El jueves 28 de enero de 1988 en la sala de cuidados intensivos, piso 6, del Hospital Clínico de la Ciudad Universitaria de Caracas, fallecía Curro Girón a la edad de 49 años. Tenía 12 días hospitalizado a causa de una hemorragia en el tracto intestinal.
Estaba el maestro aragüeño incluido en la campaña de reaparición en los ruedos, de Eloy Cavazos; y le acompañó por última vez en cosos mexicanos en Zacatecas donde cortó tres orejas, mientras que en su país, hizo el último paseíllo en la segunda corrida de la Feria de la Chinita el 15 de noviembre de 1.987, precisamente al lado de Eloy Cavazos y Aragón Cancela, cortando una oreja al toro "Regiomontano", número 26 de 440 kilos con el hierro de "Rancho Grande".
Fue el matador aragüeño auténtica figura del toreo, que no se dejó avasallar por los triunfos de su hermano César, imponiendo su ley con éxitos constantes y convincentes, como el obtenido en la plaza de Las Ventas en la corrida de La Beneficencia, el 12 de junio de 1958, cuando confirmó la alternativa con Manolo Vásquez y “Solanito”, con toros de Antonio Pérez, cortando tres orejas en rotundo triunfo saliendo a hombros.
Puntero en las estadísticas españolas de 1959, con 81 corridas; y en 1961, sumó 71 festejos. Triunfador en Sevilla, Madrid, Bilbao, Pamplona, Vitoria, Castellón, Málaga, Valencia y Zaragoza, entre otras plazas hispanas, al igual que en el coso de Acho en Lima, donde conquistó el preciado escapulario del Señor de los Milagros.
Rictus torero en la maestranza de Maracay |
A su regreso a Caracas confesó que era hora de quitarse, después de una vida activa de 30 años en los ruedos del mundo.
Cuando sorprendió con su muerte, se cocinaba en Caracas una gran tarde de despedida que ya contaba con Eloy Cavazos, Niño de la Capea, Tomás Campuzano, David Silveti, Armillita Chico y Antoñete. Todo iba hacia un gran homenaje nacional en manos de su primo César Perdomo Girón y Roberto Marubini; pero Curro volvió a sorprender, con un adiós sin adiós, como gran torero que entraba así a la gloria de Dios para siempre, porque ya disfrutaba de la gloria máxima del toreo, como muy pocos.
Muchas cuartillas podrían llenarse de Curro Girón, un torero que fue respetado como figura en todos los países taurinos del mundo. Se impuso por su garra y valentía. Nunca dio tregua a sus alternantes desde novillero. Y ya con 49 años, porte atlético y 31 años de matador de toros, seguía dando la batalla sin ceder terreno, cortando las orejas y peleando los puestos sin mendigar oportunidades, porque Curro fue torero completo y poderoso; podía con todos los toros, daba la cara y se justificaba plenamente.
Hoy lo recordamos a 33 años de su prematura desaparición y profunda huella sin sustitutos.
Maracay se entregó en la maestranza la triste tarde de su despedida.
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