Garrido lanceó con gracia y temple, a pies juntos, en una faena estupenda con muletazos largos. Foto: Comana
La clase es una cualidad innata en algunos toreros, les da la distinción de lo auténtico, porque da a cada lance o muletazo ese sello que diferencia lo sublime de lo común. José Garrido, que debutaba en San Cristóbal, dibujó con capote y muleta auténticos carteles de toros.
Con su primero, un bello toro muy en el tipo de Los Aránguez, dejó las primeras muestras de su concepto en unos toreros lances flexionando la rodilla; y muleta en mano hizo gala primero de técnica ya que ante las remisas embestidas aplicó una perfecta colocación, para llevarle en línea recta para afianzar al toro que protestaba con un molesto tornillazo al final del pase. Luego toreó con exquisito temple y buen gusto, para cortar la primera oreja.
Con el sexto, de Campolargo, toro noble y con clase, Garrido soltó las muñecas para lancear con gracia y temple a pies juntos, cuajando una faena estupenda con muletazos largos, tocando con sutileza al noble toro, llevándole con cadencia para conseguir bellísimos redondos y naturales, salpicados de pases del desdén y adornos. El público pidió el indulto que fue concedido y Garrido paseó jubiloso dos orejas simbólicas.
Digno, entregado y torero estuvo Domingo López Chaves, que se aplicó con oficio para sacar agua del pozo seco que fue su lote. A su primero a base de experiencia, sapiencia y técnica le arrancó algunos muletazos buenos cuando le atacó y le cerró las salidas con la muleta siempre en la cara, es decir hizo alarde de técnica. Con su segundo, un toro muy soso y apagado, estuvo muy por encima de su oponente,
Destellos torerísimos dejó Álvaro Lorenzo con sus dos toros, ambos parados, tardos, sosos y distraídos. Al primero de ellos le abrió faena con suaves pases por alto para torear con una técnica buenísima que tapa con estética y buen gusto. Colocado siempre de forma impecable, tocando con precisión, fue capaz de enganchar unas arrancadas tristes y al paso, dándole a cada muletazo majeza y gusto. Muchos méritos que tiró por la borda con un metisaca.
Igual de asentado y con gusto le anduvo a su segundo, al que toreó con cadencia en varias series de pases armónicos y estéticos. Todo lo hace en torero este joven diestro. Aunque hubo petición de oreja no fue otorgada por lo que saludó una ovación en el tercio.
Antonio Suárez ha estado muy digno con su primero, toro parado y tardo que puso a prueba al venezolano que consiguió varios pases de buen trazo cuando se decidió a pisar un terreno más comprometido, dejando el engaño puesto por delante para ligar los pases. Suárez es un torero elegante, al que lógicamente le falta el oficio necesario para cuajar este tipo de toros. De no fallar a espadas pudo tener mayor reconocimiento.
El que cerró plaza fue un toro muy deslucido por tardo y parado, con el que abrevió con la muleta, ante las nulas posibilidades del astado. Se le complicó la ecuación con la espada y escuchó los tres avisos.
Ficha de la corrida
Plaza Monumental de toros Hugo Domingo Molina de San Cristóbal.
Viernes 28 de enero 2022
Segunda Corrida de Feria
Poco más de un cuarto de entrada en tarde fresca.
Siete toros de Los Aránguez, bien presentados en líneas generales, parados, tardos, sosos, complicados. Alguno incluso sacó peligro sordo. En sexto lugar se lidió un toro de Juan Campolargo, noble y con clase de nombre "El Leñador" número 257 que fue indultado.
Pesos: 440, 440, 440, 435, 445, 450, 450 y 452 kilos.
López Chaves, de azul marino y oro: Palmas y silencio.
José Garrido, de teja y oro: Oreja y dos orejas simbólicas. Salió a hombros.
Álvaro Lorenzo, de tabaco negro y oro: Silencio y saludos tras petición.
Antonio Suárez, de grana y oro: Saludos y silencio tras tres avisos.
Las cuadrillas cumplieron bien en líneas generales, destacando la brega de José Chacón y un buen par de banderillas de Eduardo Graterol.
Álvaro Lorenzo se presentó en Venezuela con el toro "Artesano" número 1, negro bragado meano.
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