Colombo y escribano en la ejecución de una collera. Foto: Federico Montes
El pasado sábado 27 de enero en la tercera corrida de la feria de San Sebastián los diestros Manuel Escribano y Jesús Enrique Colombo hicieron un peculiar quite por navarras al tercer toro “Oneroso” número 90 con 430 kilos de Los Aranguez al que Escribano cortaría las dos orejas. Ambos toreros intervinieron haciendo el quite por colleras, utilizando cada uno su propio capote.
Por ser poco o nada vista, esta suerte genera cierta confusión ya que también se cree que se denomina “al alimón”. Técnicamente al llamarle por colleras se hace una similitud con el rejoneo, cuando dos rejoneadores comparten la lidia de un toro pero utilizando cada uno su propio caballo.
En los años 80 lo popularizaron dos hermanos matadores de toros, Luis Francisco y Juan Antonio Esplá, auténticos magos del toreo de capa, variados y sorprendentes sin duda por suertes que aprendieron de su padre don Paquito Esplá. La diferencia estriba en que por colleras cada diestro utiliza su propio capote y al alimón solo uno, esta última suerte prácticamente está en desuso en las plazas y solo se ve en fiestas camperas donde aficionados comparten con toreros profesionales, ya que al alimón cada uno toma el capote de una de sus puntas o extremos.
Al alimón las suertes son limitadas en variedad, si acaso un capotazo por alto por cada pitón, un cambio de mano o un giro al revés, en cambio por colleras se pueden dar chicuelinas, navarras, faroles invertidos u otros lances. Para este quite se necesita que el toro tenga buena condición, ya que por regla general los toros no suelen embestir por los dos pitones igual. Luis Francisco Esplá en el libro “Todas las suertes por sus Maestros” de José Luis Ramón lo explica: “Al ser por colleras manifiestan aún más la tendencia a colarse por un pitón u otro, y esto debe corregirse sincronizando en todo momento la acción del toro con el quite. Es decir: la embestida del toro con el movimiento sincronizado, como si de un espejo se tratase, de los dos toreros”.
Es una suerte compleja ya que los espadas deben estar muy atentos del pitón menos bueno ya que por allí se quedará mas el astado lo cual es desventaja para el torero que va por ese lado, al mismo tiempo los lances deben ser casi iguales en ritmo y velocidad para que los capotes y el giro de los diestros no vayan por “su lado” quedando todo desairado, pues debe haber una casi perfecta simetría y evitar que uno de los dos toreros “toree más que el otro” como explica muy bien Esplá.
En el caso que nos ocupa el quite fue muy lucido y Escribano y Colombo aparte de dar variedad a la lidia fueron muy ovacionados por el público. El toreo es muy amplio y siempre es de agradecer que haya sorpresa e improvisación pues esto da un plus a una faena, dando emotividad y alegría al trasteo.
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