Baile flamenco no podía faltar. Foto: Carlos Rosales
Vimos con enorme satisfacción, los actos cumplidos en la hermosa capital merideña con motivo del 465 aniversario de su fundación. Con esa hidalguía ancestral merideña de sus hombres y mujeres, la emotiva celebración desbordó el entusiasmo y sirvió para exteriorizar esa pasión taurina tan característica y tradicional, representada por las autoridades eclesiásticas, municipales y taurinas que con el fervor y pasión de los alumnos de la Escuela Taurina de Mérida, tuvieron interesante rol protagónico, junto a la procesión de la Virgen del Rocío y sus cofrades y el infaltable baile flamenco.
Mérida, entre picos blancos de esperanza y su heredada querencia taurina, siempre proporciona ese refrescamiento alegre y real no solo con su Universidad formadora de valores, sino con su religiosidad hacia lo propio, lo intrinseco, y es donde toma asiento la tauromaquia en una de las tres Mérida universales y taurinas del mundo.
Nos gustaría entender, que ésta celebración aniversaria es el gran preámbulo de lo que será la próxima feria soleada, que convierte a febrero, en el mejor sostén taurino, económico y turístico de una ciudad para querer y disfrutar con la caballerosidad de sus gentes.
Los alumnos de la Escuela Taurina de Mérida debidamente uniformados durante la procesión de la Vírgen del Rocío. Foto: Carlos Rosales
Con la Vírgen del Rocío los cofrades Frank Castillo y Carlos Rosales, autoridades taurinas. Foto: Carlos Rosales
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