12/8/13

Los mano a mano de Valencia

Una forma de atraer la atención de aficionados y seguidores de toreros. Foto: blog cornadasparatodos

por: Enrique Barrios Barrios

EL JULI Y MANZANARES.-

Movido por los mano a mano efectuados durante los días 26 y 27 de Julio del 2013 que lucían como espectaculares, tuvimos la osadía de atravesar el charco para arribar a Valencia, la señorial y bella ciudad del naciente español, a fin de presenciar en su majestuosa plaza de toros de la calle Játiva, dos espectáculos taurinos contenidos en igual número de corridas, en las cuales iban a participar las figuras estelares de Julián López –El Juli- y José María Manzanares en la primera de ellas, y Alejandro Talavante con José Antonio Morante de la Puebla en el evento siguiente.

En el primer mano a mano, el encierro formado por cuatro ejemplares de Domingo Hernández y dos toros pertenecientes a la ganadería de Garcigrande, además de tener escaso trapío resultaron mansos y deslucidos, estrellándose las ganas del Juli quien había comenzado su toreo colocándose a portagayola. Solamente pudo cortar oreja en el primero y tercero de su lote, siendo esta última protestada por el público. Manzanares enfrentó a los toros más descastados, cortando únicamente en sus tres faenas un apéndice, dando la impresión de encontrarse aburrido y despistado.


Foto: elmundo.es



TALAVANTE Y MORANTE.-

El segundo mano a mano coincidió con el anterior en lo que respecta a la premiación. Es así como Alejandro Talavante al lidiar tres ejemplares de Victoriano del Río, alcanza el trofeo de dos orejas, una en su primer toro y otra en el tercero, mientras que Morante se hace acreedor de un apéndice que cercena al animal con que cierra su presentación, pertenecientes los tres bureles al hierro de Juan Pedro Domecq. Sobresale Talavante por sus estatuarios y brillantes faenas de muleta.


MORANTERIAS.-

Daba la sensación que Morante no iba a poner en evidencia sus genialidades artísticas, pues llegó a considerarlo imposible con los astados a los que debía lidiar. Pero en su último toro, sorpresivamente surgió la inspiración y si en toda la tarde venía disgustando su marcada abulia, comienza a torear de locura, generando su particular pellizco, permitiendo que el prestigioso periodista taurino José Luis Benlloch calificara su actuación como un “manojo de moranterías“. La plaza aplaude febrilmente al torero y le tributa un prolongado olé, especialmente por realizar la suerte suprema con efecto fulminante, que obliga al Presidente del festejo a conceder el premio de la oreja.

enbebe@hotmail.com

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