El aficionado taurino se merece respeto; la verdad debe conocerla por muy cruda que sea.
por: Giovanni Cegarra
Dos importantes Ferias Taurinas Venezolanas ocupan la atención de los taurómacos en el occidente de Venezuela: la XLVIII Feria Internacional de San Sebastián en "La Ciudad de La Cordialidad", San Cristóbal, Estado Táchira, del 25 al 29 de enero y luego, la XLIII Feria del Sol, Carnaval Taurino de Amèrica, del 16 al 21 de febrero, en "La Ciudad de Los Caballeros", Mérida, Estado Mérida.
Vale esta oportunidad cuando todos preparamos las maleticas para asistir a estas dos importantes Ferias Taurinas venezolanas, para hacer un franco llamado, en primera instancia, a las Comisiones Taurinas de San Cristóbal y Mérida, para que sean conscientes y sensatas a la hora de otorgar los trofeos, no se dejen llevar por manipulaciones e intereses personalistas que surjan desde el callejón de cada Plaza de Toros; y de segunda, a los colegas de los medios de comunicación, que de una u otra forma acudirán a ellas, para registrar con sus crónicas lo que acontezca en cada novillada y corrida de toros, a que sean sinceros en lo que narran y escriben; que prevalezca la sinceridad.
La sinceridad vaya por delante; cueste lo que cueste, duela a quien le duela; que lo que el aficionado lea en los medios impresos o escuche por medios radiales, en cada corrida de toros, sea lo real, lo verídico y no se maquille lo que no puede maquillarse, porque el gran perdedor, es la Fiesta Brava.
Nuestra Fiesta Brava tiene más enemigos dentro que afuera de ella. Por ello, la sinceridad taurina vaya por delante en la Feria de San Sebastián de San Cristóbal y en la Feria del Sol, Carnaval Taurino de América de Mèrida.
El aficionado taurino se merece respeto; la verdad debe conocerla por muy cruda que sea, el escribirla, el narrarla, el comentarla con sinceridad hará más beneficio a nuestra Fiesta Brava, que el mentir en complacencia de quien no se merece la mentira piadosa, que tanto daño hace a lo taurino.
Que el Santo reparta suerte en San Cristóbal y en Mérida, la sinceridad taurina vaya por delante y olé.
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