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Los pamploneses se vuelcan con San Fermín

Los pamploneses acompañan a San Fermín en su procesión. En la imagen, a su paso por la Plaza Consistorial. Foto: EFE - abc.es

* La procesión del Santo es uno de los momentos más bonitos y emotivos de todos los Sanfermines.

tomado de abc.es - por: PABLO OJER @PABLOOJER / PAMPLONA - 07/07/2014

Ni el fresco ni la amenaza de lluvia ha impedido que decenas de miles de personas se hayan echado hoy, día grande de los Sanfermines, a la calle para honrar a San Fermín, copatrón de Navarra y auténtico protagonista de las fiestas más internacionales de España.

Ataviados con jerseys y chaquetas, miles de personas acompañan la imagen del «Santo morenico» por las calles del casco antiguo de la ciudad en uno de los actos más esperados, bonitos y emocionantes de los Sanfermines. Familias con hijos pequeños, personas que llevan ya unas cuantas horas en pie para acudir al encierro y ojerosos jóvenes que han pasado toda la noche de juerga se arremolinaban por las calles para pedir la bendición de San Fermín.

La comitiva, conformada por la Corporación municipal en traje de gala, la banda municipal de La Pamplonesa, el cabildo catedralicio y la Comparsa de Gigantes y Cabezudos acompañan la imagen, que data de finales del siglo XV, entre el fervor de los pamploneses y muchos visitantes.


Los tres «momenticos»

La procesión vive su punto álgido en tres «momenticos» que se producen a lo largo del recorrido. La jota de la plaza del Concejo; el Agur Jaunak en «el pocico», lugar donde el patrón de la ciudad, San Saturnino, bautizó a los primeros cristianos; y el canto que le tributa una rondalla en la calle Mayor hace que la emoción se refleje en los ojos de todos los asistentes.

Los pamploneses se vuelcan con San Fermín. EFE

«El pocico» donde, según la tradición, San Saturnino bautizó a San Fermín
Pero «El Momentico» por antonomasia, se produce cuando la corporación municipal acompaña al cabildo catedralicio a la seo y al atravesar el atrio catedralicio los Gigantes, enormes figuras pasan de los cuatro metros de altura, deleitan a los asistentes con sus bailes mientras repiquetea la campana María, la más grande de la catedral con 12.000 kilos.

Es un acto cargado de emociones y sentimientos, el preferido para muchos pamploneses durante los Sanfermines. A pesar de las previsiones meteorológicas, este año también ha podido celebrarse afortunadamente entre el fervor popular.

Una vez más, Pamplona ha mostrado y demostrado su amor por este Santo tan querido y admirado en toda Navarra.

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