Cruzando potreros, las tierras ganaderas de las sabanas caroreñas en Los Aránguez, se anima la memoria y saltan los recuerdos. Frente a los santacoloma de la ganadería, y surgen dos personajes en el camino que hemos cruzado en nuestros 50 años de periodismo, tienen estos personajes mucho que ver con la decisión que tomamos al representar al matador de toros Leonardo Benítez.
Decidimos iniciar un camino, entre variados y diversos senderos hasta formar la mancuerna que hace muchos años nos propuso mi compadre Raúl Izquierdo, el inventor de Leonardo Benítez, un gran torero que con su arte y su valerosa disposición, ató con vencejos la tauromaquia de México con la de Venezuela; para que nunca se desate por su raigambre, la firmeza en el toreo de un gran espada caraqueño.
Hoy para muchos no es día para sueños, sin embargo - parafraseando a don Miguel Acosta Saignes-, me atrevo decir que estamos ante “El torero de las dificultades”: Leonardo retoma la antorcha que hace tres años dejara en una cuneta del camino de la vida para continuar hacia la meta que le indicó Raúl, donde le aguarda la historia grande del toreo nacional, tan urgido de una figura de su calibre cuando la Fiesta de los Toros en Venezuela cual chispa de pavesa no tiene en los ruedos quien la defienda.
Leonardo Benítez se inició en la oscuridad del anonimato, cuando Maracay, la Escuela del Maestro Lucio Requena, imponía los nombres de Erick Cortés, Leonardo Coronado y Manuel Rodríguez sobre la pléyade de novilleros, entre quienes se perdía el nombre del torero caraqueño, al que ni los periodistas o los ganaderos ponían atención.
Hasta que llegó el momento cuando en la temporada de 1989, cuando el escalafón de matadores era liderado por Bernardo Valencia que dos novilleros se hicieron del fervor de los públicos: Erick Cortéz como líder y Leonardo Benítez, secundado por Miguel Tesorero y Norberto Jorges.
Erick recibió el apoyo para irse a España y de no ser por Raúl Izquierdo que le enguacaló a México, Leonardo Benítez se hubiera quedado en La Vega.
Llovían las noticias de los éxitos de Erick hasta que en 1992 tomó la alternativa de manos de Paco Ojeda con toros de Juan Pedro Domecq en Nimes; y Leonardo Benítez, ese mismo año de 1992, en Monterrey, con el toro Cominito de Pepe Garfias tomaba la alternativa con un triunfo de orejas de manos de Eloy Cavazos y con el testimonio de Miguel Espinosa “Armillita Chico”.
A los pocos meses, el 24 de enero de 1993, Leonardo Benítez se presentó en la Monumental Plaza de Toros de San Cristóbal, hoy Plaza de Toros Hugo Domingo Molina, en cartel acompañado por con Guillermo Capetillo y Tomás Campuzano con toros de Los Aránguez.
Aquella rivalidad que ilusionó a la afición, la competencia entre Cortéz y Benítez, se quedó en pugna ahogada en los tinteros de las empresas criollas. Así había ocurrido años atrás cuando Alí Gómez desafió a Luis Sánchez Olivares “Diamante Negro”. Más tarde. fueron las administraciones de Joseito Torres las que impidieron la discrepancia con César Girón en las arenas nacionales.
Al año de su presentación en Venezuela, Leonardo Benítez confirmó su alternativa en la Plaza Monumental México otorgándole el doctorado el maestro Mariano Ramos con toros de San Marcos el 18 de diciembre de 1994. Su primer golpe a la mesa vino la tarde de La Corrida de la Prensa en enero de 1996 cuando Abelardo Raidi contrató a Benítez que se destacaba entre los toreros punteros en México. Alternó con Ortega Cano y El Cordobés con toros de Rancho Grande. Aquella tarde Leonardo Benítez cortó tres orejas, destacando la faena cumbre al toro Sacristán, 65, de 456 kgs. El “León de Caracas”, como le bautizara el gran cronista mexicano Adiel Bolio, abrió la Puerta Grande del Nuevo Circo y se apropió del más codiciado de los trofeos en la tauromaquia nacional: La Pluma de Oro del Círculo de Periodistas Deportivos.
Leonardo Benítez es parte activa del grupo élite de los toreros nacionales, grupo que encabezan Eleazar Sananes “Rubito” y Julio Mendoza, y que integran César y Curro Girón, junto a José Nelo “Morenito de Maracay”.
El torero de Caracas hizo su presentación europea en la plaza de toros de Beziers, Francia, con Curro Romero y Enrique Ponce en el cartel el 15 de agosto de 1997, su primera salida a hombros.
Repitió en la plaza de Beziers al año siguiente, 1998, toros de Alcurrucén, cortado oreja en cada uno de sus toros.
Volvió a abrir la Puerta Grande .
En el cartel le acompañan César Rincón y Manuel Caballero.
Confirmó en Las Ventas de Madrid en 1999 con toros de Ybarqguen y de Cortijoliva con José Luis Boyte de padrino. Fue ovacionado y hubo fuerte petición de oreja; repitió a los 15 días y la espada le impidió el triunfo anhelado.
México ha sido la plaza de sus grandes actuaciones. Además de sus triunfos como novillero en la Monumental, habiendo confirmado su alternativa en este ícono del toreo, Leonardo Benítez se ha dado el lujo de haber abierto la Puerta del Encierro en la Plaza México en dos oportunidades. Una de ellas por haberle cortado rabo a un toro, y otra pos sus grandes y destacadas faenas.
Leonardo Benítez ha triunfado a plenitud en las plazas de Venezuela, en Valencia, Maracay y Caracas. Ha salido a hombros, en San Cristóbal. Varias veces se llevó el premio “San Sebastián de Oro”; pero en Mérida la que ha sido su reñidero más importante en tres ocasiones se ha ganado el premio al triunfador de la Feria del Sol, y es por ello su ilusión de reaparecer en Venezuela ante la afición que le ha brindado respaldo destacándolo entre las grandes figuras del toreo que engalanan la cartelera taurina de la Plaza de Toros Monumental de la Ciudad de los Caballeros.
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