Fue una experiencia la de aquellos, criadores que, más tarde, sería fundamental con el ganado de lidia sin que los valles de Carora tuvieran nada que ver con saladas arenas marismeñas, las que albergaron al toro bravo para darle tipo andaluzcon el devenir del tiempo; porque las vacas que de Las Mercedes, procedentes de Colombia, fueron a los Aránguez, Los Caballos y Copacoa desde el Valle del Cauca y de las serranías de Cali.
Las vacas colombianas llevaban esa sangre revuelta de los tulios con los saltillos y los santacolomas vacas que fueron orgullo del doctor Ernesto González Piedrahita pionero de la ganadería brava de Colombia..
Fue en 1968 cuando el doctor Alberto Ramírez Avendaño, en sociedad con los hermanos Alejandro, Raúl y Ramón Riera Zubillaga decidieron hacerse ganaderos de bravo.
Los tres Riera, herederos de la experiencia que en las primeras décadas del siglo veinte, vivieron Teodoro Herrera Zubillaga y su padre Ramón Herrera Oropeza,
transitaron caminos de la ganadería que mencionamos “Tipo Carora” y que es, insisto en repetir orgullo del ganadero venezolano.
Los toros de Los Aránguez han escrito párrafos importantes en el libro de la historia taurina americana.Fue en 1968 cuando llegaron a los Aránguez las cincuenta vacas del doctor Ernesto González Piedrahita para ser cubiertas por dos sementales del encaste de Santa Coloma de Francisco García, uno de nombre “Banderillo” y otro “Rumbero”. Ambos del encaste de Santa Coloma acrisolado por el sevillano Francisco García, en la finca de El Cairo de la Sábana de Bogotá, al igual que los toros “Repentino” y “Almejito” de la ganadería de don Benjamín Rocha Gómez, también de del encoste Santa Coloma.
Al año siguiente le compraron a don Julio García Quintero propietario circunstancial de la ganadería de Guayabita, 50 vacas escogidas por tipo y retentadas en la finca de San Antonio en Boca de Aroa por Carlos Martínez.
En la importación que la Asociación de Criadores de Toros de Lidia hizo de España y de Portugal, llegó para la ganadería de Los Aránguez en el año de 1973 un lote de 20 vacas de Martínez Elizondo, dos sementales de don Francisco Camino Sánchez (“Pocosueño”, número 23 y “Farruquito” número 13) y cuatro sementales de Martínez Elizondo (“Porrón”, “Marqués”; “Alma Viva” y otro cuyo nombre no tengo). En el lote de importación en 1973 llegaron dos vacas berrendas cinchadas del encaste Vega-Villar procedente de un cruce de reses de Casta Vistahermosa y del Marqués de Villagodio.
Aunque sólo fueron dos, allí están las vacas de Villar en la ganadería de Los Aránguez. Están en esas reses cinchadas que de vez en cuando saltan a la arena, y es por ello que, aunque sean dos, debemos saber su procedencia. No debemos confundir esta ganadería de Villar con la andaluza de José Villar y Vega.
El ganado de don Francisco Camino Sánchez (Paco Camino), se lidia ahora con el nombre de Carmen Espinal de Blázquez. Esta ganadera compró lo que tenía Paco camino en 1974 y que procedía de lo que en 1951 había fundado Laurentino Carrascosa, vecino de Madrid, con reses procedentes del marqués de Cúllar de Baza, antigua ganadería de Fontecilla que aumentó el marqués con vacas de Lagartijo y sementales de Orozco y Murube. Las reses vendidas por Paco camino, quien eliminó lo anterior para quedarse con la divisa y el hierro, eran mezcla de Urquijo y de Santa Coloma. El hierro y la divisa, para adquirir el derecho de lidiar como ganadero de primera, lo adquirió Paco Camino de la señora Luisa Flamerique Lasa en 1970. Esta lo había comprado de Jesús Sánchez Montejo en 1966, y éste a Manuel Muñoz Aguilar en 1962.
En 1974 adquirió Los Aránguez un lote de 17 vacas de la ganadería colombiana de Dosgutiérrez, de sangre de Murube, del tronco de Vistahermosa. Para 1982, se realizó la última importación de ganado bravo de España. Los Aránguez adquirió de don Joaquín Buendía 20 vacas con 18 crías, de estas 18 crías, 14 eran machos.
