Las escasísimas Ferias Tradicionales Taurinas, que aún se tenían, han quedado en el recuerdo. Dibujo: Julián Varona Castillo (+).
La pandemia del coronavirus, se ha cargado por delante a todo, a humanos de todas las edades, cambiado el modo de vivir y convivir...ha paralizado cualquier actividad, sea económica, social, empresarial, deportiva, cultural, turístico, recreacional, de afición y pasión, como nuestra Fiesta Brava, que en el caso de Venezuela, estamos parados y en seco.
Las escasísimas Ferias Tradicionales Taurinas, que aún tenían vida en el Calendario Taurino Venezolano, han quedado en el recuerdo, no han podido realizarse. Esto trae una serie de secuelas que inciden, entre otros factores, a tomar en consideración, hasta en la subsistencia de las ganaderías de lidia que existen en el país; en estas dehesas pastan encierros de toros, que sin querer ser más trágicos de lo que ya vivimos por coronavirus, no serán pasaportados por un torero, en una Plaza de Toros, sino en otra, no digna para su especie animal.
Resulta doloroso, escribir esta cruda realidad de la Fiesta Brava Venezolana; no exagero ni escandalizo, mentira no es, parados y en seco, estamos, en lo que a lo taurino se refiere; ni siquiera abrigar alguna esperanza, la pandemia del coronavirus, se lleva a todo por delante; y ni para saber, cuándo saldremos de ella; no obstante, eso sí, la afición y pasión, por la Fiesta de Los Toros, seguirá arraigándose, cada día más, a la espera que este vendaval pandémico pase, y vuelvan a soplar, vientos y tiempos taurinos, de la mano de Dios y olé.
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