El ganadero Victorino Martín ha declarado a ABC que la propuesta supone «una mala forma de entender la democracia, mediante la imposición del pensamiento único, sin respeto a las minorías» Foto: lacerca.com
tomadode: abc.es - por: Andrés Amorós - @abc_cultura
Ya ha conseguido Pablo Iglesias un nuevo titular: ¡enhorabuena! Es lo que buscaba. En una entrevista televisiva, este viernes, ha declarado que, como los toros «no se pueden prohibir por decreto» (eso es lo que él desearía, pero tiene razón al admitir que es imposible) y, «por la complejidad que entraña este asunto», propone un referéndum, «en determinados territorios o, por qué no, en la mayoría», para ver si quieren o no toros. (De paso, ha pedido «que se deje de subvencionar con dinero público» los corridas de toros: algo muy innecesario porque esas subvenciones a los espectáculos taurinos simplemente no existen).
Hace un par de días, el Congreso de los Diputados rechazó otra propuesta, de Esquerra Republicana y Podemos, para prohibir la asistencia de niños a los toros: algo «nocivo» para ellos, pues «pone en riesgo el bienestar de los niños». La rechazó gracias a los votos en contra del PP y de Ciudadanos, y a la abstención -con su habitual ambigüedad- del PSOE.
En realidad, esta propuesta de un referéndum sobre los toros no tiene viabilidad jurídica alguna. La Tauromaquia fue declarada, por Ley, parte integrante del patrimonio cultural inmaterial español. Ninguna Comunidad Autónoma recurrió esa Ley. El Tribunal Constitucional confirmó que, al promulgarla, el Gobierno había actuado dentro de sus competencias.
Según la Constitución, puede existir un referéndum sobre «decisiones políticas de especial trascendencia». Lo convocará «el Rey, mediante propuesta del presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados» (artº 92). En todo caso, la convocatoria de un referéndum es «competencia exclusiva» del Estado central (artº 149). Y, según subraya la Ley Orgánica 2/1980, reguladora del referéndum, la iniciativa política correspondería al Gobierno (artº 6): ahora mismo, al PSOE, que no podría esconderse, alegando -como acaba de hacer, en el tema del acceso de los menores- que no es competencia suya sino de las Comunidades Autónomas.
El ganadero Victorino Martín, presidente de la Fundación del Toro de Lidia, ha declarado a ABC que la propuesta de Pablo Iglesias supone «una mala forma de entender la democracia, mediante la imposición del pensamiento único, sin respeto a las minorías». Tiene razón, sean mayoría o no los aficionados.
El olfato político de Pablo Iglesias es enorme. En estos momentos, es evidente que, para la mayoría de los españoles, la prohibición de los toros es un tema de mayor trascendencia y urgencia que el independentismo catalán, el futuro de las pensiones, la emigración ilegal…
También podría proponer Pablo Iglesias un referéndum sobre la caza, el boxeo, el VAR o la tesis doctoral de Pedro Sánchez. A otros, se les podría ocurrir pedir un referéndum sobre la licitud de que un medio de comunicación español reciba financiación de un gobierno extranjero dictatorial. Sería menos oportunista que lo que él acaba de proponer.
Aunque no le gusten los toros, la propuesta de Pablo Iglesias tiene un nombre muy claro, en el lenguaje taurino: es, pura y simplemente, un brindis al sol.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario