Marco Pérez debutó con picadores vestido de celeste y oro, de estreno como manda la tradición en Istres (Francia) con una novillada francesa de Gallón, a modo, muy bonita, ya habrá tiempo de verle con los utreros de verdad cuajados. Se mostró solvente y con oficio con “Carpintero”, número 3, colorado ojo de perdiz bocidorado listón al que lanceó bien con el capote y toreó con temple y ligazón en el último tercio; molestado por el viento lo cual condicionó la brillantez del trasteo, el público rompió en momentos puntuales cuando el joven novillero logró sacar la muleta por debajo de la pala del pitón.
Con la espada con la que pinchó cinco veces antes de la estocada, se vieron las lagunas propias de quien se presenta con picadores ya que por mucho que se toree en el campo y sin picadores, este es otro peldaño. Saludó desde el tercio tras aviso.
Con el segundo “Odalisco”, número 62 abrió fuego con un farol de rodillas y lances ajustados. Abriendo el trasteo con un ceñido péndulo para correr la mano con temple en varias series de largos muletazos, luchando contra su enemigo declarado, el viento. Faena con los matices lógicos de un torero en formación, como a veces no encontrar el acople entre el tamaño del astado y los espacios, abriendo el viaje y en otras metiéndolo mucho para adentro, lo cual se tradujo en algunos desajustes. Oreja.
Al tercero “Despierto”, número 21, lo recibió con lances a pies juntos y verónicas, para lucirse en un rítmico quite por navarras y recreada revolera. Brindó a Domingo López Chaves, que debutó como comentarista de televisión, abriendo Marco con muletazos de rodillas para elaborar un trasteo con altos momentos, pasándose cerca las embestidas que con la cara a media altura le regaló el utrero francés que se desplazó mejor por el lado izquierdo. Destacaron varios naturales buenos de verdad, acompañando con el pecho, llevando largo y por abajo, rematando con largos pases de pecho. El cierre de faena con excelentes cambios de mano antes de una estocada algo contraria. Dos orejas y vuelta al novillo.
Se fue a portagayola a recibir con larga cambiada al cuarto “Opulento” número 57, colorado al que lanceó con mucha entrega y vibración a la verónica, para cuajar un buen quite por chicuelinas. Estatuarios y ayudados por alto para abrir faena, alguno de ellos muy bueno para ir acoplándose a la embestida a media altura del astado, que le enganchó la muleta varias veces además de un fuerte viento que le hizo más difícil todo. Más deslucido por parado, tardo y soso. De nuevo falla con la espada.
Fue un debut preparado con toda la atención, ahora empieza de verdad la aventura de Marco Pérez con un escalafón de novilleros muy cuajados, para vérselas con novillos muy distintos a los de esta tarde. De momento la luz de la esperanza se enciende.
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