Columna: Rumbo a Tovar
por: Víctor Ramírez “Vitico”
Un buen torero es aquel que es capaz de conjugar la armonía de sus lances y muletazos con la bravura del toro, es trocar la violencia del animal con la suavidad y la armonía de las formas. Tomás Martínez es uno de esos espadas que cuando se acopla con un toro deja entrever esas cualidades. Es un buen torero, casi secreto, pues se le ha podido ver en pocas plazas y aun no se ha presentado en cosos como San Cristóbal o Mérida, como matador de toros. Lo cual no es problema, es joven y las plazas seguirán ahí, si se le busca el lado positivo mantiene algo que los aficionados valoran: la novedad.
Tomás se presentó en público en Tovar, su plaza, en un festival el 27 de abril de 2008 donde le cortó las dos orejas a un novillo de Rancho Alegre alternando con los matadores de toros Leonardo Rivera y Rafael Orellana. Se presentó en novillada con picadores en la misma plaza el 4 de septiembre de ese año, estoqueando un novillo de San José de Bolívar, al que cortó una oreja. Tras rodarse y adquirir oficio en plazas de Perú y México, donde llegó a torear con buenos resultados en La México y Aguascalientes entre otras, sumó varias novilladas en Venezuela.
Tomó la alternativa en Tovar el 12 de septiembre de 2014, de manos del español Sánchez Vara, con el testimonio de Eduardo Valenzuela, quienes le cedieron al toro “Amor de Paso”, número 580, cárdeno oscuro con 450 kilos de La Cruz de Hierro. Ataviado de verde esmeralda y oro, el moreno diestro le cortó una oreja. Han sido pocas las corridas que ha sumado Martínez desde ese día, pero en todas ellas ha dejado constancia de sus buenas maneras en diversos cosos de la geografía nacional.
Con el aval de la novedad, Tomás Martínez se ha preparado a conciencia para su compromiso en Tovar el próximo domingo 9 de septiembre con los toros de Rancho Grande alternando con Pérez Mota y César Valencia. Un bonito cartel en el que el joven espada saldrá a por todas. No queda otro camino si se quiere progresar en esta profesión. Dar un toque de atención esa tarde le puede abrir varias puertas a Tomás, que va con las llaves de la ilusión a intentar abrirlas.
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