Fotos/ Homero Duarte Corona.- Los jóvenes profesionales de la medicina y futuros ases de la torería nacional, Antonio y Miguel, de izquierda a derecha, muestran los trofeos ganados.
* Cortaron 4 orejas a dos novillos de Rancho Grande
( Homero Duarte Corona - diario La Naciòn)
El mismo ritual de los grandes diestros cuando van jugarse la vida en las principales plazas de España, América y el mundo. Una oración al Dios todopoderoso, pedirle al creador por una buena actuación pero por encima de todo, qué reparta suerte.
Una ceremonia similar, con la mayor entrega y profesionalismo, como si fuesen a recibir la alternativa, doctorarse en el mundo del toro, vivieron Miguel y Antonio Suárez Bernal en el redondel de la Monumental Plaza de Toros de Pueblo Nuevo.
Una misa en acción de gracias por los logros alcanzados, en el salón de clases de la Escuela Taurina San Cristóbal, sitio al que una tarde cualquiera los dos retoños del médico Amenodoro Suárez y la profesora Omaira de Suárez, picados por el gusanillo del toro, fueron donde el maestro César Faraco para decirle que querían ser toreros.
Volvieron al aula donde recibieron la sabia enseñanza del maestro e instructor Faraco unos diez años atrás, ya convertidos en flamantes médicos cirujanos; esta vez para oír la palabra de Dios en una homilía donde el padre Orlando Neira Celis destacó los méritos de los jóvenes profesionales universitarios y aspirantes a hacerse toreros.
Cátedra de buen toreo
Apenas empiezan abrirse paso en el toreo, mucha afición y ganas de ser figuras, puesto de manifiesto tan pronto iniciaron el paseíllo en un ruedo embarrado por la lluvia, pero que en nada privó la ambición de mostrarse de Antonio y Miguel.
Dos novillos de Rancho Grande, propiedad del empresario taurino Hugo Domingo Molina, bravos y nobles, fueron grandes examinadores de la dupla alternante, primero al menor de los Suárez - Bernal, Antonio, quien se adornó una enormidad con la capa, lances muy toreros, para de inmediato oír los aplausos y el olé de los invitados especiales a la Plaza de Pueblo Nuevo.
Se cumplieron con todos los cánones que exige el toreo, el permiso al presidente de la comisión taurina, médico veterinario Álvaro Moros Puentes, para empezar la faena de muleta, luego de un par de puyazos recibidos por el astado y de inmediato una labor de mucho talento, no de un principiante, sino como si se tratara de un torero que llega a la emblemática plaza de Pueblo Nuevo, mostrando buenas hechuras, desplantes, trayendo de inmediato el pasodoble.
Más de media estocada para la muerte del novillo sin puntilla, y como premio el corte de las dos orejas, con las que paseó por el ruedo al son de la música y con la emoción en su rostro como si estuviera ante una plaza llena gritando torero... torero... torero.
Con la misma rivalidad de un Enrique Ponce ante José Tomás o David Fandila "El Fandi", Miguel Suárez esperó a su novillo con la capa, ligó unos tres lances y la campanada que también venía por lo suyo.
Buena labor muleteril, ligó varios pases con la derecha para irse por naturales y recibir la música. Un tanto complicado el novillo, para una voltereta sin consecuencias y de inmediato tomar la muleta e ir con más ganas frente al astado.
Media estocada, suficiente para la muerte del novillo y el premio de dos trofeos por su buen trabajo, que sin tener el mismo brillo de su alternante, sin lugar a dudas dejó un gran ambiente, la seguridad que se está frente a un caso excepcional en el mundo del toreo, dos hermanos médicos en busca de convertirse en matadores de toros.
Antonio Suárez estará en el Festival de la Fiss
Como cierre de un regalo de la familia Suárez - Bernal a sus hijos médicos - toreros, un brindis con todas las de la ley para los invitados, acompañado de música flamenca y mil atenciones, en una velada sencillamente extraordinaria.
La gran noticia de la noche para el médico y empresario taurino Amedoro Suárez la dio Manolo Ordóñez, presidente de la Escuela Taurina San Cristóbal, la contratación de Antonio Suárez para actuar en el festival taurino de la Feria Internacional de San Sebastián 2011, al lado de las primeras figuras de la torería universal.
Al contrario de su emocionado padre, las lágrimas de Omaira, su progenitora, quien sufre una enormidad cada vez que sus hijos se paran frente a un toro, con mayor razón si el menor de los hermanos, Antonio, va a demostrar ante sus alternantes de turno que su pasión y amor por el mundo del toreo no es producto de la casualidad sino que quiere llegar lejos, convertirse en matador de toros junto a su hermano Miguel.
Final de una fiesta, una mezcla de toreo, música, baile flamenco, y la seguridad que el Táchira y Venezuela está frente a un hecho inédito dentro de la tauromaquia universal, el ver doctorarse como matadores de toros a dos doctores de la medicina. Qué Dios reparta suerte, jóvenes médicos y futuros diestros.
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