Oleo Al quite de Jorge Giménez Vives - artelista.com
*** La reciente cornada a Roca Rey en Santander, con el quite providencial de Cayetano hacen reflexionar al mundo taurino
Las terribles imágenes de la horrenda voltereta sufrida por Andrés Roca Rey en Santander el martes 25 de julio ponen en la palestra el inmenso valor de los toreros; son capaces de dar la vida unos por otros. Los pitones de “Almibarado”, número 57, negro tostado con 573 kilos, de Antonio Bañuelos, paseaban de un lado a otro en un terrorífico vuelo el cuerpo de Roca Rey, para luego aprisionarlo contra las tablas. Dios existe, y el que lo dude que vea las dantescas imágenes, algunos de sus ángeles están en las plazas de toros vestidos de luces.
Cayetano Rivera Ordóñez en total desprecio a su integridad física se lanzó a cuerpo limpio para quitarle el toro al diestro peruano sufriendo en el intento una tremenda voltereta de la que salió maltrecho y golpeado; pero puede contarlo y eso en sí, ya es un milagro.
El banderillero Antonio Chacón, hizo de escudo protector con su propio cuerpo al conmocionado espada peruano que entre las tablas era presa fácil, luego salió disparado a socorrer a Cayetano Dos héroes de estos tiempos frágiles y modernos.
El quite en sí mismo, es la acción de quitar al toro, primero del caballo de picar, luego y en muchos casos, del peligro; por ello esa frase tan usada “hazme el quite” tiene profundas reminiscencias taurinas, aunque el común de la gente no lo sepa.
La imagen de Roca Rey aprisionado en tablas casi debajo del estribo, trae el recuerdo de los años 20 del pasado siglo, cuando “Pocapena” malogró para siempre a Manolo Granero, tarde en la que, por cierto, se acusó a Marcial Lalanda de no llegar pronto a hacer el quite cuando en realidad fue el primero en echar el capote al despiadado toro de Veragua causante de la tragedia.
En medio del barullo de los nervios los toreros salen a quitar el peligro, como por ejemplo hizo en San Cristóbal (del Táchira), Rafael Tovar con Mariano Jiménez a costa de una cornada; o Juan José Trujillo en una feria de otoño de Madrid cuando a cuerpo limpio salvó a muchas personas tras el salto de un toro al callejón, por citar solo dos ejemplos.
El quite, es una acción de inmensa generosidad, donde se da la propia vida, literalmente, para salvar la del compañero. Los toreros, esos héroes ocultos que hoy día nos siguen enseñando la grandeza de la generosidad, el compañerismo y la vida.
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