La ganadería de don Joaquín Buendía Peña, de Sevilla, es una de las vacadas más famosas procedentes del famoso árbol de Vistahermosa, de la rama Varea- Martín- Lesaca y que en el año de 1905 hiciera realmente famosa el Conde de Santa Coloma, Manuel Suárez Cordero, que muere en el año de 1850, había formado una ganadería con reses de Lesca, vacada que dividió en dos mitades en la herencia que le correspondió a sus hijos Manuel y Manuela, casada ésta con Anastasio Martín.
La parte de Manuel la adquirió doña Dolores Monge, viuda de Murube, agregándole 200 vacas y 50 toros procedentes de la ganadería de José Arias Saavedra, también procedentes del tronco de Vistahermosa, de la rama de Juan Domínguez Ortiz. Estas reses “saavedreñas” de la viuda de Murube formarían una de las ramas más importantes del tronco de Vistahermosa, el que con el tiempo daría los toros de Murube, Urquijo, etc…Y que hoy son en gran parte propiedad del ganadero salamantino don pedro Gutiérrez Moya, vecino de El Encino, Salamanca.
Doña Dolores Monge vendió la mitad de su ganadería a don Eduardo Ibarra, de Sevilla, en el año de 1884, y éste, veinte años después (1904) la enajenó en dos lotes, uno, a don Fernando Parladé, y el otro a don Manuel Fernández Peña, quien casi de inmediato, el año siguiente (1905), la vendió al Conde de Santa Coloma, que lo aumentó con una punta de reses del marqués de Saltillo.
Dice Alberto Vera (Areva) en su tratado sobre la “Historia de las Ganaderías Bravas”, 1958, que el conde de Santa Coloma conservó separadas las dos líneas (Ibarra y Saltillo) hasta que en 1912 cedió lo procedente de lo de Saltillo a su hermano, el marqués de Albaserrada. No obstante es bueno observar que siendo característica del ganado procedente de Ibarra el pelo cárdeno, y que los bragados son breves en su señal, en Santa Coloma de Joaquín Buendía Peña cunde el pelo cárdeno entrepelado, cárdeno claro, cárdeno ensabanado, bragados, jirones y hasta berrendos que no vemos en las ramas procedentes de Ibarra en Urquijo.
Esta ganadería fue adquirida por don Joaquín Buendía Peña, Sevilla, en el año de 1932. Antes Santa Coloma se había dividido en otras 22 ramas, de las cuales las más famosas son las de don Graciliano Pérez Tabernero, Villamaría, Aleas, Coquilla, Félix Suárez, Cándido Díaz (que más tarde formaría la rama de Martínez Elizondo, que también forma el encaste de Los Aránguez y lo de Muriel). Joaquín Buendía, después de 1932, ha formado con sus reses muchas ganaderías americanas, tales como Benjamín Rocha Gómez, Vistahermosa de Francisco García, Dos Gutiérrez, las tres colombianas que están presentes en Los Aránguez, o las famosas de La Quinta, Hernández Pla, Carrascosa (Paco Camino) y Felipe Bartolomé, todas con el pelo cárdeno predominante, indudable presencia de Saltillo, así juren y perjuren que el conde de Santa Coloma mantuvo los vasos de los puros vinos de Ibarra y Saltillo en botas separadas.
Para este viernes están anunciados por la empresa Guerrero Faroh ocho toros de Los Aránguez, para el maestro salmantino Domingo López Chaves, y tres jóvenes diestros José Garrido, formado en la Escuela Taurina de Badajoz, el toledano Álvaro Lorenzo, torero lanzado al estrellato por el clan de los hermanos Lozano, Pablo, Eduardo y José Luis, con la marca que calidad con la que acostumbran presentar en público los Lozano de La Sagra a sus poderdantes.
Cierra el cartel el tachirense Antonio Suárez, torero de la Escuela “César Faraco” de San Cristóbal con un corte de mucha calidad que le ha de servir para ocupar los estrados de exquisitez que pueden convertirlo en torero de multitudes.
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