27/7/14

Desde Francia, una herencia de Seboruco: Manolo Vanegas

Foto archivo: blog notiferias

por: Nestor Melani Orozco

Contemplar a Manolo Venegas es volver a los encuentros cuando de lunas y tercios se describen las ceremonias y de encantos en el alma se llevan los ritos sagrados de ser torero. Volver a encontrar los claveles rojos, la mantilla del pueblo y este cante jondo que revive la fiesta ceremonial de un arte y manifestación que une todas las culturas.

Permitirnos las invocaciones que dejan los albores de una tarde de toros, aun cuando los siglos se cobijan de ecos perpetuos y se abren los espacios sagrados para un futuro maestro. Eudder José Vanegas. Llamado en el mundo de los toros como Manolo Vanegas. Hijo de Seboruco pueblo tachirense de Venezuela y con una juventud propuesta a los sentidos del alma, recorre los cortijos de España, plazas de toros y se abre a los sentimientos de un torero descrito en una canción. Cuando Domingo López Chávez le aporta la búsqueda hermosa de un futuro. En plazas de Andalucía, de Granada y hasta Francia hecha una ovación de orejas, y pañuelos blancos, en las visiones de David Fandila “El Fandi” el mayor banderillero del mundo quien ha puesto fe en el joven de Seboruco para convertirlo en la gran promesa de America.
Las convocatorias de hermandad de Javier Conde y los senderos humanos de un poeta naciendo torero. En las entregas majestuosas de toda una vocación que se convertirá en los sentidos mágicos de su arte.

En la ciudad francesa de Vauvert el pasado 6 de julio salio en hombros con la suerte de maestro, alternando con el matador Marc Serrano y el francés Louis Usson. Tras su debut en la bella plaza de Ledezma en la provincia de Salamanca, con toros de Antonio Palla y alternando con Alejandro Marcos y Alberto Escudero, saludos al tercio grande de Vanegas y la leyenda nueva de Venezuela donde las emociones convertirán su estilo en una visión poética de las corridas toros. Manolo Vanegas ahora desde los encantos de Madrid y los azules de Francia, nos permitirá saber de sus andares de futuro Maestro cuando de colores grana y oro nazcan de las multitudes para presenciar su destreza y la pureza de un artista del ruedo y de un torero.

Esto anuncia en carteles y manifiestos. Ya se encuentra en España el promisor novillero tachirense Manolo Vanegas; joven perteneciente a una dinastía torera: Nieto de torero y familia de torero; viene de la rama de su abuelo el legendario novillero marabino: Eudes Fernández quien se anunciaba en los carteles como "El Mara". Actuó en sus tiempos por tierras andinas mostrando su arte en los pueblos donde toreó con mucho decoro.

Posteriormente, Eudes Fernández se dedicó a ser empresario, llegando a organizar las ferias de muchas poblaciones andinas. Su gran afición lo llevó por distintas partes de la geografía nacional venezolana; este propulsor llevó la Fiesta Brava con ese romanticismo que en él perduró con toda esa trashumancia que da ser empresario en regiones donde nunca se daban toros. Eudes Fernández supo regar el toreo en toda la zona andina y marabina. Eudes Fernández “El Mara” falleció hace mas de 20 años, por lo que no pudo conocer su fruto; pero su semilla taurina quedó sembrada en su hija: Damaris Fernández, quien es la madre de Manolo Vanegas un novillero a quien por su venas también le fluye la sangre de torero; al igual que a sus primos: César Vanegas: matador de toros de muchos éxitos en Venezuela y América mas aun la figura de la actualidad.

A través de Paola Melani recibimos con orgullo la gran noticia de sus triunfos y de sus escalafones en los carteles de Europa, España y Francia, cuando escribe cartas a mi hijo Pepe Melani, quien en su devoción taurina lleva una verdadera memoria de toreros, hechos y toda la expresión de la Fiesta de los Toros, permitiendo al hijo de Seboruco todos los sentidos del futuro para la distinguida remembranza de una figura de América. En buena hora las tardes de toros, con claveles rojos y azucenas, con guirnaldas y entre las reminiscencias la pureza y la dicha de un joven valuarte del Táchira abriendo plazas con honor y dignidad... para que vivan los gritos del alma cuando el arte de Manolo Vanegas hace sentir a las multitudes. 


En nombre de Dios el mayor de los aplausos. Y un día llevará el manto nazareno de Medarda, Santa de Seboruco, con claveles de Santa Rosa para saber de la luna nueva y cantar en los secretos de su mundo con amapolas y orquestas consagradas a la gracia de un pasodoble torero. ¡Valla Manolo¡ que la esperanza llevará los mayores sentimientos de Venezuela en las raíces de España y en las tardes revestidas de multitudes a la majestad inmensa de un Maestro...

Por siempre a la memoria de su abuelo Eudes Fernández, y el gran esfuerzo humano y sabio de aquel personaje que ha hecho toreros: el viejo maestro César Vanegas, llamado “Fulichán”, hacedor de una manifestación en el arte de los toros. Único ejemplo de una escuela sagrada y taurina. A la virtud de su herencia entre los siglos y la pureza virtuosa de un artista del ruedo, para que vivan de amor los millones de aplausos...eternidad venidera de las multitudes

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