine y de las grabaciones, podemos apreciar su gran toreo.
No nos queda otra cosa más que expresar: Descanse en paz, gran Maestro, Gran Califa… siempre te tendremos en nuestros corazones en este MUNDO TAURINO.
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