César Girón de rostro sereno pero aguerrido. Foto archivo:
Muy poco es lo que no se ha dicho o escrito de la rica historia de César Giron, a quien recordamos este 19 de octubre al cumplirse 52 años de su triste y lamentable desaparición.
Hurgar en su vida profesional es abrir un libro lleno de historias, vivencias y ejemplos a seguir por un venezolano que se abrió paso cuando España era tan lejana y el toreo tan complicado y lleno de figuras que no cedían espacio.
Estaba aún fresca la lucha de aquellos tiempos que"Gallito" inició contra Gaona a la que se sumaron Marcial Lalanda y Domingo Ortega contra Fermín Espinoza "Armillita" que originó el rompimiento de las relaciones taurinas entre México y España. Más tarde, Carlos Arruza sería el único rival de Manuel Rodríguez "Manolete", antes que Bienvenida, Pepe Luis, "Gitanillo" y otros que vieron pasar al cordobés y al azteca de triunfo en triunfo.
Luego vino César Giron a arrimarse e imponerse, borrando poco a poco a muchos hispanos que vendían sello de figura.
En la temporada de 1954, César conquistó 19 de los 20 más Importantes trofeos de la temporada española, y el que no ganó fué el de Ciudad Real, porque lo declararon desierto.
Ese año cortó los dos rabos en la maestranza de Sevilla en menos de 72 horas, cortó una pata en la plaza de Acho de Lima, igual que lo hizo en Córdoba, y se dió el lujo de otorgarle la alternativa a sus hermanos Curro y Rafael la misma tarde, con la monumental de Barcelona llena y entregada, originado que en España por maniobras gremiales no se repitiera el cartel de criollos.
César fué triunfador pero también sintió las secuelas de la traición y la crítica muy fuerte que no perdonaba sus triunfos, tal vez por ello hizo pacto con la soberbia y su legítimo orgullo.
César supo vivir la grandeza del toreo sin dejarse arropar por la hipocresía que arrojaban algunos.
Se había convertido en empresario y en la monumental de Valencia obtuvo su último triunfo de cuatro orejas. En la tarea de empresario taurino, las figuras que bañó con sus triunfos en España, se revelaron exigiéndole dineros que no recibían en su país.
Y precisamente en diligencias como empresario se encontraba en Caracas, cuando decidió regresar a Valencia desatendiendo consejos de sus amigos que lo acompañaban. En el kilómetro 73 de la ARC, dejó su vida entre hierros retorcidos de su viejo auto, y luego en Maracay lo aplaudirian en la vuelta al ruedo póstuma en la maestranza de sus inicios y sueños, el mismo escenario donde le recriminaban en sus actuaciones, se le rendía en reconocimiento a su historial de triunfo.
Hoy, a 52 años de su desaparición trágica, lo recordamos y seguimos admirando, porque a través de lustros y siglos, sigue César Giron siendo vivo ejemplo para los que quieren ser algo en la vida y se lo proponen, los que sueñan con ser toreros y abrazar responsablemente la fama y el éxito. Gloria a César Giron.
En Caracas quietud, temple y maestría.
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