El Coliseo El Llano de Tovar, registró una buena entrada en esta segunda tarde de feria. Casi tres cuartos de aforo y seis orejas de distinto mérito, ante ejemplares de variado comportamiento con los hierros molineros de "Rancho Grande" y "El Prado".
Abrió plaza el rejoneador José Luis Rodríguez con un manso de "Los Aránguez" que se plantó en los medios sin acudir a los cites, y que permitió a José Luis desarrollar sus conocimientos echando prácticamente el caballo encima para colocar rejones de castigo y las banderillas a una mano. Un certero medio rejón de muerte bien colocado, le permitió recibir la primera oreja de la tarde.
DAVID DE MIRANDA con un bravo jabonero de "El Prado", muy exigente, desarrolló una faena sin tiempos muertos con derechazos de temple y sitio, trío de naturales en los medios y más derechazos largos con cadencia, aprovechando al máximo la nobleza de "Enamorado". Una estocada casi fulminante tiró patas arriba al molinero. La pañolada pidió las orejas que en plural otorgó usía.
Otro género tenía su segundo oponente, con el cual ejecutó faena hecha en las cercanías desde la entrega y la técnica. Una estocada caída de rápido efecto reventó en cerrada ovación.
ANTONIO SUAREZ se llevó lo peor en el sorteo y pese a ello con pulso sereno, cada pase tuvo mérito y estética. Con el capote dibujó verónicas de mentón hundido y buenos derechazos antes que se parara el astado que despachó de estocada de libro siendo aplaudido.
Con el otro, el esfuerzo por agradar de Suárez pudo verse en una tanda de cuatro naturales de impecable ejecución. Luego ceñidos molinetes y ni un pase más permitió el astado, pese a vanos intentos. Nuevamente el uso de la espada efectiva le granjeó aplausos tras decorosa actuación de disposición y buen gusto.
OLGA CASADO tuvo triunfal debut como novillera en Venezuela con el astado "Consentido", número 2 de "Rancho Grande". Buen recibo capotero con buenas verónicas y media. Larga labor muleteril sobre ambas manos con gracia femenina y dominio. Naturales templados en los medios y en las postrimerias, circulares y desplantes. Medio espadazo de inmediatos efectos, caló en el público que pidió las dos orejas otorgadas en medio de ovación general.
El último de la tarde noche, un castaño de "El Prado", sembró el desconcierto en el ruedo, derribó al picador y le causó gran susto al banderillero José Antequera que fué llevado a la enfermería con un fuerte golpe en la rodilla.
Casado con pleno dominio de la situación logró someterlo en su muleta con pases por alto, derechazos a un astado que al final terminó embistiendo y que aprovechó la joven torera con teson, naturalidad y elegancia. Un espadazo caído de rápido efecto puso otra oreja en sus manos, para finalmente ser izada a hombros junto a David de Miranda y abandonar la plaza con sabor a gloria.
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