A Kike Rosales In memoriam
por: José Luis Camacho R.
Al final de la mañana de aquel jueves de feria, bajo las sombra de las pesadas gradas, junto al museo taurino del coso merideño, Kike hizo presencia como maestro de ceremonia.
Agotado el protocolo, fue capaz como siempre de formular, al panel de toreros del cartel de turno, uno de los enigmas más profundos de la fiesta brava; la incómoda, angustiosa y trágica pregunta: ¿Como simbolizar el hecho de encontrarse frente a frente con la muerte?
En segundos percibí que no solo el enigma teológico iba dirigido al panel. Que su profundidad no era obra de la casualidad y que la dirección de la pregunta iba a tocar mis fibras.
Mirándome a los ojos -sentado en primera fila- valerosamente Kike me dejaba abiertamente leer su respuesta. Venía escrita en letras rojas sobre el pañuelo blanco que acorazaba su alma, transformaba sabiamente si implícito presagio, en letras de García Lorca, para luego dejarme su valiente y agraciada enseñanza de vida, en eternos enigmas taurinos para la reflexión.
Sublime encanto el de Kike, encanto que en cada tarde de toros ahogamos en nuestras lágrimas de sangre sobre nuestro pañuelo blanco.
Mérida a los 14 días del mes de septiembre del 2018.
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